Frente a las dudas que había generado en el inicio de curso, el equipo de Vidorreta dio una lección de carácter en Miribilla, de la mano de Jaime Fernández
Jaime Fernández juega en Miribilla con cara de estar en el salón de su casa. El año pasado un uno contra uno le llevó a meter una victoria en la Champions en la mochila y este ha estado a un paso de repetirlo. Calcó la jugada en el tiempo reglamentario ante el Bilbao Basket, pero luego Andersson le negó fugazmente la gloria. Esta le llegó con muchas más acciones. Victoria de carácter de un Tenerife que estaba teniendo problemas para anotar esta temporada y ha rozado la centena, con una prórroga por medio, forzada por un Andersson con nervios de acero. Con el reloj a cero, mientras se revisaba una posible falta de Doornekamp, supo no desconcentrarse y puso la igualada desde el tiro libre.
Los aurinegros se comportaron como en los últimos tiempos, espantando incógnitas. Al final va a ser verdad que son eternos. Los bilbaínos han entrado en un calendario complicado y empiezan a pinchar con tanta chincheta. Primer tropiezo en casa. Pero con honor. Fueron por detrás mucho tiempo y no perdieron la cara en un choque que acabó con enorme suspense. Recuperaron sensaciones enganchándose como lapas y demostraron que este gran inicio de año no es fruto de la casualidad.
El Tenerife llegaba a Miribilla bajo cierta sospecha. Pocos tienen en cuenta que su pretemporada ha sido un drama. La hoja de servicios esta temporada hasta la actual séptima jornada tenía muchos lamparones. Un poco de respeto al bloque que ha ido perpetuando Vidorreta año a año, Copa a Copa, playoff a playoff, e incluso con títulos por medio. Al inicio dejó claro que nada ha cambiado en la isla. Volvía a desplegar su juego de memoria, con un ritmo pegajoso del que es difícil desprenderse, que impide al rival montar transiciones. Un baloncesto muy físico, donde el orden absoluto es la regla número uno. Nadie destaca por encima del resto, todos tienen su cuota de protagonismo: empezaron los grandes, fue abriendo camino Marcelinho y dio continuidad al discurso Salin desde lejos. La puntilla la puso Ristic y, ante todo, un estelar Jaime Fernández.
El Bilbao Basket no tenía la agresividad defensiva de otras ocasiones y no ajustaba bien las ayudas. Le dejaban espacios por fuera y le atraían a penetraciones teledirigidas que luego les taponaban. Empezó echando mano de Andersson, reservado el miércoles en la FIBA Europe Cup, tras bloqueo o en llegada en el poste bajo. Los porcentajes canaristas del primer cuarto eran espectaculares, de aquí que llevaran una travesía cómoda. Se encogía la mano de los ‘hombres de negro’, que fallaban en la toma de decisiones. Ponsarnau probó con Tsalmpouris de cinco y Vidorreta con Doornekamp y Abromaitis como pareja de pív0ts. El partido se fue atrancando. Nadie de negro podría salir limpio de un bloqueo, siempre encontraban una mano, un toque, un enganchón… la ley de Vidorreta. Antes del descanso
La salida del Bilbao Basket tras el descanso fue volcánica, igualando la intensidad de los insulares, de aquí que estos e comieran dos posesiones y protegieran peor el balón. Los mejores momentos defensivos de los vizcaínos dibujaron un partido por momentos trepidante. Gestionaban mejor lolos espacios y se igualó la contienda. Doornekamp fue castigado con técnica y se dio un parcial de 12-2 para el empate a 46 a 5.24 para el último acto. Los locales llegaron a ponerse al fin por delante poco después: 49-46 y 51-46. Jaime se pudo muy más agresivo de cara al aro, en modo veterano al auxilio. El rebote ofensivo mantuvo con vida a los aurinegros cuando se veían ahogados por la marea local. Había mucho ritmo. Vidorreta pedía manos duras, nunca una canasta fácil, como mucho, llevar al rival al tiro libre. Pantzar estaba muy fino.
En la prórroga emergió un Smith descomunal. Ristic mostró enorme personalidad. Había jugado 5 segundos solo en el primer tiempo, estaba sin ritmo, y en el segundo le cerraron el aro los cincos del Surne. Pero sacó su clase. Smith metió un triple en el sorbo final para mantener con vida el choque: 90-92, pero Marcelinho cerró el debate desde la línea del tiro libre.
fuente: as.com · acb photo
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