¿Y ahora qué, Barça?

Enfado, decepción, tristeza… Esas eran las caras ayer de los aficionados azulgranas en el Gran Canaria Arena tras la derrota ante La Laguna Tenerife en los cuartos de final de Copa. Desde la grada de prensa podía ver a mi derecha a una aficionada abatida, con lágrimas en los ojos, intentando, sin éxito, ser consolada. Desgraciadamente, me parece el mejor resumen de la debacle de ayer

Cierto es que la temporada del Barça no invitaba al optimismo, pero convendrán conmigo que caer a la primeras de cambio, y más de la manera en qué sucedió, es un golpe muy duro para el equipo. Y eso que el arranque de los de Peñarroya fue realmente bueno, firmando el primer cuarto más anotador en la historia de la Copa. Pero no nos engañemos, la buena primera mitad tuvo trampa. Que tras esa buena puesta en escena, sólo se marcharan al descanso siete puntos arriba, no era una buena señal.

Y efectivamente, esta premonición se cumplió. Tenerife colapsó al ataque culé en la segunda mitad, que unido a la baja por lesión de Kevin Punter, terminó por desquiciar a unos jugadores totalmente sacados del partido. Por su parte Peñarroya tampoco fue capaz, en los minutos finales, de dar con la tecla y revertir la situación. La extraordinaria actuación, camino de los 42 años, de “Benjamin Marcelinho Huertas Button” la dejaremos ya para otro día.

Llegados a este punto de la temporada, la pregunta que nos hacemos todos es ¿y ahora qué, Barça? A día de hoy, el panorama no es muy halagüeño. Las bajas capitales de tres de los mejores jugadores de la plantilla (Laprovittola, Vesely y Punter) no ha ayudado nada y, qué, el rendimiento de otros jugadores ha estado por debajo de la expectativa, pero sería un error cargar las tintas sólo con los que están en pista.

El problema de este Barça va mucho más allá. Podemos hablar de toda la jerarquía de la sección. Desde su máximo dirigente, pasando por la secretaría técnica, que no ha reforzado al equipo pese a las bajas y que ha quedado tocada por el caso Heurtel y acabando por Peñarroya, qué, hasta el momento, no ha conseguido encajar las piezas.

La solución al problema blaugrana no parece nada sencilla y requiere de una extensa toma de decisiones ¿Cuáles? Veremos… Lo que sí parece claro, es que ha llegado el momento de mover el árbol, porque la tendencia es la de un barco que va a la deriva y es algo que un club cómo el Barça no se puede permitir, por su historia y por sus fieles aficionados.

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