El Olympiacos conquista el Palau (88-96)

El Olympiacos anotó la primera canasta del partido y no dejó al Barça dominar en el marcador en toda la noche. Fue una derrota con todas las de la ley la del equipo de Jasikevicius, que intentó aportar pundonor donde no llegaba la técnica. Lo intentaron los azulgrana hasta el final, no fue el suyo un problema de actitud, pero no acaba de carburar el bloque barcelonista, demasiado irregular de un día para otro. Deparó el choque uno de esos guiños que el destino siempre se guarda en la solapa con el triunfo de Bartzokas en el Palau

La visita del Olympiacos significaba la primera curva de un tramo de temporada muy intenso, en el que el Barcelona afrontará seis partidos en trece días. Y es que el duelo frente a los griegos se aplazó en su momento por la plaga de coronavirus que sufrió el conjunto de El Pireo y que demostró que está más que superada. El resultado adverso significa que el Barça deja de ser líder solitario de la Euroliga, puesto que ahora comparte con el CSKA de Moscú. Los caprichos del calendario han propiciado que los azulgrana deban disputar cuatro partidos europeos consecutivos en el Palau, donde se empieza a echar de menos la presencia del público y los intangibles que aporta.

No auguró nada bueno el comienzo del choque para los azulgrana, imperdonable su desconexión inicial, primer piedra de la derrota. Cuando el Barça aterrizó en el parquet el marcador ya reflejaba un preocupante 0-12 y de la cabeza de Jasikevicius, histérico en la banda, salía humo.

La primera anotación azulgrana la firmó Mirotic desde más allá de la línea superados los cuatro minutos de partido. Pero el equipo de Bartzokas seguía muy enchufado con otro ex como Papanikolau muy inspirado, autor del 6-21 (minuto 7) que supuso la máxima de toda la noche.

El Barça, la mejor defensa de la competición, estaba dando demasiadas facilidades a un rival que además no fallaba un tiro. La garra de Davies –sigue necesitando una clase de toma de decisiones a pesar de todo– y la superioridad física de Hanga en el puesto de base provocaron que el Barça apretara los dientes y atajara la sangría. El primer amago de reacción lo cerró Sergi Martínez anotando el 38-40 (minuto 17).

Fue todo un espejismo porque el inicio del tercer cuarto fue otro recital de despropósitos en clave barcelonista. Un triple de Hanga fue lo único que pudo llevarse a la boca Jasikevicius en casi seis minutos, un bloqueo que aprovechó Olympiacos para volver aponer tierra de por medio con un McKissic dando un recital en la transición.

El Barça se entregó desesperadamente a su defensa presionante en el último cuarto en busca del milagro y a punto estuvo de conseguirlo. A pesar del daño que hacía Martin en la pintura azulgrana, las diferencias se recortaron hasta el primer y último empate de la noche. Lo situó en el marcador un palmeo de Mirotic (77-77, minuto 36).

Todo parecía entonces favorable al Barça, que había sabido sufrir y recortar con paciencia pero un pésimo final de partido condenó su destino. Una pérdida de Abrines seguida de una antideportiva cuando el Barça atacaba para poder ponerse por delante fue la guinda de la tragedia griega.

fuente: lavanguardia.com · foto: euroleague media