Tras un gran final que se resolvió en el tiempo añadido, la Selección Española U19M se proclamó campeona del mundo de la categoría por segunda vez en su historia prolongando así el gran momento de forma del baloncesto español. Un campeonato culminado con un trabajado triunfo ante Francia y en el que el equipo de Dani Miret supo esperar su momento para poder alzar un histórico título con Jordi Rodríguez e Izan Almansa (MVP) como miembros del quinteto ideal de la Copa del Mundo
Se presentaba la tarde del domingo como una oportunidad única con la que poder optar a ese trono mundial que España no ocupaba desde que lo hiciera la generación del 80 en aquella final mágica de Lisboa 99. Todo un reto que los hombres de Dani Miret supieron recoger con elegancia para poder cumplir con el sueño de un equipo que había dominado el torneo de principio a fin para poder alcanzar el cajón más alto del pódium.
Y todo ello tras un encuentro que comenzó como mandan los cánones de las finales, con ambos equipos tanteando a su rival y tratando de imponer sus principales fortalezas durante los primeros compases. Así, no tardamos en ver las dos primeras canastas en juego de Izan Almansa con las que tratar de inquietar a una Francia que comenzaba a tirar de físico y, especialmente de juego exterior, dada la sólida defensa de España bajo su aro. Un recurso que los nuestros explotaban de la mano de Jordi Rodríguez para hacerse así con las primeras rentas de un partido en el que el marcador sonreía a los de Dani Miret por una renta mínima al término del primer cuarto gracias a otro sólido triple de Rafa Villar (19-18).
Mucho más costoso le resultó a la U19M el poder encontrar el aro a lo largo de un segundo cuarto en el que Francia supo hacer su trabajo. Porque el equipo galo dio todo un paso al frente en defensa dificultando a España el poder anotar con facilidad y estancando así la anotación lo que llevó a Miret a parar el partido. Tuvo que ser un espectacular mate a dos manos de Isaac Nogués el que desbloqueara la situación, pero una vez más, el acierto exterior francés pudo abrir una pequeña brecha que parecía todo un mundo. Una máxima de +5 que inquietó ligeramente a España. Un primer momento de adversidad que terminó siendo la mejor de las motivaciones de cara a un tramo final en el que equilibrar de nuevo el choque (28-29).
No cambiaron mucho las cosas con el comienzo de un tercer cuarto que mantuvo el intercambio de golpes y en el que el partido ganó incluso en intensidad física. Francia aprovechaba su superioridad para poder anotar en posiciones cercanas a los aros y España respondía al contraataque encontrando a un Izan Almansa que volvía a sentirse cómodo cerca de los aros. Pero fueron dos mates consecutivos de la Selección Francesa los que más inquietaron a una España que paraba el partido para pedir más intensidad en el rebote (34-39). Funcionó la pizarra del cuerpo técnico nacional y eso permitió que, pese a lo errático del tiro exterior, España pudiera crecer desde la defensa ante una Francia que mostraba imprecisiones en el pase alcanzando la veintena de balones perdidos. Hasta tal punto, que un mate de Nogués permitió que el marcador se invirtiera de nuevo después de mucho minutos para un equipo que se colocaba a rueda a falta de los 10 últimos minutos (41-43).
Quedaba aún mucho partido por delante y en cada acción, el plan de partido parecía cambiar por completo para uno y otro. Especialmente cuando la Selección de Francia llegó a adquirir una renta máxima de 7 puntos a lo largo de un último periodo en el que España no bajaba los brazos, pero en el que cada acción en positivo de los de Miret encontraba como respuesta un triple francés. Una inercia que Jordi Rodríguez rompió de nuevo con un triple de 7 metros que sirvió para encauzar de nuevo el choque e igualar el marcador desde sus manos a unos pocos segundos del final. Tuvo Francia una última acción con la que ganar el partido, pero Izan Almansa robaba la pelota reseteando de nuevo el partido (63-63).
Y así se llegó a una prórroga que iba a resultar decisiva y en la que Rafa Villar irrumpió con fuerza con un triple previo a la exclusión de Baba Miller por faltas personales. España tomaba la iniciativa y, pese a que eso no se pudo traducir en una amplia ventaja, comenzó a trasladas buenas vibraciones sobre el parqué. Porque en esta ocasión era a Francia a quien le temblaba la mano ante una España que se imponía en el rebote defensivo para poder conquistar así el encuentro. El bocinazo final confirmaba la épica y España se hacía con el gran cetro mundial cerrando a lo grande un torneo para la historia (73-69).
nota de prensa FEB
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