Probablemente todos lo hemos dicho alguna vez en la vida, ya sea de niños, adolescentes o adultos. Es una frase que usamos casualmente, como parte de las normas sociales, sin mucha consideración. Se la decimos a amigos, familiares y, sobre todo, a nuestros competidores. Parece inofensivo, hasta que deja de serlo
¿Adivinas a qué me refiero?
Apuesto a que no adivinas el color en el que estoy pensando, ni quién estará en nuestra cena esta noche. Apuesto a que no puedes encestar cinco tiros libres consecutivos, y apuesto a que el Real Madrid ganará el campeonato. ¿Lo pillas?
Esas dos palabras, esa frase, “Te apuesto”, a veces pueden, muy fácilmente, llevar a alguien al hábito del juego.
Sin duda, hay grados; desde el apostador ocasional de fin de semana hasta el alma “enganchada”, “que no puede parar de apostar a todo”, perdida en ese mundo de probabilidades, victorias, empates y derrotas. A veces me pregunto cuántas personas que asisten a eventos deportivos se concentran más en sus apuestas que en animar a su equipo, y me pregunto si parte de la mala conducta que presenciamos en los estadios deportivos es consecuencia de la presión del juego y la ansiedad por perder dinero. Lo he visto de cerca a través de un familiar que luchó contra la adicción; su comportamiento y comentarios mientras veía o incluso participaba en eventos deportivos eran a menudo vergonzosos y embarazosos.
Para quienes no lo sepan, las apuestas deportivas, prohibidas durante muchos años, ahora se han legalizado. De hecho, probablemente haya más sitios de apuestas en línea que deportes. Ahora se pueden encontrar innumerables opciones en línea para apostar en casi cualquier deporte, en cualquier parte del mundo.
Y es prácticamente imposible elaborar una lista detallada de la cantidad de aspectos deportivos (ganador-perdedor, diferencia de puntos, máximos anotadores, menos de, más de, rebotes ofensivos o defensivos, número total de tiros libres lanzados o encestados, etc.) en los que se puede apostar. A menudo reflexiono y compadezco a las muchas vidas y familias que han sido destrozadas por el problema del juego, clínicamente conocido como ludopatía o ludomanía, que se define como una conducta de juego a pesar de sus consecuencias económicas negativas.
Pero, por desgracia, las apuestas deportivas se han vuelto comunes. Son legales y ahora son un aspecto ampliamente aceptado y muy promocionado del deporte profesional.
Han tenido un impacto profundo y complejo en el deporte profesional a nivel mundial, con consecuencias tanto positivas como negativas.
A continuación, se presentan los aspectos positivos y negativos de todo esto.
Impactos positivos
Aumento de ingresos
Patrocinios y colaboraciones: Las casas de apuestas apoyan ligas, equipos y eventos (como Betway, DraftKings, FanDuel, etc.).
Acuerdos de retransmisión: Las promociones de juegos de azar han aumentado los ingresos por medios de comunicación.
Licencias y regulación: Los países con apuestas deportivas legalizadas (como el Reino Unido, algunos estados de EE. UU. y Australia) se benefician de los ingresos fiscales y de una mayor inversión en deportes.
Participación de los aficionados
Las apuestas (en particular, las apuestas en directo o de fantasía) aumentan la audiencia, la implicación emocional y la interacción con los partidos.
Las aplicaciones y plataformas han gamificado la visualización deportiva, atrayendo a nuevas audiencias.
Auge de datos y análisis
Los mercados de apuestas generan una demanda de estadísticas completas en tiempo real y análisis predictivos, que también se utilizan en el entrenamiento, la formación y los comentarios.
Impactos Negativos
Amaño de Partidos y Corrupción
Entre los escándalos más destacados se incluyen: 2000: Escándalo de críquet de Hansie Cronje (Sudáfrica), 2006: Escándalo de la Serie A “Calciopoli” (Italia), y las investigaciones en curso sobre amaño de partidos de tenis realizadas por la Unidad de Integridad del Tenis.
Las ligas de menor nivel son particularmente susceptibles debido a la reducción de los salarios de los jugadores.
Problemas de Integridad
Incluso la mera percepción de que los partidos se ven comprometidos por las apuestas puede minar la confianza del público.
Las ligas han tenido que aplicar estrictas medidas de integridad, prohibir las apuestas a jugadores y entrenadores y establecer sistemas de monitoreo.
Adicción y Salud Mental
La adicción al juego afecta a atletas, aficionados y personal.
Algunos atletas han sufrido pérdidas personales y financieras debido a problemas con el juego (por ejemplo, Paul Merson y Joey Barton).
Exposición a la Juventud
Los anuncios durante las transmisiones en vivo con frecuencia se dirigen o llegan involuntariamente a los espectadores más jóvenes, lo que plantea dudas éticas sobre la normalización del juego.
Se han iniciado numerosas investigaciones sobre resultados cuestionables o comportamientos inusuales en las apuestas en las ligas balcánicas y competiciones menores. Los anuncios de apuestas se muestran de forma destacada durante los partidos en directo y en la equipación de los equipos.
Finalmente, países como España e Italia han tomado medidas para limitar o prohibir la publicidad de juegos de azar en el deporte, como se refleja en el Real Decreto de 2021 de España.
Personalmente, no tengo ningún problema con estas plataformas ni con las ligas que las utilizan. Elijo no interactuar con ellas por motivos personales y profesionales. Si bien no profundizaré en mis opiniones, como exjugador y entrenador profesional, nunca apostaría en eventos con tantos factores impredecibles. Sin embargo, cada uno tiene sus preferencias.
Reflexionar sobre la multitud de estos sitios de apuestas me recuerda un viejo anuncio de mi juventud en Nueva York, donde un anuncio persistente de un concesionario de coches usados proclamaba: “El dinero habla, nadie camina”. A estas plataformas de apuestas, yo les replicaba: “¡El dinero no habla, grita!”. Y para quienes usan estos sitios, les aconsejo que recuerden la frase: “¡La casa siempre gana!”.
Pueden apostar a eso.


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