Encuesta 5×5: bases ACB años 90, Roberto Anidos, Juan Filgueiras, Juan Carlos García, Unai Morán y Joaquín Rodríguez

Nuevo partido, un 5×5 entre bases ACB de los años 90 como Elmer Bennett, Miguel Piñeiro, Rafa Jofresa, Pablo Laso y Chichi Creus, frente a este repóker de valientes formado por Roberto Anidos, Juan Filgueiras, Juan Carlos García, Unai Morán y Joaquín Rodríguez


Roberto Anidos analiza a Elmer Bennett.

Roberto Anidos, CEO de Piratas del Basket, o sea, boss de esta revista, sabe que no por ello va a tener minutos regalados en este cinco contra cinco. Por eso se deja la piel para reivindicar a Elmer Bennett. Lo hace jugando como un dos estilista y encara al base de Illinois. Bennett empezó su carrera ACB en el Baskonia de 1997-1998 y estuvo en Vitoria – Gasteiz hasta 2003. En función de dos, viendo que Elmer axfisia a nuestro uno, Roberto sube el balón y opina firme.

“Los años 90 nos ofrecieron un baloncesto muy evolutivo y la actuación de los bases en es época, cuando aquí empezamos a disfrutar de jugadores extranjeros en esta posición, fue todo un ejemplo de ello. El jugador que más me hizo disfrutar fue Elmer Bennett, en especial durante su época dorada en el Baskonia”.

“Bennet me encantaba por su calidad, intensidad y liderazgo. Me maravillaba el control que ejercía en los partidos. Siempre era capaz de jugar al ritmo más adecuado para los suyos, y asumía la responsabilidad cuando el balón quemaba. En la Copa del Rey de 2002, en la final contra el Barcelona, con el Buesa Arena entregado, él decidió el título. Yo estaba viéndole en una bar a reventar en Pola de Siero (Asturias), y todos en aquel establecimiento apoyábamos al Baskonia, a Bennett y a Vitoria como si fuéramos fans de toda la vida. Por eso soy de Elmer Bennett”, subraya Roberto antes de explicar más a fondo su especial conexión baskonista.

“Admito que con el tiempo he perdido esa sensación de ser fan de un equipo… El corazón me une cada día más con el Monbus Obradoiro porque son ya muchos años sufriendo y disfrutando con cada resultado suyo, deseando que les vaya bien pero si hay un equipo con el que me siento muy identificado es el Baskonia de Vitoria-Gasteiz. La ilusión de un pueblo, la pasión de una afición, el hecho de mantener un proyecto siempre en constante evolución y trabajar luchando contra presupuestos más altos, tanto en España como en Europa… ¡Cómo no podemos ser todos un poco del Baskonia! Yo lo tengo claro”.

Respecto al papel de los bases en el baloncesto actual, Roberto resume así las aguas que les toca remar y da su listado de favoritos mirando hacia Tenerife y Barcelona.

“Los bases de hoy son como todo el baloncesto de hoy, demasiado esquematizados, demasiado especializados. Son cada vez menos polivalentes, con excepciones claro. Hoy en día es más fácil comprobar que hay bases anotadores, defensores, directores… no es mejor ni peor, es distinto. El baloncesto evoluciona o por momentos involuciona, y los bases deben bregar con ello”.

“De ahora me quedaría con dos bases, Huertas y Calathes. De Huertas me gusta su innata calidad, su baloncesto en estado puro, algo que se acentúa con el paso de los años. Calathes me gusta porque concibo al base como director, dominador de los tempos, de la situación, del control de la pista y del balón, y Nick reúne todo eso. Ahora se premia el tiro, y la larga distancia, y yo abogó por la creación, por el conocimiento del juego”, concluye Roberto sabiendo que Calathes, si lo lee, igual le invita a un vino en la Ramblas cuando Saras no le vea y se acabe este puñetero play off contra el COVID.

Juan Filgueiras analiza a Miguel Piñeiro.

Juan Filgueiras Rodriguez, entrenador vinculado al Club Baloncesto Barbanza, es nuestro cuatro, con un punto descaro, como tiene que ser. Se sale algo de los cánones y barre para su tierra al reivindicar a Miguel Piñeiro, parte de aquel OAR Ferrol histórico en los años 80 y 90, que incluso llegó a jugar competiciones europeas. Miguel, recibe al poste.

“Miguel Piñeiro era un base que a todos los entrenadores nos gustaría tener en nuestro equipo. Un base 100% fiable, un verdadero director de juego. Un jugador con mucha clase y talento. Tenía un gran dominio de balón. Yo cuando era pequeño trataba de copiarle su increíble cambio sobre una pierna en velocidad”.

“Otra de las características de Piñeiro era su gran visión de juego. Eso le convertía en un gran pasador. Era igualmente un tirador muy fiable, sobre todo en un tiro ahora casi desaparecido, el de de media distancia, donde tenía un acierto cercano del 50%. Miguel fue el espejo para muchos jóvenes como era mi caso. Abrió el camino a muchos otros ferrolanos que llegaron luego a la ACB como Cobelo, Ferreira , Lino López”, resalta Juan.

“Además, Miguel Piñeiro tuvo la fortuna de estar rodeado de otros grandes bases como Saldaña, Fede Ramiro y el gran Ricardo Aldrey. Y tuvo la capacidad de ser el complemento perfecto de todos ellos. Con quien más temporadas compartió fue con Aldrey y, sin duda, formaban una pareja perfecta, muy buena. Cuando un jugador ve pasar a muchos entrenadores y a grandes compañeros en su puesto y siempre juega es por que es muy bueno”.

Juan pivota para adentrase en dar su visión del ayer comparado con el baloncesto presente.

“El baloncesto, en general, ha evolucionado mucho pero quizá la posición de base sea la más adaptable a la actual ACB aunque el condicionante físico sea cada vez más determinante. Sin embargo, en la actualidad vemos a bases como Marcelinho Huertas o Pepe Pozas (ahora lesionado) que sigue dando lecciones de juego sin dominar su parcela por el físico. Pienso que el estilo de los bases está cambiando, deben de dominar el Pick and Roll, teniendo la capacidad de ser buenos pasadores desde esa acción, ser fiables en los triples y buenos penetradores, dominando las finalizaciones con recursos como los tiros a una mano, las bombas… acciones técnicas en los años 90 no existían”.

“De los jugadores actuales, hasta su marcha, Campazzo me parecía un fenómeno. Del resto que hay ahora en la ACB me quedo con Marcelinho Huertas. Y también me gusta mucho Alberto Abalde cuando juega en esa posición”, concluye Juan Filgueiras sintonizando con quienes nos preguntamos por qué Pablo Laso no usó esa opción de Abalde como uno en la final de Copa del Rey frente al Barcelona.


Juan Carlos García Gómez analiza a Rafa Jofresa.

Juan Carlos García Gómez, entrenador y compañero periodista sin miedo al choque asume aquí el papel de cinco sin miedo al contacto. Gracias a su trabajo como codirector de los Cursos Internacionales de Alto Rendimiento de Baloncesto de la Universidad de Murcia, viendo nos que aprieta el reloj de posesión, hace aquí un esfuerzo de síntesis.

“De los años 90 me quedo con Rafa Jofresa, base director y discreto. No tenía estridencias. No hacía ruido, simplemente cumplía eficientemente su cometido de dirigir al equipo. Elegía qué convenía más en cada momento y asumía la labor de anotación solo cuando era preciso, algo que hacía, además, con gran acierto pese a verse obligado a asumir muchos tiros forzados al final de la posesión”.

“El mayor de los hermanos Jofresa se adaptaba siempre al ritmo que hiciera falta jugar, esa era otra de sus grandes virtudes. En el Joventut, junto a Jordi Villacampa y su hermano Tomás, era importante sacar un buen primer pase de contraataque o resolver pronto una transición. Con Ferrán Martínez, Juanan Morales o Thompson había que amasar un poco más la jugada, algo que con posesiones de 30 segundos era posible, pues le permitía tocar el balón dos y hasta tres veces por posesión hasta lograr un buen pase”.

Juan Carlos concluye cambiando piezas, regresando al pasado y viajando al futuro. ¿Triunfaría Rafa Jofresa hoy? Nuestro referente interior, se moja y lo argumenta.

“Ha cambiado mucho el perfil de los bases, sobre todo en el aspecto físico. Mientras que Villacampa podría jugar hoy perfectamente, Rafa sufriría mucho por el perfil tan físico que se estila actualmente. Su nivel defensivo para los años 90 era bastante aceptable pero hoy no cumpliría con los mínimos exigibles. Un base como Kloof, que no es supertalentoso, se lo comería con patatas por la superioridad física. Hoy en día no basta con tener talento, también necesitas el físico!”, destaca sabiendo que hoy hay jugadores que entrenan más tiempo en la sala de pesas que tirando a canasta.

Y acaba afinando sus gustos a la hora de hablar de directores de orquesta del siglo XXI.

“De tiempos recientes me quedo con Jose Calderón y Oliver. Sumaría además a Calathes y como soy un romántico, también destacaría a un base procedente de ligas menores, de esos con clásico perfil de director puro sin físico, de los que hoy se están quedando sin sitio: Frederik Nielsen”.


Unai Morán analiza a Pablo Laso.

Unai Morán, con experiencia como periodista en medios como ‘El Correo’ y ‘El País’ aunque ahora esté centrado en otras áreas, sigue escribiendo, y bien, lo prueba la reciente edición del recomendable libro “Leyendas del baloncesto vasco”. Desde Barakaldo (Bizkaia), es nuestro base. Su carácter templado es perfecto para un duelo tan (in)tenso como este aunque sea en parqué digital, bajo el crono de la imaginación.

“Heredero de Josean Querejeta como ídolo de la afición azulgrana, Pablo Laso fue, quizá, el mejor base puro de la liga ACB en su momento, aunque dio forma a su leyenda desde la sombra de quien se entrega a su equipo por altruismo, lejos del brillo con el que pretendían deslumbrar otros muchos jugadores. Medía apenas 1,78 metros, no tenía una constitución especialmente atlética y tampoco era un anotador compulsivo, pero controlaba como nadie el tempo de los partidos y encontraba siempre la mejor manera de hacer llegar el balón a sus compañeros para que encestaran. No en vano, todavía hoy emerge como el máximo asistente histórico de la competición con 2.896 pases de canasta”.

“Cierto es que no todo el mérito fue de Pablo. Su padre, Pepe Laso, histórico jugador y entrenador, le había inculcado los fundamentos necesarios para triunfar en el mundo de la canasta, con independencia de su envergadura. Los fundamentos técnicos y esos otros, vinculados a la personalidad, que no se suelen enseñar en las academias de baloncesto. Fue así como el hijo aprendió a ser metódico, constante y tenaz como pocos. Sumen a eso ciertas dosis de velocidad en las piernas, brazos rápidos e instinto, y encontrarán a Laso como líder también en la clasificación histórica de robos de balón, con 1.219 recuperaciones. De su mano, el Baskonia aprendió a correr los contragolpes, primero, y a volar, poco después. Perasovic, Nicola, Green, Rivas o Arlauckas pueden dar fe de ello”.

Unai Morán no se anda con pamplinas, a quien quiera discutir le pone sobre la mesa los datos, irrebocables, y avanza a campo abierto.

“El menudo base deleitó como azulgrana durante nada menos que 11 años, llegando a promediar más de 10 puntos y 9 asistencias por partido en alguna temporada. Hasta que desbordó el tarro de las esencias con su actuación en la Copa del Rey de 1995. Pieza clave a lo largo de todo el torneo, fue designado como el jugador más valioso de la final y alzó el primer gran título del Baskonia, lo que le abrió la puerta a un polémico fichaje por el Real Madrid. De blanco ganó también una Recopa de Europa, pero sus guarismos nunca fueron iguales lejos de Vitoria. En clara competencia con Antúnez y Santos, no llegó a asentarse como titular, lo que le impidió hacerse con el timón del equipo y acabó abandonando el club por la puerta de atrás”, apunta Unai.

“Sin la velocidad de antaño ni la melena que le había caracterizado de joven, Laso evidenció, más que nunca, que en la cabeza tenía su principal virtud. Su versión más veterana, siempre al servicio del equipo, la disfrutaron en Cáceres, Málaga, Girona, Lleida y Valladolid, donde el base continuó sumando partidos (624) para alcanzar la categoría de jugador histórico también en minutos disputados (17.378). La falta de piernas, sin embargo, le llevó a una obsesión casi patológica por dirigir al equipo. Organizar a sus compañeros sobre la cancha se convirtió en el leitmotiv de su juego. En el fondo, solo pretendía trasladar a la plantilla lo que quería el entrenador… quizá porque su mente estaba ya más cerca del banco que de la pista”, cierra Unai aludiendo al Pablo Laso entrenador, ese que en 10 campañas al frente del Real Madrid ha ganado tantos partidos (y ya alguno más) que Lolo Saínz durante sus 14 años como técnico blanco. A Pablo se le ha caído el pelo pero el talento no.


Joaquín Rodríguez analiza a Chichi Creus.

Joaquín Rodríguez es uno de esos entrenadores que no sale en el primer plano pero que cuyo trabajo ha hecho mejorar a muchos jugadores y equipos. Estuvo 25 años en el Baloncesto León, y otros previos como jugador y técnico de cantera… En el club leonés, ese que llegó a estar en ACB, Joaquín fue igual director deportivo que gerente, delegado, director general o presidente. Polivalente a rabiar, le tenemos en el puesto de tres de este 5×5. Nos habla desde el sur como coordinador y entrenador en las escuelas de Benalmádena (Málaga).

“Para mi el mejor base de la ACB en los años 90 fue Chichi Creus. En esa década, entra la figura del jugador comunitario y durante una serie de temporadas la del tercer extranjero. Aparte de jugadores nacionales de primer nivel como Laso, Montero, Jofresa… llegaron extranjeros o comunitarios como Turner, Mike Anderson…, lo que dificultaba más que Creus brillase como base en su ocaso y en un equipo ajeno a los los grandes”.

“Chichi era un líder silencioso, pequeño (sobre 1,76 m.), muy inteligente, metódico, competitivo, excelente reboteador para su estatura. Hacía llegar el balón donde tenía que llegar. Además, tenía una buena mano desde la línea de tres puntos y facilidad para anotar si hacía falta. Era un buen asistente, un jugador que cometía pocos errores y con un físico privilegiado aunque no destacase a primera vista”, explica Joaquín.

“Chichi Creus logró alargar su carrera hasta los 42 años, jugando siempre muchos minutos (excepto sus temporadas en el Barça) y ganando títulos en sus últimos años de jugador. En los 90 comienza en el Granollers aunque sus grandes momentos llegan en Manresa. Lo que ya en el año 96 parecía un magnífico logro, conseguir la Copa del Rey en Murcia se redondeó y de que manera en la temporada 97-98, con la Liga. Que coincidencia que en estos dos hitos del baloncesto nacional, el MVP sea un junior de 40 años llamado Chichi Creus. Igual ahora parece más fácil llegar a esa edad jugando, ejemplos hay muchos, y pensemos que era más fácil conseguir un título en aquella época, pero hacerlo con la solvencia que demostró Chichi está al alcance de muy pocos”.

Está claro, ya sabemos que Joaquín Rodríguez ha pedido una calle para Creus, o casi, y razonándolo bien. Ahora que se han cumplido 25 años del triunfo del TDK Manresa en la Copa del Rey, profundizamos en este one on one con Chichi y una época irrepetible para la entidad manresana, como bien dicen en el documental con ese título emitido en “Informe Plus” (Movistar+).

“El estilo de ese exitoso juego del Manresa se caracterizaba por tener unos roles muy claros y determinados, con Chichi dirigiendo la batuta a su antojo. Tenían una tremenda importancia el papel de los americanos, siempre tenían dos grandes yanquis y el tercero, en ambos casos, alguien de un rol oscuro pero necesario como fue el caso de Townes y Herb Jones. Chichi era el denominador común de los dos éxitos. En la Copa el entrenador era Maldonado y en la Liga, Casimiro… y los jugadores principales de la plantilla del triunfo copero se fueron, quedando Chichi y gente de banquillo para recomponerse hasta ganar la Liga. En ambos logros, los hombres de banquillo aportaban pocos minutos pero eran siempre de mucha calidad. Sabían perfectamente su papel, ese era uno de sus secretos”.

“El año de la Copa del Rey ganada en Murcia, los compañeros de Chichi más representativos eran Esteller, Peñarroya (entrenador de moda actualmente), el gran Harper Williams, el maestro Tellis Frank, el experimentado Linton Townes y luego los hombres de labor muy determinado, como el escudero de Chichi, Jordi Singla, Paco Vázquez, Lisard, Chus Lázaro (el talismán) y el interior Rafa Vega. Parecía que poco más podía alcanzar aquel TDK Manresa pero, tras tocar el cielo en Murcia y marcharse varias de sus figuras cambiando de entrenador para apostar por el nobel Luis Casimiro… llegó una hazaña única y posiblemente irrepetible, el titulo liguero jugando todas las eliminatorias con factor cancha en contra y superando al Estudiantes, Real Madrid y Baskonia. En aquel equipo destacaba la pareja interior, Brian Sallier y Alston, el trabajo sucio de Jones, Singla y Lisard González, los relevos que Lázaro daba a Chichi, y la explosión de jugadores como Capdevila, Montañez y Paco y quien completaba el techo del equipo Enrique Moraga…”.

Texto sí, saber también, quien haya llegado hasta aquí sabrá que a disfrutar de este 5×5 no invitamos a cualquiera, Joaquín ataca ahora la comparativa entre el papel de los bases a medida que arde el calendario.

Joaquín ahonda: “Entre los años 80 y los 90 cambió mucho el juego al llegar las defensas más presionantes, con mayor físico y un mejor estudio del rival, y esto ha vuelto ocurrir pasados otros 20 años. Los bases actuales han tenido que evolucionar mucho en físico y en jugar físico, tienen mucho menos espacio, cada vez hay más gente grande en todos los equipos a consecuencia de la globalización baloncestística y de la mejora de la especie. Hay más intimidación y raro es el equipo que no tiene uno o varios gigantes. Hoy a veces se juega de modo más controlado debido a la gran cantidad de sistemas y variaciones que hay con respecto a los 90. A su vez, cada vez se tira de más lejos y el base se debe ir adaptando. El nivel de intensidad de los bases es más alto, todo está más estudiado, todos los aspectos del juego están muy preparados. Y ojo, no quiero decir que en los años 90 se hicieran menos horas de cintas de vídeo pero el scouting y la actual preparación de partidos ha dado un paso tremendo con las nuevas tecnologías. En los años 90, era infrecuente ver a un equipo que tuviera más de un ayudante y ahora hay dos o tres o más, añadiendo todos los medios técnicos que han llegado. Todo ello hace que el base de hoy día necesite en muchos momentos ese apoyo desde el banquillo que en los años 90 no era tan evidente”.

Joaquín Rodríguez acaba reivindicando a sus directores de juego favoritos del presente.

“De la ACB, el base que más me ha gustado en estas últimas temporadas ha sido el Facu Campazzo. Aún conociéndole de Argentina, cada temporada me sorprendía más y más , y nunca pensé que iba a dominar de esa manera la liga… creo que sólo lo pensaba él y su agente. Otros bases que me gustan mucho en la actualidad son Calathes, Luca Vildoza y su frescura, Henry y el base de Murcia, Frankamp”.

Por Xabier Sanmartín Cuevas, periodista autor del libro “Aquellos Maravillosos Aros” [63 reportajes sobre grandes del baloncesto de los años 80 y 90 de ACB, NBA… más 63 opiniones invitada], con segunda edición ampliada y revisada.

https://libros.com/comprar/aquellos-maravillosos-aros/

Fotos: euroleague media; Diario de Ferrol; acb photo; vavel.com