En un partido para el olvido, el Río Breogán vivió una noche negra en Zaragoza al ser ampliamente superado por el Casademont Zaragoza. La derrota, una de las más dolorosas de su trayectoria en la ACB, fue especialmente dura tras un primer cuarto competitivo, pero el equipo lucense se desmoronó en el segundo y no pudo levantarse, arrastrándose en la cancha hasta el pitido final. Los locales dominaron a placer durante 30 minutos, frente a un Breogán que se quedó sin energía ni respuestas
La intensidad inicial del duelo hizo pensar en un partido ajustado. Ambos equipos intercambiaron canastas y triples, con Bojan Dubljevic y Joaquín Rodríguez liderando al Zaragoza, mientras que Charlie Moore y Edin Atic mantenían el pulso en el Breogán. Pero una seguidilla de triples de Dubljevic y Santi Yusta puso en aprietos al Breogán, forzando al técnico Veljko Mrsic a pedir un tiempo muerto para ajustar la defensa y bloquear los tiros abiertos de Zaragoza. Los de Mrsic lograron reducir momentáneamente la diferencia con un parcial de 2-8, aunque al final del primer cuarto Zaragoza seguía liderando el marcador por 24-18.
Ya en el segundo cuarto, el Breogán comenzó a perder fuelle. Nackic, hasta entonces discreto, abrió el cuarto con un 2+1, pero Zaragoza reaccionó con rapidez y se lanzó al ataque con Bango dominando la zona y aprovechando las debilidades del juego interior visitante. Tras un nuevo tiempo muerto de Mrsic, el Breogán intentó recuperar el ritmo, pero el Casademont Zaragoza se mostraba imparable. El equipo dirigido por Porfirio Fisac sumaba puntos con facilidad, sin dar opciones a un Breogán que se veía cada vez más desbordado. Un parcial de 32-11 en apenas diez minutos dejó a los lucenses contra las cuerdas y con el marcador en 56-29 al descanso.
Con el partido prácticamente sentenciado, el Breogán necesitaba al menos mejorar su imagen en el tercer cuarto. Sin embargo, los lucenses se presentaron con la misma falta de ideas en ataque y sin la intensidad necesaria en defensa. Los jugadores de Zaragoza no desaprovecharon la situación, y siguieron aumentando la ventaja sin mayores dificultades. Mrsic intentaba mantener la moral de sus jugadores y evitar una caída aún más profunda, pero el Zaragoza terminó el tercer cuarto con un abultado 84-42, que reflejaba la impotencia del Breogán.
En el último tramo del partido, el Breogán intentó frenar el vendaval de Zaragoza enfocándose más en la defensa, aunque sin éxito. Las canastas de los locales continuaban entrando desde todas las posiciones, poniendo fin a una noche que quedará en la memoria del equipo gallego como una de las más duras de su historia.
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