Josh Giddey ha decidido no dar un paso atrás en las negociaciones por su nuevo contrato con los Chicago Bulls, y su postura firme ha colocado a la franquicia en una situación delicada
Tras una brillante temporada 2024-25 en la que promedió 14,6 puntos, 8,1 rebotes, 7,2 asistencias y 1,2 robos con un sólido 37,8 % en triples, el base australiano ha dejado claro que no aceptará menos de 30 millones de dólares anuales. Lejos de tratarse de un punto de partida para negociar, esa cifra es una exigencia inamovible, una línea roja marcada por un jugador que ha demostrado estar preparado para liderar a un equipo NBA.
Los Bulls, por ahora, no parecen dispuestos a igualar sus pretensiones, y según informa Chicago Sun-Times, las conversaciones no han arrojado ningún progreso real a pesar de los contactos constantes. El contexto del mercado no ayuda a la franquicia: compañeros de generación como Jalen Suggs y Jalen Johnson han firmado contratos similares por cinco años y 150 millones, dando aún más peso a la postura de Giddey. Chicago se enfrenta ahora a un dilema mayúsculo: o cede ante las condiciones del australiano o arriesga perder al que ha sido uno de sus pilares más prometedores.
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