El Látigo: All Star NBA, malestar y ventanas FIBA

Ya hace años que al All Star de la NBA se le llama Mal-Star. En las últimas ediciones parecía que multasen por defender y que se jugara con cuatro aros en vez de dos, solo así se explica la magia de tanta estadéstica escandalosa. En 2016 quedaron: Oeste 196 – Este 173; y en 2017: O. 192 – E. 182

Adam Silver ha reaccionado pero se ha dejado llevar por el dinero del nuevo contrato con las televisiones, dejando en segundo plano al público. En el All Star 2018 el votar se va a acabar, o casi. La voz de los fans pesará menos.

El público va a votar, sí pero no. La nueva fórmula dará superpoderes a los dos jugadores más votados [el año pasado, Lebron James y Stephen Curry], quienes en el All Star Wekeend de Los Angeles en podrán hacer un quinteto mezclando estrellas de una u otra conferencia…

Brilla poco que la renovación del All Star pase por restarle relevancia al público y alimentar todavía más el ego de unos deportistas insoportablemente ególatras cuando, al final, sin gente en los pabellones, ni en la tele o las webs, la NBA no tendría ni sentido ni dinero.

No es fácil hacer más competitivo el Partido de las Estrellas cuando los salarios de sus protagonistas llegan más arrriba que el cielo y la identificación jugador-club está más baja que la autoestima de Puigdemont pero podrían mirar a otros deportes. Hay torneos donde optan por dar ventajas deportivas a la conferencia ganadora, y ese parece buen señuelo, mejor solución.

Imaginemos, gana el Oeste, pues… ventaja de campo para el finalista western de la NBA en caso de empate. Digo, sin decir, por dar ideas, ejemplos.

Eso sí, conviene aplaudir el esfuerzo que supone esta decisión de cambio. Innovar recalca que la liga estadounidense de baloncesto nunca duerme. Mientras, aquí, en Europa, nuestro deporte se tira por las ventanas del conflicto entre la FIBA y las federaciones de cada país, armando un ruido que quita el sueño a muchos y que ojalá no se convierta en pesadilla de todos. En eso, míster Silver, admito que le tengo envidia.

Por cierto, me cuentan que Scariolo ya está buscando una cama elástica para cuando se abran las ventanas. A nadie le gusta saltar al vacío… sin red. Las ventanas están para disfrutar del paisaje y no para tirarse por ellas.

Photo NBA Media

Xabier Sanmartín C. / Periodista y Asesor de Comunicación en http://www.amplitude.es/

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