Serbia se apunta a una nueva final (79-87)

Finalista de la Copa del Mundo, de los Juegos Olímpicos y ahora del Eurobasket. Serbia está a las puertas de un nuevo título después de superar a Shved 33 puntos) y Rusia con una gran primera parte donde brillaron Marjanovic y Bogdanovic 

Serbia se clasificó para la final del Eurobasket tras derrotar a Rusia por 79 a 87 de manera que, después de jugar las finales de la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos contra Estados Unidos, en este Eurobasket tratará de alzar el título frente a Eslovenia.

Pese a las dudas que sufrió durante algunos minutos de la segunda parte, Serbia dominó todo el partido y fue mejor que una Rusia que acusó un inicio de partido donde le costó frenar a unos serbios que tenía vía libre para anotar. Primero Stefan Jovic y Vladimir Lucic con sus penetraciones, luego Boban Marjanovic (sublime en el segundo cuarto con 12 puntos) y siempre Bogdan Bogdanovic. En su último partido en Europa antes de irse a la NBA, el escolta quiso dejar su sello de calidad (24 puntos) y fue el artífice del despegue de su equipo… el que sentenció su victoria.

Rusia siempre fue más previsible y funcionó según las ráfagas de su juego. A Timofey Mozgov le duró poco su dominio interior (11 puntos y nueve rebotes) y tanto Andrei Vorontsevich (14 puntos) como Dmitri Khvostov vivieron en las sombras que la luz cegadora de Alexey Shved (33 puntos y cinco asistencias) dejó en el ataque ruso. Pero es que más allá de ellos cuatro, la más absoluta anotadora en Rusia (0 puntos al descanso el resto del equipo).

El base llevó a su equipo hasta las semifinales y quiso arrastrarlo a la final, pero no entendió lo que el partido y sus compañeros necesitaban y acumuló errores (3/9 al descanso) mientras Serbia terminó la primera parte por encima del 60% en tiros de campo. Ni siquiera le hizo falta el triple al conjunto serbio como fue habitual durante muchos años. Con un gigante tiranizando la pintura y dagas rasgando la defensa rusa, Serbia nadó en la abundancia anotadora.

La lógica imperó y esta efectividad cayó con el transcurrir de los minutos y la tensión de la segunda parte. Durante tres minutos Serbia se ausentó del partido, momento que aprovechó Rusia y con tres triples colocar un parcial de 11-0 con el que situarse a cinco puntos (52-57). Fue entonces cuando el partido entró en una nueva dimensión esa en la que impera el caos ofensivo al que somete Shved a su equipo. Durante minutos del segundo tiempo éste dio muchos réditos (el base sumó 19 puntos en este tiempo) a Rusia tanto por los propios aciertos de su base como por la desaparición en Serbia de Bogdanovic y, en especial, Marjanovc (sólo cinco puntos tras el descanso).

La descomposición serbia le llevó casi a desperdiciar toda su ventaja, apenas le quedaron dos puntos, pero a falta de dos minutos reapareció Bogdanovic para anotar cinco puntos seguidos, recuperar su estatus hegemónico y clasificar a Serbia para la final.

En un torneo donde el espectador se acostumbró a las altas anotaciones, tanto Rusia como Serbia no quisieron defraudar y entraron con buen pie ofensivo a un partido que tuvo a Mozgov como primer protagonista. El pívot es el ariete con el que Rusia trata de derribar el muro del rival en los primeros cuartos. Ya lo hizo frente Grecia y quiso hacerlo frente a Serbia. El problema es que Kuzmic y Marjanovic no son dos cualquieras y pronto secaron el suministro interior de balones para revertir el inicio ruso y hacer que Serbia comenzase a ser el dominador del encuentro.

Jovic y Bogdanovic eran puñales que abrían la zona rusa con penetraciones. Con ellos, Serbia llegó a tomar un favorable 10-16 pero verles en el banquillo exacerbó los ánimos de un Shved que tuvo un inicio ralentizado… esperando su momento mientras acumuló fallos durante seis minutos, pero encadenando siete puntos del tirón para neutralizar la ventaja serbia.

Rusia era más plana en su ofensiva con Shved siempre decidiendo con muchos segundos el balón en sus manos y dejando al resto de compañeros la capacidad de improvisar según la secuencia del ataque. En ocasiones eso dio resultado (26-28), pero en más ocasiones de las deseadas, esa improvisación fue haciendo que la distancia creciese porque, entre otras cosas la disciplina y claridad de ideas serbias llevó el balón a Marjanovic como complemento perfecto a un ataque donde los puñales serbios seguían clavándose en el corazón de la defensa rusa (26-42 minutos 16).

Casi cuatro minutos sin anotar condenó a Rusia a un partido muy complicado, más si el escenario es el de una semifinal continental y Serbia el rival. Ésta vivió momentos de excelencia ofensiva alimentaba por su voracidad en defensa. Serbia cerró el aro y mordió las líneas de pase para convertir cada fallo ruso en un potencial contraataque… y si tocaba atacar en estático Marjanovic era el faro que alumbrar los caminos de la canasta.

Serbia parecía dueña por completo del encuentro cuando el marcador anduvo anclado en una ventaja superior a los 15 puntos. Sin embargo, la chispa ofensiva que tanto tiempo estuvo buscando Rusia apareció aprovechando el descanso de Bogdanovic y los rusos encadenaron un parcial de 11-0 que obligó a Serbia a dar entrada a Marjanovic y Bogdanovic sucesivamente además de pedir un tiempo muerto para que Djordjevic despertara del letargo a sus jugadores.

Dicho hecho. Parcial con parcial se responde y el 0-7 con el que contestó Rusia obligó a Sergei Bazarevitch a emular a su homólogo en los banquillos y parar el mal momento de sus jugadores. No quería volver a dejar escapar al equipo serbio y lo logró. Cierto que sólo pudo minimizar el impacto a la decena de puntos, pero Rusia había entrado en el partido. Las noticias fueron cambiando de signo en ambos banquillos y si Serbia vio como caía lesionado Jovic y se diluían Marjanovic y Bogdanovc con el paso de los minutos, Serbia se encoraginó con la aparición de Zubkov y la eterna anarquía anotadora de un Shved que encadenó dos triples para colocar un 73 a 75 a tres minutos para el final.

La locura del base le llevó a intentar un tercer para ponerse por delante, pero falló y Micic le dio una bombona de oxígeno a Serbia con un triple. Aire no sino una vida entera el dio Bogdanovic cuando regresó al partido para anotar un nuevo triple a menos de dos minutos para el final (74-81). El partido había acabado y el propio Bogdanovic lo remató en el siguiente ataque. Serbia regresaba a una final de Eurobasket después de ocho años.

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Nota de prensa ACB • Foto: FIBA