Lluis Costa y su merecido momento de gloria

Lluis Costa penetran ante el Joventut (acb Photo / F. Rodríguez)
Lluis Costa penetran ante el Joventut (acb Photo / F. Rodríguez)

El director de juego catalán ha sido pieza clave en la permanencia de Coviran Granada tras sufrir durante toda su carrera la actual dificultad del base clásico español para establecerse en la ACB

El momento más intenso y emocionante de esta temporada en la Liga Endesa fue la lucha por la permanencia entre Betis y Coviran Granada en la última jornada de la liga regular. El equipo entrenado por Pablo Pin consiguió quedarse en ACB al perder los sevillanos contra el Real Madrid en los últimos segundos, pero para ello tuvo que imponerse a todo un equipo de playoffs y Eurocup como el Joventut de Badalona. La mayoría de los focos han apuntado al joven técnico o a Thomas Bropleh, que fue el héroe del partido asumiendo la anotación ante el mal día del salvador Joe Thomasson. También Luke Maye está en boca de todos por su gran partido.

Pero hay un jugador que firmó el mejor +/- del equipo con +18, que entró a falta de 3:55 para finalizar el tercer cuarto y protagonizó un parcial de 31 a 14 a favor de Granada, siendo el mejor del último cuarto junto a Bropleh con 7 puntos, 3 rebotes, 1 asistencia, 1 recuperación y 11 de valoración. Este jugador fue Lluis Costa y posiblemente haya sido uno de los que más ha disfrutado con ese día de alegría para el baloncesto granadino por todo lo que le ha costado llegar hasta aquí.

Lluis Costa fue decisivo en la victoria contra Joventut (acb Photo / F. Rodríguez)
Lluis Costa fue decisivo en la victoria contra Joventut (acb Photo / F. Rodríguez)

En 2020 Lluis Costa se planteó incluso dejar el baloncesto. Como el mismo declaró en varias ocasiones, tras una malísima experiencia en Hungría y volver a LEB Plata para jugar con el Barça B no tenía nada claro que el baloncesto fuera su mejor camino profesional. Entonces llegó la oferta de Granada y, como se suele decir, el resto es historia, aunque en este caso sería más propio decir que Lluis ha hecho historia en el equipo granadino, al ser clave tanto en el ascenso como en la permanencia. De estar a punto de dejarlo, a inscribir su nombre en letras doradas en la leyenda de un club que ha protagonizado una recuperación fulgurante del más alto nivel del baloncesto en una ciudad con mucha historia en el deporte de la canasta.

Lluis Costa ha tenido que brillar, y mucho, en la LEB Oro, el hábitat donde aún los bases españoles son más apreciados. El actual jugador de Coviran consiguió el ascenso de Autocid Burgos en la 13/14, haciendo pareja con Albert Sàbat, otro histórico de la segunda categoría al que costó mucho trabajo establecerse en ACB, pero no se consumó en los despachos. Tras jugar en la Liga Endesa temporada y media con Manresa, también formó parte del ascenso de los catalanes en la 17/18, pero no le valió para volver a formar parte de la plantilla en la máxima categoría. Fichó por Betis para confirmarse como un base infalible para la LEB Oro, pero otra vez no contaron con él tras conseguir subir de categoría. Tras rozarlo en la 20/21, 2022 se convirtió en el primer año en el que su club lo quiso para la Liga Endesa tras ser el claro protagonista de un nuevo ascenso.

Mirándose en el espejo de Dani Pérez y otros bases a la antigua usanza españoles

Su trayectoria recuerda a la de otros bases españoles que encajan perfectamente en la definición de director de juego a la antigua usanza y que tuvieron que destacar en competiciones FEB antes de conseguir ser jugadores ACB de pleno derecho. Ferran Bassas, Tomás Bellas, Dani García, Chistian Díaz y Erik Quintela son bases actuales que jugaron más o menos temporadas en la segunda categoría antes de llegar a la Liga Endesa, pero el nombre con más coincidencias profesionales con Costa es el de Dani Pérez.

Ambos salieron de la cantera del Barça, fueron internacionales en categorías inferiores y ganaron un oro y un bronce europeos. Los dos se convirtieron en estrellas de la LEB Oro y protagonizaron varios ascensos que no los devolvieron a la Liga Endesa, en la que ya se habían estrenado previamente. Pérez debutó en ACB con 23 años, pero no fue hasta los 27 años cuando llegó para quedarse. Lleva varios años siendo uno de los mejores asistentes de la competición y esta ha sido su sexta temporada consecutiva en el más alto nivel español.

Dani Pérez supera a Lluis Costa gracias a un bloqueo (acb Photo / F. Rodriguez)
Dani Pérez supera a Lluis Costa gracias a un bloqueo (acb Photo / F. Rodriguez)

Como hemos cambiado desde que nació Lluis Costa hasta ahora

El actual base de Coviran Granada nació en Sant Just Desvern en 1993, en una época donde el director clásico de juego español dominaba la ACB. En la temporada 92/93, cogiendo a los dos bases con más minutos por cada plantilla, había una mayoría aplastante de 39 bases españoles por 5 extranjeros, que eran Andre Turner, Kevin Pritchard, Mark Tillmon, Eric Johnson y Álex Bento. 30 años después vemos a 15 patrios por 33 no nacidos en la península ibérica.

En aquella temporada solo los cuatro bases estadounidenses acabaron la temporada entre los 50 primeros en anotación. Esta temporada hemos visto hasta 16 jugadores que han ocupado el puesto de uno destacando en ese top 50 de metepuntos. Esos jugadores históricos, entre otros, cambiaron la mentalidad que había en la ACB sobre las funciones del base y provocaron que se empezara a valorar la capacidad de anotación por encima, o como mínimo al mismo nivel, que la de dirección. La generación de juego desde el talento individual y el desborde en el uno contra uno o en el tan predominante bloqueo y continuación se fueron estableciendo como facultades casi imprescindibles para los bases titulares que se fichaban en la ACB.

Lluis Costa también tiene puntos en las manos, como demuestran sus promedios por encima de la decena en las dos temporadas que jugó con Coviran Granda en LEB Oro. En este mismo curso en ACB ha promediado unos buenos 7’8 puntos en 22:03 minutos jugados y ha firmado hasta 13 partidos anotando en dobles dígitos con un récord personal de 18. Pero no cabe duda que sus mayores virtudes están en la dirección de juego, en mandar el tiempo del partido, asistir a sus compañeros y en ser de los más inteligentes sobre la cancha y extensión del entrenador en la pista. Ese tipo de bases que siguen siendo tan necesarios en el baloncesto a pesar de ya no estar tan de moda como antes.

 

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