Michael Jordan, del primer al último baile (2): derrota, zapas, Delibasic y Frigo Pie

Michael Jordan en el curso universitario de 1981/1982 viste zapatillas Converse bajas, albicelestes, como su equipo, está por llegar su millonario acuerdo con Nike

En la NBA previa al bum de los años 80, lideran los top jugadores como Moses Malone o George Gervin (¡nadie imaginaba que de veterano jugaría en Manresa!) en el segundo año juntos en Boston de Larry Bird, Robert Parish y Kevin McHale.

En España, la Primera División aplaude al líder, el Real Madrid de Mirza Delibasic. La liga tiene 14 equipos y dos tiempos de 20 minutos. El escolta balcánico asombra por sus pases y anota más de 25 puntos por día. De menos fama pero tanta clase, en Barcelona, Chicho Sibilio promedia más de 26 p.

Viajemos al 21 de enero de 1982. En esa estación nos quedamos en la anterior entrega de este coral reportaje por capítulos. Ese día de invierno, Jordan vive su primera derrota con la Universidad de North Carolina (UNC). No pasa nada, se le mima. “la NBA es única a la hora de fabricar mitos”, me decía hace poco Tim Shea, entrenador de varios equipos ACB; que fue ojeador para los Charlotte Bobcats a las órdenes del mismo Jordan directivo [contaremos con la aportación del gran Tim en un próximo capítulo].

Tras ganar durante 13 jornadas seguidas, North Carolina cae. Lo hace después de un partido más aburrido en ataque que el Limoges de Maljkovic.

Los Tar Heels pierden por 48 – 55 ante Wake Forest, donde juega Rudd Delaney, base suplente que iría luego al Paok (1987-1989), coincidiendo allá con ese pívot que parecía hermano de los Ramones, Fassoulas. Hablando de música, aquí sonaban entonces en la radio el “Me colé en una fiesta”, de Mecano y el “Me estoy volviendo loco”, de Azul y Negro, parte de un país en pleno cambio sociocultural, en días de Frigo Dedo y Frigo Pie..

Jordan gana partidos y piropos. Tiene 18 años y lógico margen de mejora. De hecho anota el 72% de sus tiros libres, porcentaje que irá elevando en cada uno de sus tres años en la NCAA.

Crece y sigue sonando como ganador de la distinción de Freshman del Año pero están a medio camino de la fase final. Queda trabajo.

Tras ver imágenes de esa etapa, este es el scouting del juego ofensivo del novato Jordan que traza el entrenador Rafa Ruiz, del Oribeltza de Portugalete (Bizkaia), vocal además de la directiva de la Asociación Vasca de Entrenadores de Baloncesto (AVEB).

“Su rango de tiro a pies juntos es impecable, contra defensas en zona busca fintas de tiro y dividir entre los defensores para parar más cerca de canasta y anotar. Si el equipo contrario defiende hombre a hombre, entonces Jordan se va fácilmente en el 1×1, su primer paso es rápido, su dominio del dribling y su lectura del juego hacen el resto”.

Y añade Rafa: “Su lectura de juego y toma de decisiones es increíble. Aparte de su abanico de mates, bandejas, tiros… resalta su capacidad de girar en el aire, rectificar o cambiarse el balón de mano, con un gran equilibrio en el aire… Por si esto fuera poco, Michael demuestra una gran visión de juego, dando excelentes pases a sus compañeros desmarcados cuando le realizan 2×1”.

O sea, Jordan es mucho más que un saltarín. Tras su primera derrota, UNC se repone.

Suman tres victorias seguidas antes del segundo palo deportivo: 58 – 74, frente a Virginia (campeones de la temporada previa, 1980-1981). Los tar Heels se levantan de nuevo. Encadenan 8 partidos triunfales seguidos para sellar un balance tras 26 jornadas de: 24-2. Superan 10 veces los 70 puntos, buena marca para el lento basket universitario de los primeros años 80.

En ese 1982, Sergio Scariolo está acabando sus estudios de Derecho en Italia pero sigue empeñado de ser entrenador profesional igual que Jordan, Worthy y Perkins lo están en acercarse al sueño de la Final Four. El mítico 23, número que usó ya en el instituto, es un delgaducho que vuela como un rayo pero hace mucho más.

El coach Rafa Ruiz lo describe así: “Es sorprendente su capacidad física, no está trabajado aún cómo lo estará tras su paso por la NBA, pero su rapidez y su fuerza en los saltos a dos piernas o a una pierna, revelan un físico superdotado. Eso sumado al dominio de la técnica individual más su lectura de la situación, hacen se integre bien en los esquemas de Dean Smith, que en aquel primer año de Jordan en UNC tenía 51 años y pese a su prestigio seguir sin saber lo que era ganar el título universitario”, aclara Rafa.

En el próximo capítulo de esta serie nacida para profundizar en el protagonista del estreno del documental de ESPN The Last Dance [El último baile], contaremos con el análisis de Daniel Martín Rodríguez, entrenador del C.B. UPLA (Club Baloncesto Unión de Pueblos del Levante Almeriense), de Almería, que retrará al Michael Jordan de la Final Four. Llega marzo de 1982, lo que en Estados Unidos llaman La Locura de Marzo (March Madness), para saber quienes reinan cada año en el basket universitario.

Por Xabier Sanmartin Cuevas, autor del libro Aquellos Maravillosos Aros [63 reportajes sobre grandes protagonistas del baloncesto de los años 80 y 90 de ACB, NBA…]

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