Los Thunder parecían tener la final en sus manos, pero entre Thompson y Curry le dieron vuelta en un partido memorable (101-108). Tenemos séptimo partido
En uno de los partidos más emotivos de los últimos playoffs, Golden State superó a Oklahoma City por 101 a 108, forzando un séptimo encuentro en su estadio, programado para el próximo lunes. Los Thunder estuvieron al frente toda la noche, pero tuvo un cierre de juego flojísimo y entre Thompson y Curry (más la defensa de Iguodala), no perdonaron. La serie vuelve a Oakland.
Klay Thompson fue la gran figura de la noche, anotando 41 puntos, con un excepcional 11 de 18 en triples (récord en playoffs). Además, Steph Curry no se quedó atrás con 29 tantos, 10 rebotes y 9 asistencias. Por Oklahoma City, no fueron suficientes los 29 de Kevin Durant (10/31 en tiro) ni los 28 de Russell Westbrook (10-27).
El partido comenzó, como era lógico por la importancia del mismo, con muchos nervios de parte de ambos. Los dos caían en apresuramientos, intentando forzar el dominio del ritmo del encuentro. En ese panorama, Golden State estuvo algo más certero, pasando al frente con un par de triples de Klay Thompson y Draymond Green.
Igualmente, la ventaja de los Warriors duró poco. El ingreso de Dion Waiters fue determinante en el Thunder y además, empezó a encenderse Russell Westbrook. De todas formas, lo más importante de los locales venía en defensa, haciendo lucir muy mal a uno de los ataques más eficientes de la historia de la NBA. Los de Donovan pasaron a controlar el marcador y se llevaron una pequeña ventaja de 23-20 al primer descanso.
El tremendo trabajo defensivo de OKC continuó en el segundo cuarto. Roberson, Waiters y Westbrook eran una pesadilla en el perímetro, generando malos tiros y pérdidas a un visitante fuera de su eje. Además, cayeron varias conversiones de Kevin Durant, más alguna aparición explosiva de Steven Adams y la brecha alcanzó el doble dígito. El estadio se venía abajo.
Con el apoyo de un público efervescente, cada conversión de Oklahoma City parecía ser una daga al corazón de Golden State. El partido estaba inclinado completamente para el lado local y ante cualquier otro equipo, la diferencia hubiera subido a los 20 puntos. Sin embargo, los de Kerr no son cualquier otro equipo, y con una seguidilla de triples de Klay Thompson y Steph Curry (no anotó en el primer período), los californianos ganaron algo de aire. La diferencia de cinco (53-48) al descanso parecía poco.
La mejoría de los Warriors no se detuvo con el descanso y en el arranque del tercero terminaron de confirmarla, pasando al frente con un gran inicio defensivo y un Klay Thompson encendido. De todas maneras, como le ocurrió en el arranque del partido, la ventaja al campeón defensor le duró demasiado poco: Westbrook volvió a ser imparable pero sobre todo, OKC dominó por completo el tablero ofensivo, con contribuciones claves de Enes Kanter y Andre Roberson. De esa manera, los de Donovan volvieron a tomar una luz considerable (83-75), a pesar de que Curry ya había calentado la mano.
El Thunder mantuvo buena parte de la distancia durante varios minutos, aunque sufría a un Thompson incandescente, que dejaba al equipo de Kerr con vida. Con su histórica temporada en juego, los Warriors dieron su mejor esfuerzo defensivo y empezaron a secar a un local demasiado centrado en el 1 vs 1 de sus figuras. La defensa de Andre Iguodala sobre Kevin Durant y un mejor trabajo en los rebotes, le ponían freno al dominio de Oklahoma City.
Para confirmar que el final sería dramático, aparecieron dos nuevos triples de Thompson y Curry, dejando el marcador igualado en 99, con poco menos de tres minutos en el reloj. El Thunder no encontraba respuestas por ningún lado y evidenciaba que sentía la presió del momento: de repente, los jugadores de rol que habían mantenido al equipo al frente durante toda la noche, brillaban por su ausencia. Para colmo, cayó otra bomba de un Thompson indefendible y los Warriors pasaron adelante en el minuto final.
El cierre de partido de los locales fue espantoso: dos nuevas pérdidas en reposiciones laterales, que sumadas a una terrible flotadora de Curry, terminaron sentenciando la historia y el 101-108 final. Los Warriors sobrevivieron, empataron la serie y ahora se jugarán el pase a la final en Oakland, ante su gente.
Por basquetplus.com / Photo NBA Media
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