A sus 40 años, LeBron James sigue desafiando las leyes de la lógica y el tiempo, consolidándose como una de las mayores leyendas del deporte. En su vigésima temporada en la NBA, el alero de los Lakers está demostrando que la edad no es un obstáculo para alcanzar la excelencia. Comparar sus estadísticas de esta temporada con las de su año de MVP en 2012/13 con los Miami Heat no solo es inevitable, sino sorprendente: LeBron continúa rindiendo al más alto nivel, y sus números bien podrían ser dignos de un nuevo MVP si no fuera por Jokic o Shai
Cuando muchos esperaban que esta temporada marcara el ocaso en la carrera del “Rey”, LeBron ha sorprendido al mundo con actuaciones que desafían toda predicción. Su influencia en el juego de los Lakers es indiscutible, siendo el pilar sobre el que se sostienen las aspiraciones del equipo angelino al título. Su capacidad para liderar, crear oportunidades y su dominio físico lo han mantenido como uno de los jugadores más impactantes de la liga, incluso frente a rivales mucho más jóvenes.
LeBron ha mejorado en aspectos clave de su rendimiento respecto a 2012/13: un porcentaje de acierto superior en tiros de campo y triples, más rebotes y más asistencias por partido. Aunque su promedio anotador está apenas tres décimas por debajo del que registró en su temporada de MVP con Miami, su contribución global al juego es incluso más completa. Su capacidad para elegir los momentos clave en defensa, llevar el balón y leer el juego de manera magistral refleja su veteranía y experiencia.
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