El Covirán Granada sigue con vida en la Liga Endesa tras imponerse al Casademont Zaragoza (88-95) en un partido donde los nazaríes demostraron garra y acierto en los momentos clave. Aunque la permanencia aún depende de un milagro —necesitan ganar sus tres partidos restantes y que el Basquet Girona pierda los suyos—, el triunfo en Miribilla les otorga una última esperanza
El encuentro comenzó con un Covirán Granada intenso en defensa y certero en ataque, liderado por Ubal y Noua, que impulsaron un parcial inicial favorable (7-13, min. 5). El Casademont Zaragoza reaccionó con un 7-0 liderado por Mencía, que les dio su primera ventaja (21-20), pero los de Pin cerraron el primer cuarto por delante (21-22).
En el segundo acto, el Casademont aceleró con un parcial de 14-2, castigando los errores visitantes (28-22, min. 12). Sin embargo, Visconti y Rousselle mantuvieron a flote al Covirán, y un triple de Valtonen devolvió la ventaja a los andaluces (34-37, min. 16). La primera mitad concluyó con un igualado 44-44.
La reanudación mostró la mejor cara del Covirán, que volvió a mandar gracias a su intensidad defensiva y el liderazgo de sus bases (49-56, min. 24). Sin embargo, un parcial de 11-0 de los locales encendió las alarmas (60-56, min. 27), aunque Granada logró llegar al final del tercer cuarto solo dos puntos por debajo (62-60).
En el último cuarto, Visconti y Rousselle tomaron las riendas desde el perímetro, y los granadinos se dispararon en el marcador (68-77, min. 35). Un triple de Ubal resultó clave para sentenciar el encuentro (83-90, min. 39), y aunque Zaragoza luchó hasta el final, el Covirán Granada resistió y se llevó un triunfo que les permite seguir soñando.
Con tres finales por delante y la calculadora en mano, el Covirán se aferra a un milagro que, aunque complicado, sigue siendo posible.
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