El Látigo: Doncic, Delibasic y el Madrid del Protesting People

“¿Qué partido te toca mañana?”, pregunta el árbitro A. “El Protesting People”, responde el B. Esta conversación, verosímil pero inventada, resume el afán de ciertos jugadores del Real Madrid por protestar las decisiones arbitrales. En el club blanco brilla una estrella eslovena cuyo talento, heredero del mejor baloncesto de Yugoslavia, encara también incertidumbres y peligros, he ahí uno. Mientras, la ACB ha pedido a los Reyes Magos otro Doncic (si lo hubiera)…

El Madrid, entrenado por un Pablo Laso al que deberíamos besar los pies por resucitar el basket ofensivo en la ACB, es un equipo por el que han pasado jugadores como Delibasic, Petrovic o Sabonis, ejemplos de lo mejor que ha dado Europa, y Doncic se ha unido a ellos con solo 18 años, 19 a partir del próximo 28 de febrero. Y ojo, tiene edad para conducir, para votar pero debería huir de cierto tic protestón de compañeros como Felipe Reyes o Rudy Fernández, deportistas tan talentosos como rumberos en artes de picaresca y flopping.

No creo que Reyes (Feli… pón) y Rudy (Ru… dí) usen hoy móviles Nokia, aquellos del “Connecting People” pero los árbitros sí saben que ambos son parte del clan Protesting People, y en varios partidos de esta temporada se ha visto a Doncic presentar su (esporádica) candidatura a ser parte de esa cuadrilla.

El citado Mirza Delibasic (buscad en Teledeporte el reciente Conexión Vintage dedicado a él) medía casi lo que Doncic y pesaba doce kilos menos. Está claro, hoy el basket es muy fiero, tanto que a veces un tiempo muerto parece un remake del Club de la Lucha donde se oye gritar… “Hay que ser más agresivos”; o… “Si pegan… pegais vosotros más duro”, sin embargo, este jugador tan joven como talentoso apodado Wonder Boy (un saludo al inventor del mote: David Carnicero) corre el riesgo de dejarse ir, de enredarse en roces o protestas, y una cosa es el juego real y otra… el fuego del Real. Ya se sabe, está por nacer el primer árbitro que meta triples.

En un reciente partido con el Estudiantes Movistar Estudiantes, Luca se picó con Landesberg y en un momento dado se fue directo a chocar contra él sin balón en juego. Y días antes, ante el Monbus Obradoiro, en Sar, le vimos ya en el calentamiento algunas ínfulas de realeza como si a él le latiese sangre azul y al resto de jugadores roja. Además, en alguna ocasión cercana hemos comprobado que protestaba al árbitro de cola en su aro una jugada ya pasada mientras la bola iba ya rumbo a la otra punta del campo. Ya, ya, pecados de juventud, cierto pero… pecados.

Luka Doncic quema mil adjetivos por día a medida que supera nuestra capacidad de asombro, algo que tiene un mérito infinito porque aún es un chaval. Es un jugador bien formado pero todavía en fase formativa. Solo queda disfrutar de su juego día a día y desear que eluda la trampa que supone la (de)formación del Protesting People. Claro que, como dice un amigo: “Es tan bueno que me da igual lo que haga, y si le crecen los humos… ya se los bajarán en su primer entreno como rookie de la NBA”.

PD: La ACB ha pedido a los Reyes Magos otro Doncic pero…

Xabier Sanmartín Cuevas Periodista y asesor de amplitude.es

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