A pesar del 4-1 ante los Miami Heat en la final del Este, Chicago no deja atrás una eliminatoria fácil, incluso la termina con cierta sensación de tener que pulir bastante su juego, y de que todos los jugadores en general tendrán que mejorar sus prestaciones para así poder competir contra un temible rival en la gran final de la NBA de 1997: los Utah Jazz de Karl Malone
Karl Malone es considerado uno de los mejores ala-pívot de la historia, y para su desgracia, es junto con Charles Barkley una de las pocas mega estrellas que desconocer lo que es ganar un campeonato. Ambos comparten la mala suerte de coincidir en sus carreras con la época donde Michael Jordan no deja demasiadas oportunidades.
Los Jazz liderados por Karl Malone, MVP de la temporada, son el mejor equipo de Oeste, con un balance de 64-18, por lo que el factor cancha es para los Bulls.
Para llegar a la final superan por la vía rápida a los Clippers en primera ronda, no hallan demasiados problemas para tumbar después a los Lakers de Shaquille O`Neal, Van Exel, Eddie Jones y un joven de 18 años llamado Kobe Bryant, y final- mente rebasan (4-2) a los Houston Rockets de Olajuwon, Drexler y Barkley en una pelea que en sus últimos tres partidos se decide por una media de solo 3,6 puntos de distancia.
Son unos Utah Jazz que salen siempre de inicio con John Stockton como mariscal de las operaciones; Jeff Hornacek (excelente tirador) y Byron Russell para completar la línea exterior, y, ya por dentro, Jerry Sloan alinea a uno de los mejores ala-pívot de la historia, Karl “the mailman” Malone, completando el quinteto con Greg Ostertag, un 2,18 m. que tiene claras sus funciones cerca del aro.
En el banco se sientan prestos cuatro reservas habituales: Howard Eisley como solvente repuesto en la dirección, el alero Chris Morris, y los interiores Greg Foster y Antoine Carr, con Shandon Anderson y Adam Keefe como posterior fondo de armario.
Es una final muy dura, con casi todos los partidos decididos por escaso margen, una batalla llena de momentos épicos y de escenas para el recuerdo. Chicago Bulls busca encadenar su segundo anillo consecutivo y el quinto de los últimos siete años, mientras los Utah Jazz son un digno aspirante a lograr el primer anillo de su historia en su primera final.
GAME 1. LA MONEDA SALIÓ CARA PARA LOS BULLS
Desde el principio se notan las ganas comunes por marcar territorio. Ambos equipos saltan mostrando su mayor contundencia y sin permitir errores que den al rival la posibilidad de distanciarse.
Así llegamos a las últimas posesiones. Cualquiera puede ganar y los pequeños detalles van a decidir.
Karl Malone tiene dos tiros libres para romper el empate a 82-82 y mientras el ala-pívot hace su ritual de lanzamiento, Pippen se acerca para decirle: “El cartero no entrega los domingos”, un juego de palabras entre el apodo por el que se conocía a Malone y el hecho de que el partido se dispute justamente, un domingo, el 1 de junio de 1997.
La frase parece descentrar a Malone. El ala-pívot falla los dos tiros libres.
Pippen reconocería con el tiempo que no le había gustado que fuese de dominio público lo que dijo, ya que Karl Malone, su amigo, le dejaba en mal lugar: “Odio que esa cita haya salido a la luz. Era una broma entre nosotros”.
Con el fallo de Malone, los Bulls disponen de algo más de siete segundos para jugar la última posesión, una eternidad si está Jordan en la cancha. La pelota le llega rápidamente, recibe en el perímetro frente a Bryon Russell, amaga con ir a la derecha como hace de forma habitual y termina yendo hacia su izquierda, da un paso hacia adelante y sentencia el partido con una suspensión de casi seis metros, triunfo (82-84) para los Bulls, que se ponen 1-0 en una final que promete emociones fuertes.
En números, Karl Malone termina con 23 puntos y 15 rebotes, como el mejor de los Jazz, secundado por Stockton, con 16 puntos y 12 asistencias, y Hornacek, con 11 puntos.
En Chicago, Jordan consigue 31 puntos, 8 asistencias y la canasta de la victoria; Pippen aporta 27 puntos, 9 rebotes, y firma un trabajo encomiable en defensa, con 4 tapones y 3 recuperaciones. El resto del equipo no destaca en ataque y se centra en ayudar en otras facetas necesarias.
GAME 2. LOS JAZZ NO SE RECUPERAN DE UN MAL SEGUNDO CUARTO
Defensa, defensa y defensa, los Bulls lo tienen claro, para no pasar tantos apuros en el segundo partido de la final la clave es apretar los dientes y no permitir a los Jazz realizar su juego. Así Utah, casi sin darse cuenta se ve con el partido muy en contra al descanso (31-47) tras un duro parcial para los visitantes en el segundo acto (11-22).
En la segunda parte, los Jazz intentan reaccionar pero Chicago ya no quiere sorpresas hasta la bocina final y acaban ganando el partido (85-97) que escribe el 2-0 en la serie.
Al final del encuentro, Phil Jackson no lo puede explicar mejor: “Creo que la presión fue buena. Fuimos activos con nuestras manos. Hicimos que les resultara difícil realizar el ataque que querían”.
Las molestias físicas también son un aspecto a considerar, Pippen parece agravar la lesión del tejido blando de su pie izquierdo cuando la primera jugada del partido aterriza mal tras bloquear un tiro de Bryon Russell. A pesar del dolor, el alero juega 39 minutos pero no es su mejor noche en el lanzamiento y se le nota incómodo.
En el otro aro, Karl Malone falla tiros que no suele desperdiciar, y la prensa se lo achaca a que aún arrastra la lesión sufrida en la final del Oeste con una herida en su mano derecha. Malone visiblemente enojado quiere que la prensa no se centre en sus dolencias: “Estoy enfadado ahora mismo. Me gustaría que la gente dejara de hablar sobre la lesión. Estoy jugando, eso es lo más importante”.
En cuanto a los números, en Chicago Bulls reluce ante todo y sobre todo, Mi- chael Jordan, que se destapa con un sobresaliente partido de 38 puntos, 13 rebotes y 9 asistencias, todo ello con un 55% en tiros de campo. Harper ayuda con sus 13 puntos y una notable defensa sobre Stockton, y Pippen termina con 10 puntos y 6 rebotes. Además, Longley y Kerr, ambos con 8 puntos, y Rodman y Kukoc, con 7 puntos cada uno, añaden profundidad al juego local.
En Utah, Malone termina con 20 puntos y 13 rebotes; Hornacek, con 19 puntos; Stockton, con 14 puntos y 7 asistencias; y Russell, con 11 puntos y 5 rebotes.
GAME 3. KARL MALONE TIENE ALGO QUE DECIR
La final se traslada hasta el ensordecedor pabellón Delta Center, en Utah, donde los Jazz no conocen la derrota en estos playoffs. Un abrigo que el equipo tejano de Sloan sabe aprovechar a la perfección para hacerse fuerte y ganar los dos siguientes encuentros hasta empatar la final (2-2). Las espadas vuelven a estar en todo lo alto. Karl Malone, el mejor cuatro del mundo por aquel entonces, el MVP de la temporada, ansía la revancha, y en el tercer encuentro de la final se desquita guiando a los suyos hasta una clara victoria (93-104). Chicago tiene clara su misión, con tres partidos por delante en Utah, cree sensacional el plan de ganar al menos uno, y luego jugarse la posibilidad del título ante su afición pero con tenerlo claro no basta, no se libran de sufrir el estruendo de un Delta Center que dispara el ruido en la grada desde la misma presentación de su equipo hasta el final del partido, haciendo que explote el medidor de decibelios que saca a relucir el marcador central en los momentos de mayor tensión.
Chicago arranca con dos triples pero es un espejismo. No esperan mucho para encontrarse con un duro parcial en contra (9-18) y ya nunca consiguen estar a la altura. Antes, Utah pasa un pequeño mal trago en las últimas posesiones, cuan- do Pippen anota su séptimo triple, récord por entonces en una final (como curiosidad, señalar que el récord de triples en un partido final de Scottie es superado muchos años después, en 2018, cuando Stephen Curry anota nueve triples ante los Cavaliers).
En ese tramo decisivo, Jordan roba un balón pero falla un tiro que podría haber puesto a Chicago a cinco puntos. Ese balón lo recoge Karl Malone, y mientras agarra el rebote se tuerce el tobillo. Todas las alarmas se encienden en Utah pero al final el ala-pívot sigue en pista y ajusticia a los Bulls desde el tiro libre.
Pippen, con su 7/11 en triples, lidera la anotación de Chicago con sus 27 puntos. Jordan le sigue con 26 p. y 6 asistencias. Williams, desde el banco, aporta 16 puntos y 6 rebotes.
En el otro bando, Karl Malone ejerce de líder con 37 puntos, 10 rebotes y 4 recuperaciones; Stockton vuelve a coger la manija del juego con sus 17 puntos, 12 asistencias y 7 rebotes; Foster destaca con fuerza desde el banquillo al aportar 17 tantos, y Russel ayuda con sus 14 puntos y 7 rebotes.
GAME 4. STOCKTON DA UN PASE HACÍA LA VICTORIA
La tensión es palpable y se presume un choque muy duro de principio a fin. Phil Jackson salta a la cancha con tapones en los oídos para intentar atenuar el enorme ruido producido por los aficionados del Delta Center, dispuestos a poner a prueba el motivador medidor de ruido que enseña el video marcador central y que, por momentos, llega a superar los 110 decibelios.
El partido camina muy igualado, con una constante alternancia en el luminoso y un juego marcado por un ataque escaso por ambas partes. Al descanso, ganan los Bulls (40-35) tras remontar en los últimos minutos.
Pasan las posesiones y todo se encamina a un cierre de infarto. Jordan anota (73-69) y los Bulls enseñan sus credenciales para la victoria pero a partir de ahí no meten ni una sola canasta. Entramos en la jugada a la que en Utah llaman “The Pass”, con Stockton como protagonista.
El base, líder absoluto en este tramo final, roba balones, suma en ataque en mo- mentos decisivos y lanza una asistencia milimétrica de 25 metros (hay que recordar que una cancha de baloncesto mide 28 metros de largo) para que Karl Malone, a 44 segundos del final, ponga por delante a los Jazz ante el delirio de los fans.
Chicago sigue sin ver el aro, y los locales culminan un parcial (0-9) que liquida el partido con un tenso final (73-78) y uno de los marcadores más bajos de la histo- ria de las finales. La eliminatoria se equilibra (2-2).
Malone firma 23 puntos, 10 rebotes y 6 asistencias; Stockton, fundamental, añade sus 17 puntos, 12 asistencias y 4 recuperaciones; y Hornacek mete 13 puntos. En Chicago, Michael Jordan logra 22 puntos; Pippen, 16 puntos y 12 rebotes; Lon- gley, 11 puntos y 7 rebotes; y Williams otra vez, sumando desde la bancada, añade 10 puntos.
GAME 5. FLU-GAME, LA LEYENDA ALREDEDOR DE UNA PIZZA
Entre el cuarto y el quinto partido pasan varias cosas muy llamativas, una de ellas es la escapada consentida de Dennis Rodman a Las Vegas, y otra la leyenda de cómo se gesta el legendario “Flu Game”.
A Rodman, necesitado un respiro mental y de quitarse la presión del cuerpo, no se le ocurre otra cosa que pedirle a Phil Jackson que en los dos días que tiene por delante antes del quinto encuentro le deje ir a Las Vegas, y ante la sorpresa de todo el mundo, el entrenador le da permiso con el beneplácito de Jordan.
Según se pudo saber, en su excursión a Nevada, Dennis festeja, bebe y se des- controla toda la noche con Billy Corgan, el líder del grupo de rock Smashing Pumpkins. Y entre bebidas, apuestas y demás, Rodman se pasa las horas reflexionando sobre la derrota de una manera atípica, como sólo él sabe hacer. El día después todos creen que el alero no se levantará de la cama pero sucedió todo lo contrario, Dennis regresa a Salt Lake City, no duerme ni siquiera una hora y se pone a entrenar con el equipo sin perder un ápice de intensidad.
Llegamos al 11 de junio de 1997, al quinto partido de la serie, a un encuen- tro que será recordado para siempre, el mítico “Flu Game”, el partido donde Mi- chael Jordan juega enfermo, dicen algunas fuentes que con una fiebre de 38 grados de temperatura.
Expliquemos la fase previa de la enfermedad de Michael. Estamos ante “el” partido, si Utah gana, y todavía no saben lo que es perder en su casa, colocarían un 2-3 en la final que pondría contra las cuerdas a Chicago con dos oportunidades por delante para sentenciar. SI por el contrario. Vence Chicago se coloca 3-2 y casi con medio anillo en el dedo ante dos próximos partidos en el United Center para ganar el título ante su afición.
Todos estos antecedentes, junto con la enfermedad de Michael, encumbran a este encuentro.
¿Qué pasa para que Jordan llegue enfermo?, ¿padece una gripe o una intoxicación alimentaria?
La leyenda de lo sucedido comienza dos días antes del partido, cuando un hambriento Michael pide que le suban una pizza a su habitación del hotel donde están concentrados.
El mundo entero se entera de lo que pasa a partir de esa solicitud, lo hace de la mano de Tim Grover, por aquel entonces el preparador personal de Jordan, quien cuenta así lo ocurrido: “Estábamos en un hotel de Park City. Eran más de las 21 horas y el servicio de habitaciones ya estaba cerrado. Michael empezó a tener hambre y no sabíamos de ningún sitio donde poder cenar, así que decidimos encar- gar una pizza. Ya llevábamos unos cuantos días allí y todo el mundo sabía el hotel en el que estábamos alojados. Unos chicos vinieron a entregar la pizza y en cuanto la recogí les dije a mis compañeros: Tengo un mal presentimiento”.
Hay que decir que de todos los presentes en aquella habitación solo Michael Jordan come la pizza y horas después el jugador cae indispuesto. Grover lo explica de esta forma: “Pasadas las dos de la mañana, recibí una llamada a mi habitación. Era Michael. Fui a su habitación y me lo encontré encima de la cama acurrucado y sudando abundantemente, con claros síntomas de dolor”.
Con las fuerzas justas para sentarse en la cama, el médico de los Chicago Bulls diagnostica que Jordan sufre las consecuencias de un virus estomacal o de una intoxicación alimentaria, seguramente a causa de la ya “famosa” pizza engullida unas horas antes, y comunica a la franquicia que en este estado es imposible que la estrella del equipo pueda jugar el siguiente partido.
Jordan guarda reposo absoluto durante las siguientes 24 horas, no disputa los entrenamientos programados, y deshidratado, pierde varios kilos de peso, pero Michael no tiene la menor intención de perderse el choque, y con las fuerzas muy justas se levanta de la cama a las 17 horas para disputar un encuentro que arranca a las 19 horas.
En la previa del partido, la NBA anuncia de manera oficial que Air jugaría mer- mado por una gripe, nada trasciende de forma oficial sobre el asunto de la pizza.
Pippen no tiene nada claro que su compañero pueda saltar al parqué y tiempo después señala: “Cuando le vi entrar en el vestuario pensé que era imposible que pudiera jugar. No podía ni ponerse el uniforme”.
Empieza el encuentro. Michael está desvanecido y con él los Bulls. Todo el equipo de Chicago anda perdido en los primeros minutos. Utah lo aprovecha para irse con facilidad en el marcador (16-29) y, de pronto, estalla la épica, Jordan anota 17 puntos en el segundo cuarto ante unos Jazz que mantenían rentas holgadas al descanso (39-53).
En el tercer acto, Jordan sufre un bajón en su juego, el descanso del intermedio no le ha sentado bien pero a pesar de ello Michael va a dejar lo mejor de sí para el final. El escolta lidera un parcial de 0-10 cuando Utah domina el marcador por ocho puntos arriba (69-77), culminando la espectacular remontada con un triple decisivo que pone el 88-85 a 25 segundos para el final.
Los Jazz solicitan un tiempo muerto y ahí se produce una de las instantáneas más históricas de la NBA, cuando un Jordan exhausto es ayudado por Pippen para llegar al banquillo. Utah entra en shock y finalmente pierde por 88-90. Así, los Jazz se quedan sin su oportunidad de ganar el campeonato al situarse en la serie por debajo (3-2) y sentir la ira desatada del indestructible Rey de La Dinastía Inmortal de estos Bulls.
En palabras de Phil Jackson queda bien explicado de esta guisa: “Aquel día Jordan hizo un esfuerzo heroico, uno más para agregar a la colección de esfuerzos que componen su leyenda”.
Michael se siente entre feliz y desfallecido tras tan increíble partido: “Jugué hasta casi desmayarme. Llegué deshidratado y todo lo hice por ganar un partido de baloncesto. Lo di todo y estoy feliz de que hayamos ganado, porque perder habría sido devastador. En el descanso me sentía muy cansado, muy débil. Le dije a Phil que me sacará a ratos, pero de algún modo saqué fuerzas para jugar, lo deseaba con toda mi alma”.
Jordan completa una estadística para enmarcar, y más sabiendo lo que sabemos, con 38 puntos, 7 rebotes, 5 asistencias y 3 recuperaciones en más de 44 minutos sobre la cancha con 34 años.
Pippen suma 17 puntos, 10 rebotes y 5 asistencias, y Longley añade 12 puntos, con un 6/7 en tiros de campo. Rodman, tras su paréntesis en La Vegas, aporta 2 puntos y 7 rebotes (es expulsado por faltas personales).
En los Jazz, Malone firma 19 puntos, 7 rebotes y 6 asistencias; Ostertag, super- lativo en la pintura, contribuye con 13 puntos, 15 rebotes y 3 tapones; Stockton, 13 puntos y 5 asistencias; Russell, 11 puntos, y Morris, desde el banquillo, otros 11 p.
Utah paga muy caro sus malos porcentajes de tiro, de hecho, lanzan mejor de tres puntos, con un 42,1%, que de dos (41,3%). Eso fue definitivo para ellos.
GAME 6. JORDAN LE CEDE LA GLORIA DEL ANILLO A STEVE KERR
El siguiente encuentro, el sexto, se celebra en el United Center de Chicago el 13 de junio de 1997, fecha enmarcada en la historia de los Bulls al convertirse en el día del quinto anillo de la franquicia, conquistado delante de un pabellón abarrotado con 25.544 espectadores.
Jordan acapara todos los flashes tras su gesta de dos días antes y acepta el desafío de volver a liderar a los suyos, siendo el mejor del encuentro ya que en el momento clave, toma la decisión de que sea un compañero quien lance el tiro de la victoria.
Los Bulls juegan a remolque casi todo el encuentro. Utah desea lograr lo que nadie ha conseguido hasta la fecha, forzar un séptimo encuentro ante Chicago en una final NBA.
No hay grandes distancias en el marcador pero pasan los minutos y Utah siem- pre se mantiene por delante, llegando al descanso con ventaja (37-44) y también al final del tercer cuarto (64-70), coqueteando en varias ocasiones con la decena de puntos de renta favorable. Los Bulls esperan su momento, los Jazz no tumban a su rival y… el electrónico lo nota. Chicago, gracias a Pippen y Kerr, logra la remon- tada (74-73) para ponerse por vez primera por delante, algo que no hacen desde el primer cuarto. A partir de ahí hay más imprecisiones que aciertos, está en juego un título, la presión es notoria y así llegamos a los últimos segundos, con empate (86- 86), nervios y posesión para los Bulls.
Está claro que los Jazz centrarán su defensa en Jordan pero en el tiempo muerto Michael se sienta junto a Kerr y le dice: “Prepárate, Stockton va a salir a defenderme” y Kerr entiende que él va a recibir el balón con la oportunidad ante sí de lograr el triunfo, “Está bien, lo haré.” , contesta el rubiales escolta.
Y así, Jordan arrastra a la defensa y aprovecha la ayuda defensiva que sufre para asistir a Kerr, que anota con un tiro a media distancia. Es un tiro que vale un anillo. Quedan cinco segundos, cierto y Utah pide tiempo muerto pero la cabeza ya no responde. Russell intenta un pase, Kukoc lo toca, Pippen recupera y asiste al croata que con un mate certifica el triunfo de los Bulls (86-90) y el éxito en la final (4-2). Los mejores en los Jazz son Malone, con 21 puntos, 7 rebotes y 4 recuperacio- nes; Hornacek, con 18 puntos; Russell, con 17 puntos, y Stockton, con 13 puntos, 6rebotes y 5 asistencias.
En la estadística del partido de Chicago destaca otro gran encuentro de Jordan, que se lleva el trofeo MVP de la final NBA, el quinto en su carrera, al conseguir 39 puntos y 11 rebotes, bien acompañado por Pippen (con sus 23 puntos, 9 rebotes y 3 tapones), Kerr (9 puntos) y Kukoc (9 p.).
Jordan encadena su quinto MVP de la final en otras tantas disputadas, con algo más de 32 puntos, 7 rebotes y 6 asistencias; Pippen sobresale con sus 20 puntos, 8 rebotes y 4 asistencias; Kukoc aporta desde el banquillo 8 puntos y 3 rebotes; Williams y Longley suman 7 puntos cada uno para reforzar así el juego interior, y Rodman, que termina con 2 puntos y 8 rebotes, destaca por su pegajosa defensa sobre Karl Malone.
Malone, con sus 24 puntos y 10 rebotes, es el mejor en los Jazz, seguido de Stockton (15 puntos y 9 asistencias), Hornacek (12 puntos) y Russell (11 puntos y 6 rebotes).
El delirio se desata en la pista y en las grada pero es una celebración nada convencional.
A Jordan le dan el micrófono para dirigirse a todo el pabellón y el escolta contiene su emoción para hablar a los dirigentes de la franquicia ya que durante la temporada se ha especulado con que los Bulls van a empezar a mover piezas en su idea de generar un nuevo proyecto futuro, donde Phil Jackson y algunos jugadores parecen no tener sitio.
Jordan habla claro: “Miro la alegría de esta noche y todas las otras noches cuando ganamos el campeonato. Este equipo tiene derecho a la oportunidad de seguir teniendo éxitos. Tener un sentido de respeto por aquellos que han sentado las bases para que podamos defender lo que hemos logrado en cinco de los últimos siete años. Phil debería ser el entrenador jefe, y yo no debería estar en la posición de jugar para otro entre- nador. Es tan simple como eso, no elegiré jugar para otro entrenador”.
Poco más se puede añadir. El líder de los Bulls en la pista utiliza el altavoz de este título recién ganado para dejar claro lo que piensa y lo que siente.
Estadísticas jugador por jugador (* = titulares)
Chicago Bulls
*Ron Harper – 4.8 puntos, 4.5 rebotes, 2.3 asistencias, 1.0 recuperación, y 1.0 tapón
*Michael Jordan – 32.3 puntos, 7.0 rebotes, 6.0 asistencias y 1.2 recuperaciones
*Scottie Pippen – 20.0 puntos, 8.3 rebotes, 3.5 asistencias, 1.8 tapones y 1.7 recuperaciones
*Dennis Rodman – 2.3 puntos, 7.7 rebotes y 1.5 asistencias
*Luc Longley – 6.8 puntos, 3.8 rebotes y 1.2 asistencias
Toni Kukoc – 8.0 puntos, 3.2 rebotes y 2.7 asistencias
Brian Williams – 6.8 puntos, 3.3 rebotes y 1.0 recuperación
Steve Kerr – 4.3 puntos y 1.0 asistencia
Jud Buechler – 1.7 puntos y 1.2 rebotes
Randy Brown – 0.8 puntos en los cinco partidos que disputó
Jason Caffey – 0.0 puntos en los cincos partidos que disputó
Utah Jazz
*John Stockton – 15.0 puntos, 8.8 asistencias, 4.0 rebotes y 2.0 recuperaciones
*Jeff Hornacek – 12.0 puntos, 3.5 rebotes y 2.2 asistencias
*Byron Russell – 11.3 puntos y 5.8 rebotes
*Karl Malone – 23.8 puntos, 10.3 rebotes, 3.5 asistencias y 1.7 recuperaciones
*Greg Ostertag – 4.3 puntos, 7.3 rebotes y 1.5 tapones
Greg Foster – 5.5 puntos y 3.5 rebotes
Howard Eisley – 5.3 puntos y 2.5 asistencias
Chris Morris – 3.5 puntos y 1.7 rebotes
Antoine Carr – 3.0 puntos y 1.7 rebotes
Shandon Anderson – 4.3 puntos, 1.8 rebotes y 1.0 recuperación en los cuatro partidos que disputó
Adam Keefe – 0.8 puntos y 1.8 rebotes en los cuatro partidos que disputó
*Extracto del libro “Chicago Bulls, la dinastía inmortal”
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