T.J. McConnell, el alma combativa de Indiana: “Solo intento hacer mi trabajo”

En la previa del Juego 7 más esperado de la década, T.J. McConnell mantiene su enfoque como si fuera un entrenamiento cualquiera. Con la misma templanza con la que ha incendiado los partidos desde el banquillo, el base de los Pacers rehúye cualquier protagonismo personal. ¿Finales MVP? ¿Actuaciones sorpresa? Nada le distrae: “Solo intento hacer mi trabajo. No presto atención al ruido exterior. Salgo a inyectar energía y a ayudar a mi equipo”

Y vaya si lo ha hecho. Desde el primer partido de la serie, McConnell ha sido el motor emocional y táctico de Indiana, alterando ritmos, generando pérdidas en defensa, asistiendo, anotando y mostrando una determinación que ha conquistado incluso a los rivales. Sin embargo, prefiere dar crédito a los suyos: “Rick y su cuerpo técnico me han dado libertad para jugar a mi manera. Y cuando tienes compañeros como los míos, es fácil salir y jugar”.

Tampoco quiere saber nada de la creciente conversación en redes sobre su papel estelar, ni de comparaciones con leyendas que dejaron su sello en Juegos 7. Cuando le preguntan si tiene algún recuerdo favorito de un séptimo partido, lo deja claro: “No. Solo intento quedarme en el momento. No mirar hacia atrás ni hacia adelante. Prepararme para mañana”.

Como amante del juego, eso sí, admite disfrutar de la batalla táctica: “Creo que es la mejor parte del baloncesto de playoffs, y más en unas Finales. Las modificaciones, los cambios… Tienes a dos entrenadores increíbles como Mark (Daigneault) y Rick (Carlisle) enfrentándose. Es un duelo de ajedrez muy divertido de ver, incluso como fan”.

El precedente del Game 7 en Nueva York el año pasado apenas le sirve como inspiración: “Aquello fue diferente. Este es otro equipo, otro rival. Solo cuenta el ahora”.

Sobre el desafío de jugar en una cancha hostil como la de Oklahoma City, McConnell no se engaña: “Va a estar muy, muy ruidoso. Ellos tienen una afición increíble. Estaremos prácticamente solos, así que hay que estar preparados”. Y cuando le preguntan si es más difícil forzar pérdidas fuera de casa que en Indianápolis, asiente: “Claro. El ambiente marca la diferencia. La energía del público te da un empujón extra. Pero toca adaptarse”.

También hubo espacio para lo personal. El base no oculta la importancia que tiene su fe durante esta histórica travesía: “Es algo en lo que me apoyo mucho. Significa mucho para mí y mi familia. No estaría aquí sin mi Señor y Salvador Jesucristo. Es algo que me acompaña cada día”.

Y en un guiño final a su cuerpo técnico, McConnell fue rotundo: “Tenemos un staff increíble. No solo corrigen lo que necesitamos ajustar, también nos dan libertad para hacer lo que mejor sabemos. Ver cómo han crecido los jugadores y los entrenadores en este proceso ha sido increíble”.

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