El equipo amarillo dominó desde el segundo cuarto aupado por el acierto exterior y la seriedad defensiva
Hapoel Jerusalén, empujado por su afición, salió más enchufado en los primeros dos minutos de encuentro. Con versatilidad y poderío en la pintura lograron anotar las dos primeras canastas del choque. Fue un oasis en el desierto que tendrían que atravesar durante la noche.
Eulis Báez abrió la veda desde más allá de 6,75 y luego le siguió Don Albert Oliver. Tras ser de los mejores ante el FIATC Joventut, el catalán tuvo que volver a asumir galones por la baja de Kevin Pangos y lo hizo de una manera capitanesca, dominadora. De sus manos salieron muchos de los puntos del primer acto. Encontró en Sasu Salin su mejor escudero.
El finés anotó seis puntos consecutivos para dar los mismos de ventaja al Granca, que no logró cerrar el cuarto en buena dinámica y acabó con una ventaja de tan solo dos puntos (16-18).
El propio Salin estrenó el segundo cuarto con un triple. Le siguió, cómo no, Albert Oliver. Mientras tanto, Hapoel Jerusalén se encomendaba a algún que otro rebote ofensivo. Los fallos se acumulaban en su aro; algunos tiros se salían y otros, simplemente, acababan lejos de sus objetivos.
En esa dinámica, el Granca se hizo grande y su sombra demasiado alargada para un equipo israelí perdido. Cuando la defensa local se ceñía sobre el tiro exterior, Omic apareció con cuatro puntos consecutivos. Sus tantos, junto a un triple de Aguilar, disparaban la diferencia (21-34, minuto 15) y los grancanarios volaban sobre la cancha.
La diferencia llegó a ser de diecisiete puntos y, al descanso, fue la misma gracias a una canasta de Oriol Paulí, que actuando de base encontró ventajas en la pintura. En vestuarios, los amarillos disfrutaban de una cómoda ventaja (29-46).
Ventaja que superó la veintena nada más arrancar el tercer período. Salin seguía inspirado. El internacional finlandés anotó seis puntos que cimentaron un parcial de 2-9 con el que se llegaba a tener un colchón de veinticuatro puntos (31-55, minuto 26).
Sin embargo, Hapoel logró anotar siete puntos sin respuesta y Aíto García Reneses pidió tiempo muerto. La diferencia seguía siendo amplia, pero el Jerusalén Arena apretaba cada vez más. Los de Franco defendían con intensidad llevados en volandas por el calor de su grada, y lograban situarse a quince puntos (42-57, minuto 29) poco antes del final del tercer acto. Cuanto más acuciante la situación, más aparece Oliver. Con cuatro puntos en pocos segundos, dio algo de oxígeno (42-61).
La remontada local se siguió produciendo en el último período. La afición no paraba de animar y su aliento empujaba a un Hapoel Jerusalén que no cedió ni un ápice en su intensidad defensiva. Con actividad de manos y mucha dureza, los de Franco llegaron a ponerse a doce puntos.
Sin embargo, el Herbalife Gran Canaria demostró una gran madurez en su juego para no sufrir en los instantes finales y sumar un triunfo de mucha importancia en el Last 32.
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