A mediados de los años 90, una conocida marca de automóviles lanzaba una campaña publicitaria que tuvo una gran repercusión en aquel momento. En el anuncio se trataba de dar importancia a una nueva generación de adolescentes, irreverentes, rebeldes, que rompían con todo lo establecido, pero que eran altamente cualificados. A esta generación se les llamó JASP: jóvenes, aunque sobradamente preparados
Pues bien, en la NBA tenemos actualmente un claro ejemplo de ello, los Memphis Grizzlies. El equipo de Tennessee, que ya dio señales de qué iba por buen camino la pasada temporada, llegando a disputar los Playoffs (cayeron en 1ª ronda ante Utah Jazz, tras derrotar a Spurs y Warriors en el play-in), en este curso está destapando el tarro de las esencias.
Los Grizzlies, en lo que debiera ser un proyecto a medio y largo plazo, se han convertido sorprendentemente acortando plazos, en una realidad. El equipo dirigido por Taylor Jenkins (discípulo de Budenholzer y en su tercera temporada al frente de los Grizzlies), ha sido capaz de encadenar once triunfos consecutivos (2ª mejor racha de toda la NBA) y de situarse en la tercera posición de la conferencia oeste con un balance de 30 victorias y 15 derrotas.
La plantilla actual de Memphis tiene gran recorrido, debido a la juventud de sus jugadores. Los más “veteranos” son el alero Kyle Anderson y el pívot Steven Adams, con tan solo 28 años. El resto, debido a su corta edad, debían destilar bisoñez, pero contra todo pronóstico han demostrado tener una gran madurez competitiva.
El éxito de estos Grizzlies radica en que son un equipo muy compacto, donde el colectivo predomina sobre las individualidades, aunque su hombre más importante es un jugador que está llamado a retomar el testigo como referente en la Liga, una vez Lebron y cía. dejen de estar en ella. Éste no es otro que Ja Morant. A sus 22 años, Morant tiene un futuro muy prometedor.
Sus 24,4 puntos (5 puntos más que la temporada anterior) y 6,8 asistencias de media hacen de él ser la primera referencia ofensiva del equipo. Su espectacularidad en el juego no está reñida con una gran eficiencia.
Su segundo espada es el ala-pívot Jaren Jackson Jr. con 16,2 puntos, 5,7 rebotes y 2 tapones de medía, que está demostrando la calidad que atesora, una vez superada la lesión que le tuvo el año pasado en el dique seco.
El resto del roster, como Dillon Brooks (18,4 puntos), Desmond Bane (17,5 puntos), De’Anthony Melton (1,6 robos y Steven Adams (9,3 rebotes) y en menor medida, Brandon Clarke, Kyle Anderson, Tyus Jones, Ziaire Williams y nuestro Santi Aldama, dan el aporte necesario que necesita el equipo. Cuando Ja Morant no ha podido jugar por las lesiones, los Grizzlies no le han echado de menos. Y he ahí, donde reside su éxito.
El ataque de los “Osos” con 112 puntos de media nos muestran su juego alegre y eléctrico. En el pasado mes de diciembre fueron capaces de batir el récord de la NBA de mayor diferencia de puntos entre dos equipos con 73 puntos, al derrotar a Oklahoma City Thunder por 152 a 79.
Con todos estos ingredientes, estamos sin duda ante una camada de jóvenes aunque sobradamente preparados (JASP), que están decididos a dar mucha guerra.
Redactor · Opinión · NBA · Liga Femenina
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