A Boston le vuelven a entrar los triples y arrasa en el MSG, 115-93 [1-2]

El Madison Square Garden presenció una auténtica exhibición de los Celtics en el Juego 3 de la serie. Boston desató un vendaval de triples ante unos Knicks incapaces de encontrar respuestas en defensa ni acierto en ataque. El 115-93 final refleja la abrumadora superioridad de los visitantes, que golpearon desde el inicio y no soltaron el control en ningún momento

estadísticas oficiales

Los Celtics llegaban a este encuentro con un pobre 25 de 100 en triples en los dos primeros partidos, pero la historia cambió drásticamente en Nueva York. Boston anotó sus tres primeros intentos desde la larga distancia y, a partir de ahí, el aro pareció ensancharse. No se limitaron solo al perímetro; Jayson Tatum asumió un papel agresivo en sus penetraciones, buscando el aro con convicción y generando desequilibrio en la defensa neoyorquina. Mientras, los Knicks salieron al parqué con tensión y sin ritmo. Los tiros se quedaban cortos, rebotaban en el aro o ni siquiera encontraban el tablero. Un triste 2 de 11 en los primeros minutos forzó a Tom Thibodeau a pedir un tiempo muerto, pero el rumbo no cambió.

El primer cuarto fue un reflejo de lo que sería el partido. Payton Pritchard, inesperado protagonista, cerró el periodo con un tiro en suspensión sobre la bocina que puso el 36-20 en el marcador. Los Celtics habían firmado un increíble 58% en tiros de campo y un 6 de 7 en triples, mientras que los Knicks apenas lograron un 35% de efectividad y un desastroso 1 de 7 desde el perímetro. La única bocanada de aire para Nueva York vino del rebote ofensivo, con Mitchell Robinson capturando dos de los cinco que consiguieron en ese arranque.

Las cosas no mejoraron en el segundo cuarto. Boston mantuvo la puntería afinada y elevó la presión defensiva. Cada intento de penetración de los Knicks era frustrado, y los cortes hacia el aro se convertían en pérdidas o en malas decisiones. La ventaja llegó a ser de 25 puntos antes de que un pequeño arrebato de los locales la redujera a 17, despertando a un Garden que parecía dormido. Pero fue solo un espejismo; Tatum y los francotiradores de Boston volvieron a silenciar el pabellón con una ráfaga de triples. Al descanso, los Celtics registraban un asombroso 12 de 19 desde el arco y un 55% en tiros de campo, mientras que Nueva York naufragaba con un 2 de 12 en triples y un 40% general. Karl-Anthony Towns (13) y Jalen Brunson (12) mantenían como podían a los suyos, pero la realidad era clara: el dominio en el rebote (24-19 para Boston) y el acierto exterior eran una losa imposible de levantar.

El tercer cuarto arrancó con la misma tónica. Los Celtics ampliaron la ventaja hasta los 31 puntos, su máxima en el partido. Un parcial de 8-0 de los Knicks encendió momentáneamente a los aficionados, pero cada vez que el equipo local intentaba despertar, Derrick White o Tatum respondían con un triple o una acción de “and-one” que devolvía la calma a los de Mazzulla. La desesperación de Nueva York se tradujo en pérdidas evitables y un retroceso defensivo lento y desorganizado, que Boston aprovechó sin piedad.

Con el último cuarto llegó un tímido intento de reacción. Brunson encadenó dos triples y McBride sumó otro para reducir la diferencia a 20 puntos. Boston, implacable, pidió un tiempo muerto y volvió a la carga. Los Knicks se quedaron sin ideas y los Celtics continuaron castigando con transiciones rápidas y triples que rompían cualquier atisbo de esperanza. A falta de tres minutos, Thibodeau decidió sentar a sus titulares, aceptando la derrota con un marcador que apenas había bajado de los 20 puntos desde el segundo cuarto.

En el plano individual, OG Anunoby tuvo una actuación para el olvido, con solo dos puntos en 1 de 6 en tiros y una escasa aportación en el rebote y la distribución. Brunson lideró a los Knicks con 27 puntos, aunque sus cuatro pérdidas de balón evidenciaron la frustración por un partido en el que intentó demasiado. Towns sumó 21 puntos, Josh Hart 10 y Mikal Bridges 12, pero fue insuficiente para competir ante el rodillo verde.

Por parte de los Celtics, Payton Pritchard fue el héroe inesperado. El sexto hombre anotó 23 puntos y fue un quebradero de cabeza constante para la defensa de los Knicks. Cada vez que Nueva York amagaba con acercarse, ahí estaba él para acertar un triple o realizar una gran jugada defensiva. Tatum (22), Brown (19), Al Horford (15), Jrue Holiday (8) y Derrick White (17) completaron una actuación coral. Kristaps Porzingis, aún afectado por una infección viral, apenas jugó 19 minutos en los que sumó cinco puntos.

Boston no solo ganó, sino que envió un mensaje claro: si encuentran el acierto desde el triple, son un equipo prácticamente imparable. Nueva York, mientras tanto, deberá encontrar soluciones rápidas si quiere evitar que esta serie se escape sin remedio.

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