En el Madison Square Garden, la leyenda de Pascal Siakam encontró una nueva página dorada. Con 39 puntos —su mejor marca en postemporada— el ala-pívot camerunés lideró la victoria de unos Indiana Pacers que se impusieron 114-109 a unos Knicks cada vez más contra las cuerdas. Con este segundo triunfo en territorio hostil, la serie viaja ahora a Indianápolis con un contundente 2-0 a favor de los de Rick Carlisle
La capital de Indiana vivirá este domingo una jornada de fiesta total: por la tarde rugirá el Indianapolis 500 y por la noche, el Gainbridge Fieldhouse se vestirá de esperanza y ruido. La franquicia, que no pisa unas Finales NBA desde aquel lejano año 2000 frente a los Lakers, sueña con repetir la gesta. Y no es para menos: llevan seis victorias seguidas como visitantes desde que tropezaron en Milwaukee en el Juego 3 de primera ronda.
La noche tuvo dueño absoluto. Siakam acertó 15 de sus 23 lanzamientos y marcó la diferencia en un equipo donde nadie más superó las cinco canastas en juego.
A su lado, Myles Turner añadió 16 puntos, y Tyrese Haliburton rozó el triple-doble con 14 tantos, 11 asistencias y ocho rebotes. Indiana mostró templanza, físico y ejecución quirúrgica en los momentos clave.
Los Knicks, por su parte, se dejaron el alma. Jalen Brunson firmó una actuación brillante con 36 puntos y 11 asistencias, pero su esfuerzo no bastó. Karl-Anthony Towns y Mikal Bridges aportaron 20 cada uno, aunque Thibodeau optó por limitar los minutos de Towns (apenas 28) en favor de un Mitchell Robinson que aportó más solidez defensiva y nueve rebotes.
Con el duelo empatado a 81 al inicio del último cuarto, el Garden contuvo la respiración. Pero entonces llegó el golpe. Indiana encadenó un parcial demoledor de 13-4, coronado por un triple de Siakam que colocó el 94-85. A partir de ahí, los Knicks intentaron remar, incluso llegaron a colocarse a un punto (110-109) con solo 14 segundos por jugar, pero Nesmith y Turner sentenciaron desde la línea de tiros libres.
El histórico 50º duelo de playoffs entre ambos —con ventaja ahora para Indiana por 28-22 desde 1993— se pareció más a los viejos choques de los 90 que al festival ofensivo del Juego 1. Y una vez más, los Pacers demostraron que no necesitan un guion ideal para dominar. Solo necesitan a Siakam encendido y a un equipo que cree.
Ahora, con todo a su favor, el escenario cambia. Pero la presión, para Nueva York, no ha hecho más que aumentar. Nunca nadie remontó un 0-2 perdiendo los dos primeros en casa en unas finales de conferencia. Y estos Pacers no parecen dispuestos a ceder.


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