27 años no son nada, el recuerdo de Fernando Martín no pierde fuerza

3 de diciembre, una fecha muy señalada para todo amante del baloncesto. Triste, como la muerte anticipada de otros baloncestistas, pero Fernando Martín siempre fue especial

Resumir la carrera de Fernando Martín no es nada fácil. Tras destacar desde muy joven en el Estudiantes, en la temporada 81/82, con 19 años, ficha por el Real Madrid, donde se convertiría en un icono blanco. Cinco temporadas llenas de títulos, 4 ligas, 2 copas y la Recopa del 84, solo la Copa de Europa se le resistía en aquella época al Real Madrid. La selección española también se aprovechó de su garra y calidad, ganando una plata europea, en el 83, y la siempre histórica plata olímpica de Los Angeles 84, esa que nos pegó al televisor durante todas aquellas noches.

A Martín, donde en su última temporada en la ACB, la 85/86, promedió 23.3 puntos y 6.9 rebotes, se le quedaba pequeña Europa, quería dar un paso más en su carrera, quería jugar con los mejores del mundo, ir a la NBA. Pero no a la NBA de hoy en día donde la globalización ha permitido que el peaje no sea tan duro, si no en la NBA de los 80, donde ver un europeo era casi como ver un perro conduciendo con carnet, algo sencillamente increíble, anecdótico.

Martín le puso la tilde a los apellidos en Estados Unidos, se fue a los Portland Trail Blazers, hizo historia, el segundo europeo tras Glouchkov en jugar en la NBA. 147 minutos, 24 partidos, 0.9 punto y 1.2 rebote por partido. Pobres números para un hombre mucho más grande que los 2.05 que medía. ¿Por qué? Sobre todo falta de confianza, su entrenador nunca le tuvo en consideración, los Blazers nunca fueron un destino fácil para un europeo, que se lo digan a Petrovic, otro mito blanco que la carretera sesgó su vida, años después, y mucho más adelante un Sergio Rodríguez que sufrió la indiferencia de la franquicia de Oregon.

Tras su año NBA volvió al Real Madrid, y volvió a su status de estrella en el viejo continente. Los blancos de su mano volvieron a la senda de los títulos, la Korac del 88, y la copa y Recopa del 89, con Petrovic como compañero.

Así vamos llegando, poco a poco, al momento fatídico, al inicio de la 89/90, a ese 3 de diciembre de 1989, a aquella M-30 de Madrid, a ese Lancia Thema 8:32, que curiosamente mi padre tuvo uno hace años, a ese preciso momento y lugar cuando me enteré, con 15 años, que Fernando Martín había muerto a los 27 años de edad. Maldita carretera.

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