La combinación Doncic-LeBron prometía espectáculo y producción ofensiva, pero no alcanzó para sostener un equipo desequilibrado, especialmente en defensa. Doncic, aunque brillante en ataque, nunca se ha caracterizado por su impacto en el otro costado de la cancha. A eso se sumó la salida de Anthony Davis, que dejó al equipo sin un ancla defensiva en la pintura, lo que resultó en un sistema vulnerable y sin intimidación interior
En este escenario, Los Ángeles ha comenzado a explorar el mercado en busca de soluciones. Aunque se habló de un posible intento por Giannis Antetokounmpo, la realidad contractual del jugador de Milwaukee —con vínculo hasta 2028 y una opción de jugador de más de 62 millones de dólares— convierte esa operación en prácticamente imposible a corto plazo.
Con ese sueño fuera del radar, el enfoque se ha desplazado hacia alternativas más realistas. Los Lakers estarían evaluando la incorporación de pívots veteranos que aporten solidez defensiva y experiencia, como Brook Lopez o Clint Capela. Ambos perfiles encajan con las necesidades inmediatas del equipo: proteger el aro, cerrar el rebote y reforzar un esquema que necesita urgentemente presencia física bajo los tableros.
Otras opciones que llegaron a estar sobre la mesa han sido descartadas por cuestiones económicas o de perfil. Myles Turner, por ejemplo, está fuera del alcance salarial del equipo, mientras que interiores como Steven Adams o Precious Achiuwa no ofrecen el rendimiento o el impacto esperados para un proyecto que necesita resultados inmediatos.
La situación obliga a moverse con inteligencia. Con LeBron James en la recta final de su carrera y Luka Doncic en plena madurez, los Lakers saben que no tienen margen para errores: este verano puede marcar la diferencia entre volver a competir por el anillo o prolongar la frustración.
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