Los Oklahoma City Thunder ganaron este domingo el segundo título de su historia —el primero desde su mudanza desde Seattle— al imponerse por 103-91 a los Indiana Pacers en el séptimo partido de unas Finales vibrantes, marcadas por el golpe emocional que supuso la lesión de Tyrese Haliburton y la exhibición de liderazgo de Shai Gilgeous-Alexander a pesar de su mala tarde en el tiro
El partido arrancó con una intensidad eléctrica, y en los primeros compases se vislumbraba un duelo abierto. Indiana, sin complejos y con una defensa agresiva en primera línea, no dejó respirar a Shai ni a los generadores exteriores de los Thunder. Sin embargo, todo cambió a los siete minutos de juego.
Haliburton, director absoluto de los Pacers, cayó al suelo tras una acción sin contacto directo. La repetición mostraba un gesto claro de dolor en su pierna derecha. Su padre confirmó después los peores temores: lesión en el tendón de Aquiles. A pesar del mazazo anímico, Indiana no se vino abajo. Con un encendido Mathurin, muy activo desde el perímetro, y buenos minutos de Siakam y McConnell, los Pacers cerraron la primera parte con ventaja mínima (48-47), mientras Oklahoma parecía aún desconectado y sorprendido por la solidez del rival.
Fue tras el descanso cuando el partido se rompió. Mark Daigneault ajustó las marcas en defensa, cargó el rebote ofensivo y exigió ritmo desde el primer pase. Y Shai respondió. El MVP de la temporada firmó un cuarto para enmarcar: dirigió con autoridad, encontró espacios en el pick and roll con Holmgren y castigó cada mala rotación con sus penetraciones milimétricas. Sumó 11 de sus 29 puntos en este tramo y repartió 5 de sus 12 asistencias.
Jalen Williams, que había tenido una primera mitad gris, despertó con dos triples consecutivos que levantaron al público y ampliaron la diferencia. Indiana, ya sin su base titular y con su rotación muy forzada, se vio totalmente superada: parcial de 34-20 para cerrar el cuarto y una diferencia de 13 puntos (81-68) que ya sería inamovible.
Aunque los Pacers no se rindieron —de hecho, recortaron a ocho tras un triple de Nembhard mediado el último cuarto—, el control era ya completamente local. Oklahoma manejó los tiempos, seleccionó sus ataques y mostró una madurez impropia de un equipo tan joven. Chet Holmgren (18 puntos, 9 rebotes, 4 tapones) fue un muro en defensa, frustrando las penetraciones de Siakam y Mathurin, y Caruso aportó su habitual intensidad en ambos lados.
Cada vez que Indiana amagaba con acercarse, Shai o Jalen respondían. A falta de 2:15, una flotadora de Gilgeous-Alexander —tras dejar atrás a McConnell con un cambio de ritmo— puso el 99-89 que desató la fiesta. El resto fue celebración y cierre. Los Thunder había culminado una temporada de 84 victorias con el mayor premio de todos.
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