Éxtasis, delirio, júbilo… Póngale el adjetivo que quiera, tras lo vivido ayer en el Olímpic. Y es posible que todavía nos quedemos cortos, después de haber asistido a la sensacional canasta desde tres cuartos de pista y sobre la bocina, anotada por Andrés Feliz, que le daba la victoria a la Penya sobre Bilbao Basket
Todo parecía perdido para el Joventut a falta de un minuto para finalizar el encuentro, ya que perdía por 69 a 76 en el día de la presentación del basket base verdinegro. Los más de 550 niños y niñas que forman la cuna del baloncesto, el “bressol” y que son el orgullo de una ciudad, vieron cómo los jugadores destaparon el tarro de las esencias y en 60 segundos de locura, se llevaron el triunfo por 81 a 78. Ver para creer. Bendito deporte éste del baloncesto.
En los últimos instantes de esta remontada, que se recordará durante mucho tiempo en Badalona, apareció Andrés Feliz para anotar un triple inverosímil. Una canasta que puede y debe ser un punto de inflexión en el conjunto verdinegro, ya que es de esas jugadas que pueden cambiar el devenir de toda una temporada.
Lo que ha logrado el tigre de Guachupita en su retorno a las pistas tras su lesión, va mucho más allá de sus grandes estadísticas (20 puntos, 8 rebotes y 26 de valoración), y es recuperar la ilusión y las ganas al aficionado penyero.
La conexión y comunión que se vivió al final del partido entre seguidores y jugadores, era muy necesaria y liberadora, porque el arranque de curso para los de Carles Durán, ha sido de todo, menos tranquilo.
La Penya se sitúa a una victoria de los puestos de Playoffs y de las plazas que dan acceso a la Copa del Rey, pero eso quizás es lo de menos. En Badalona el aficionado verdinegro sonríe y vuelve a ser feliz con su equipo, cómo Andrés.
Redactor · Opinión · NBA · Liga Femenina
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