El Bilbao Basket no tuvo problemas en enfrentarse al Sibiu, un equipo que demostró ser bastante débil en esta ocasión. Los bilbaínos, representantes de la Liga ACB, aprovecharon la oportunidad para realizar experimentos y reforzar su liderazgo en el grupo de manera contundente
El escenario estaba listo en Miribilla, con una buena asistencia de espectadores, a pesar de enfrentar a un rival poco destacado. Este partido permitió al equipo ACB exhibir su superioridad. Los rumanos de Sibiu parecían no presentar ningún desafío real, y la victoria de los “hombres de negro” parecía una conclusión predecible. Cada movimiento de los jugadores del Bilbao Basket insinuaba que llegar a la final de esta competición no era una quimera. Lo más destacable fue el respeto mostrado hacia un adversario claramente inferior. Aunque hubo algunas tensiones en la segunda mitad, el partido no llegó a ser hostil.
La FIBA Europa Cup hizo su parada en Miribilla, siendo el cuarto torneo continental que visitó la ciudad. La adaptación a jugar en el ámbito internacional parecía sencilla, y el Bilbao Basket salió con la firme intención de dominar el juego. Desde los primeros tres minutos, el equipo había demostrado su versatilidad con una variedad de jugadas, incluyendo mates, robos de balón, triples y jugadas de dos más uno. Los robos de balón y los rápidos contraataques les permitieron establecer una cómoda ventaja de casi diez puntos, lo que hizo que el partido fuera más relajante.
El entrenador Ponsarnau optó por rotaciones cortas, dando minutos a jugadores como Rigo, Barandalla y De Ridder, como se esperaba. El equipo rumano luchaba por encontrar su ritmo en los tiros de dos puntos y se veía superado por la presión defensiva. Uta, el pívot del Bilbao Basket, imponía su presencia en la zona y dificultaba los movimientos de los jugadores visitantes. El juego del Sibiu seguía un patrón similar: atacar desde afuera hacia adentro y pasar el balón hasta encontrar a un compañero relativamente desmarcado. La ventaja del Bilbao Basket creció hasta alcanzar un marcador de 36-21, pero los visitantes finalmente encontraron su ritmo y se acercaron a 40-32. Ivanov, quien fue el único destacado en el equipo rumano, anotó con facilidad, lo que llevó al entrenador Ponsarnau a exigir una mayor dureza defensiva. En un momento, alineó a Pantzar, Rigo, Rabaseda, De Ridder y Hlinason, y la defensa se volvió prácticamente impenetrable.
Al final del primer tiempo, el marcador estaba en 46-32, y el Bilbao Basket evitaba cometer faltas innecesarias para mantener su comodidad en el juego. Killeya-Jones comenzó a destacar, y la diferencia siguió aumentando, alcanzando un marcador de 57-34 después de un robo de Rabaseda y un espectacular pase al pívot estadounidense. Mientras tanto, Ivanov, el mejor jugador del Sibiu, se veía frustrado por el rendimiento de sus compañeros. Mostró su frustración al protestar una posible falta de De Ridder y criticó al árbitro. Los rumanos solo anotaron dos puntos en casi 7 minutos, y su esperanza de remontar se desvaneció por completo.
Hubo un momento para un espectáculo con un autopase de Kullamae en un contraataque, lo que llevó el marcador a 63-37. Poco después, la ventaja se amplió aún más. A pesar de un incidente en el que Pantzar cometió una falta dura contra Pratt, el partido se mantuvo en un tono amistoso. Pratt se disculpó con el jugador afectado y, para el deleite de la audiencia, este último incluso participó en un concurso de tiros libres y demostró ser bastante competente. Por el resto del partido, Pratt recibió abucheos cada vez que tocaba el balón, lo que le dio un toque de emoción a un enfrentamiento que había sido en su mayoría un monólogo.
La ventaja del Bilbao Basket seguía siendo sólida, con un marcador de 67-41, y seguían anotando en rápidos contraataques. Llegó el momento de las pruebas, con Rabaseda jugando como ala-pívot y Kullamae como base, aunque esta configuración era bastante habitual. Luego, el entrenador alineó a Tsalmpouris como pívot y a De Ridder como ala-pívot, mientras que los visitantes jugaban sin grandes expectativas. Hubo incluso un momento cómico cuando Pratt tropezó con un letrero publicitario al entrar en la cancha desde el banquillo, lo que llevó a la grada de animación a gritar “Eso es antideportiva”. Los rumanos bajaron la intensidad defensiva, y los jugadores del Bilbao Basket disfrutaron del juego. Sin embargo, De Ridder cometió una falta técnica después de un error, e Ivanov continuó protestando en una entrada a canasta, lo que le valió una falta técnica. En general, la noche en Miribilla fue una experiencia divertida y relajada para el equipo vasco.
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