Jalen Williams: “No siento que esté aquí. Es como si hubiera salido de mi cuerpo”

Con el trofeo Larry O’Brien frente a él, Jalen Williams no terminaba de creérselo. El alero de los Thunder, uno de los pilares del proyecto que ha devuelto a Oklahoma City a la cima de la NBA, vivía entre la incredulidad y la emoción más genuina. “No puedo procesarlo todavía. De hecho, acabo de tomar mi primera copa. Estoy tratando de disfrutar el momento. Dios ha sido increíblemente bueno conmigo. He pasado por muchas cosas que no suelo contar. Pero ahora mismo solo siento agradecimiento”, comenzó

“No parecía real”
Williams, siempre sereno y reflexivo, confesó que los últimos instantes del partido fueron una especie de trance: “El último minuto y medio no sentía que estuviera allí. Era como si hubiese salido de mi cuerpo y me viera desde fuera. Todo es muy raro, muy humillante. Todavía estoy tratando de procesarlo”.

El momento en que le entregaron el trofeo fue otro punto de inflexión: “Es pesado. No tanto como pensaba, pero tenerlo en las manos fue… no sé. Me cuesta pensar. Todo desde el inicio de la temporada hasta ahora se siente como un borrón. Estoy mirando el trofeo ahora mismo y aún no me lo creo”.

Haliburton, en el pensamiento de todos
Como tantos de sus compañeros, Williams tuvo palabras para Tyrese Haliburton, lesionado en el primer tiempo del séptimo partido. “Lo primero, espero que esté bien. Eso cambió un poco la dinámica del partido. En el vestuario hablamos de no bajar la intensidad por su ausencia, y de no entrar en pánico. A esas alturas, todos sentimos la presión, pero sabíamos que teníamos que seguir haciendo lo que nos trajo hasta aquí. Mantenernos firmes en defensa, posesión a posesión”.

Emoción en estado puro
Tras la bocina final, Williams se alejó al fondo de la pista en solitario. Un momento íntimo, cargado de emociones. “Fue como un torrente. Pensé en todo lo que he vivido. De no ser nadie en la universidad a ganar un anillo tres o cuatro años después. Y entonces levanté la vista y vi a mi madre llorando en la grada… eso me quebró un poco. Fue muy intenso”.

El valor del grupo y las pequeñas cosas
“Quería ganar. Siempre lo quise desde que llegué a la NBA”, admitió. “No hice grandes sacrificios individuales, pero los que hice, valieron la pena. Este grupo es una familia. Encajamos desde mi primer año y hemos mantenido esa unión durante tres temporadas. Ganar con ellos es algo que no creí posible cuando entré en la liga”.

También se tomó un momento para reconocer a su entorno personal. “Crecí en un hogar centrado en Dios. Mis padres y mi hermano siempre estuvieron conmigo. Tengo un gran grupo de amigos. Y escribir me ha ayudado mucho, plasmar mis pensamientos, despejar la mente. Todo eso, sumado, me ha sostenido para llegar hasta aquí”.

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