El Leyma Básquet Coruña necesitaba un guard que cambiase la geometría del ataque desde el primer paso. Paul Jorgensen llega para eso: para que cada penetración tenga premio, para que cada ayuda rival sea una decisión incómoda y para que el Coliseum se acostumbre a ver el balón volar limpio desde las esquinas. Escolta de 1,88 con pasaporte italiano, formado en George Washington y Butler, aterriza en A Coruña tras un último curso notable en Fuenlabrada, con la etiqueta que mejor le sienta: tirador fiable con lectura
Su baloncesto es eficiente y moderno. En estático, rara vez invade zonas que estorben: fija la esquina, escala a 45° cuando el base rompe y se coordina con los interiores para sacar ventaja de indirectos cortos. Si su defensor hunde un paso, el tiro sale de memoria; si le persiguen, ajusta la curva, equilibra el cuerpo y arma en una décima. Y si hay cambio, no se emperra: dos botes para atraer ayuda y pase extra al lado débil. Con él, las ventajas pequeñas se convierten en tiros grandes.
El plan del Leyma se enriquece alrededor de su presencia. Con Caio Pacheco al mando, el drive-and-kick multiplica opciones: o cierras el aro y regalas a Jorgensen, o respetas su amenaza y dejas pasillo al roller. Con Dídac Cuevas, el equipo gana coreografía: Chicago action (pin-down + handoff), re-screens para castigar persecuciones y lecturas que terminan en lanzamiento a pies parados. Y con Guillem Jou compartiendo perímetro, el rival no puede hundirse: dos tiradores disciplinados sostienen la pista ancha y permiten que Thiam y Mencía vivan cerca del aro, con Jacobo Díaz conectando desde el short roll.
También suma en el tempo emocional. Jorgensen no necesita diez lanzamientos para entrar en partido; un buen bloqueo, un tiro liberado y ya está. En noches espesas, su fiabilidad en tiros libres es un salvavidas; en rachas, su catch&shoot rompe parciales. Atrás, su trabajo es de hábitos: negar mano dominante, no morder fintas y cerrar rebote largo para activar la transición.
El cuaderno de mejoras está claro. Primero, selección en tráfico: elegir cuándo terminar en tráfico y cuándo resolver con floater o descarga antes de la ayuda grande. Segundo, creación ante cambios: ganar ángulo con cuerpo y ritmo para no vivir solo del tiro. Tercero, atención a la esquina débil en rotaciones largas para no conceder el triple que él mismo castiga delante.
¿Qué debería ver la afición?
Un perímetro con más gravedad: defensas que no pueden colapsar la pintura, interiores que reciben con espacio y bases que encuentran líneas de pase claras. En 24–28 minutos, un rango de 12–15 puntos con eficiencia alta desde el triple y bajo error no forzado es realista. Pero su efecto va más allá del boxscore: su sola presencia ordena al equipo y le da aire a cada ataque.
Paul Jorgensen es la pieza que completa el dibujo exterior del Leyma: francotirador disciplinado, lector paciente y capaz de convertir ventajas pequeñas en puntos. Si sostiene su acierto y pule dos detalles de creación, el Coliseum tendrá una nueva rutina: escuchar el murmullo justo antes de que el balón entre limpio.


15xACB, 13xF4EuroLeague, 2xFinalsNBA, 2xJJ.OO, 2xMundiales, 4xEuroBasket y 3xLibros
CEO de Piratas del Basket
twitter personal: @raainaga · twitter web: @piratasbasket
bsky web: piratasdelbasket.bsky.social · facebook web: Piratas del Basket
mail: redaccion@piratasdelbasket.net