Partido duro en el que los azulgranas mostraron orgullo, garra y lucha propias de un equipo campeón. Duelo de trincheras en la que el Barça salió victorioso ante un CSKA de Moscú que planteó un partido tosco, rudo, una batalla en toda regla. Triunfo blaugrana por 81 a 73 que deja a los de Sarunas Jasikevicius líderes de la competición, empatados a 8 victorias y dos derrotas con Milán y Real Madrid. Por su parte CSKA queda momentáneamente fuera de zona de playoffs con los mismos triunfos que partidos perdidos, 5
En un encuentro que se preveía caliente, la puesta en escena de los dos equipos fue todo lo contrario. Catalanes y moscovitas salieron al parqué muy fríos, viéndose en los primeros compases de partido muchas imprecisiones por parte de ambos conjuntos. CSKA arrancó el partido castigando al turco Sertac Sanli, que en menos de un minuto ya había cometido dos faltas personales. Ante esta tesitura, Jasikevicius no tuvo más remedio que sentarlo en el banquillo.
Tanto Barça como CSKA tenían claro su guion, y este no era otro que no dejar al rival coger las riendas del partido. Para ello no dudaban en cortar cualquier atisbo de contraataque con falta personal. Las trincheras estaban puestas y el resultado lo sufría (7-7 minuto 5).
En este primer cuarto anotar se estaba convirtiendo en una quimera. Jokubaitis con 6 puntos se convertía en el faro azulgrana y dos puntos suyos, certificaban el empate a 13 con el que se acabaría este primer acto.
El inicio de segundo cuarto sentó mejor al conjunto culé. Si en los primeros diez minutos Jokubaitis guio a los azulgranas, en este tramo de partido lo hizo Kyle Kuric. El americano con 7 puntos prácticamente consecutivos daba la primera ventaja a los locales (24-19 minuto 14) y Itoudis se vio obligado a parar el partido.
La tensión y la lucha eran muy palpables. Las defensas asfixiaban a los ataques y para conseguir una canasta había que picar mucha piedra. En los compases finales de este segundo periodo el Barça amplió la ventaja.
Cinco puntos de Nikola Mirotic y otro triple de Kuric, dieron la máxima ventaja a los de Saras (36-24 minuto 19). Brandon Davies anotaría sobre la bocina para situar el definitivo 38 a 27 con el que finalizaría la primera mitad.
El regreso de vestuarios tuvo un nombre, el de Johannes Voigtmann. El alemán con tres triples seguidos acercaba a los moscovitas (41-36 minuto 22), más entonados, aún más agresivos y con una marcha más en su juego. El parcial cinco a dieciocho, dejó helados a los locales que vieron en un abrir y cerrar de ojos como la ventaja adquirida en el primer tiempo se había esfumado. Tras otro triple de Voigtmann, CSKA se puso por delante (43-45 minuto 24).
El conjunto ruso y en especial sus hombres interiores estaban acribillando a los blaugranas desde la línea exterior. Los de Itoudis estaban siendo un vendaval y en tan solo 5 minutos habían sido capaces de anotar 6 triples (4 de Voigtmann y 2 de Shengeila). La diferencia seguía aumentando (45-51 minuto 26), el colapso azulgrana era un hecho y el escenario no presagiaba nada bueno.
Con un triple in extremis del lituano Marius Grigonis, finalizaba el tercer periodo (51-60). El balance final de este tercer acto había sido demoledor (13-33) y dejaba al Barça herido de muerte.
En el inicio de último cuarto y cuando todo parecía perdido, el Barça resucitó. Con una lucha y pundonor dignos de destacar apretó el partido (58-61 minuto 31). Ni la salida momentánea por lesión de Calathes, evitó que los azulgranas se pusieran de nuevo por delante (62-61 minuto 32).
Tras la desconexión del tercer cuarto, el Barça volvió a enchufarse al partido y de qué manera. Un Palau encendido estaba llevando en volandas a los suyos (77-69 minuto 38). Todo volvió a fluir, Mirotic asumió galones en ataque (21 puntos) y CSKA sufrió un parcial que lo mató definitivamente (30-13) para dejar el marcador final en 81 a 73. Victoria azulgrana de las que valen por dos. Seguro que Saras quedó contento con sus jugadores que mostraron orgullo y lucha de equipo campeón. Éxtasis final en el Blaugrana.
Foto: euroleague media
Redactor · Opinión · NBA · Liga Femenina
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