Un vistazo a los dos equipos con mejor balance en la historia de la fase regular en la historia de la NBA, los míticos Bulls de Jordan, Pippen, Kukoc y Rodman, del 1996, y los Warriors de Curry, Thompson y Green, de 2016
En 1995/96 se vieron a los mejores Chicago Bulls de siempre, el de un récord que por mucho tiempo parecía imbatible, el famoso (72-10). Sacando 8 victorias más que el mejor del Oeste, y a la postre rival en la final, los Seattle Supersonics de Kemp y Payton (64-18).
Los Bulls comenzaron la liga de una forma impresionante, con un balance de (23-2) en los primeros 25 encuentros, ganando 13 partidos seguidos. Lo mejor vino después, cuando encadenaron 18 partidos de forma consecutiva, y con (41-3) este equipo estaba llamado a poder hacer historia.
Antes del All-Star los Bulls perdieron dos partidos seguidos, única vez que les pasó y ganaron uno para llegar con (42-5) al parón. Tras el evento encadenaron un balance de (12-1), [54-6], y de (11-2), [65-8]. En los últimos partidos de la regular perdieron otros dos encuentros, y con un balance final de (18-2) llegaban al mítico durante muchos años, [72-12].
El quinteto más habitual de estos Bulls lo formaron Ron Harper (7.4 puntos 2.7 rebotes 2.6 asistencias) realizando labores de complemento y subiendo el balón, Michael Jordan (30.4 puntos 6.6 rebotes 4.3 asistencias) como líder, y Scottie Pippen (19.4 puntos, 6.4 rebotes 5.9 asistencias) como escudero, dos jugadores que aglutinaban gran parte del juego de los suyos, tanto en ataque, como en defensa. Por dentro Dennis Rodman (5.5 puntos 14.9 rebotes) como especialista defensivo en la pintura y un imán en el rebote, y Luc Longley (9.1 puntos 5.1 rebotes), un cinco grande (2.18) que hacía su labor cerca del aro.
En el banquillo dos jugadores acaparaban muchos minutos, Toni Kukoc (13.1 puntos 4.0 asistencias 3.5 asistencias), jugando como cuatro abierto, anotando desde el triple, y haciendo daño con sus penetraciones, aquel año le galardonaron con el premio al mejor sexto hombre de la liga, y Steve Kerr (8.4 puntos 2.3 asistencias), un jugador muy solvente en ataque, y con nervios de acero para anotar en momentos clave. Por fuera la rotación se completaba con el base Randy Brown (2.7 puntos 1.1 asistencias) y Jud Buechler (3.8 puntos 1.5 rebotes), siempre dispuestos a ofrecer minutos de descanso de calidad. Cerca del aro Bill Wennington (5.3 puntos 2.5 rebotes) era el cinco más utilizado desde el banquillo.
Hay que decir que muchas veces Phil Jackson jugaba con Harper, Jordan, Pippen, Kukoc y Rodman en pista, siendo pioneros en esto de jugar sin posiciones definidas con hasta cinco jugadores subiendo el balón indistintamente, y salvo Rodman, los otros cuatro alternando dentro/fuera con total albedrío.
El fondo de armario lo formaron con hasta cuatro jugadores, Dickey Simpkins (3.6 puntos 2.6 rebotes) como jugador 11, dos veteranos interiores como John Salley (2.1 puntos 2.5 rebotes) y James Edwards (3.5 puntos 1.4 rebotes) y el potente alero Jason Caffey (3.2 puntos 1.9 rebotes). Otro interior, Jack Haley llegó a jugar un partido de regular, con 5 puntos y 2 rebotes.
En playoffs los Bulls comenzaron arrasando en la primera ronda a los Miami Heat (3-0), no tuvieron mayores problemas en la segunda ante los New York Knicks (4-1), y arrasaron de nuevo en las finales de conferencia a los Orlando Magic (4-0), vengándose de la derrota de los anteriores playoffs ante O`Neal y Hardaway.
Así llegaron a la final, en plena forma, con un balance de (11-1) en las tres primeras rondas de playoffs. Los Seattle Supersonics esperaban en la gran final.
No hubo lugar a muchas dudas, ya que los Bulls comenzaron la serie con un (3-0) que dejó la final vista para sentencia por la vía rápida. Los Sonics intentaron maquillaron el resultado ganando dos partidos seguidos ante el amparo de su afición. Fue un respiro, era como si lo Bulls se concedieran la clemencia de no avasallar, de ganar con elegancia, cosa que hicieron en el sexto y definitivo partido de la serie, (87-75) y [4-2] para poner el broche final a una temporada para la leyenda.
En la final Jordan (27.3 puntos 5.3 rebotes) fue nombrado MVP de la final, acompañado por Pippen (15.7 puntos 8.2 rebotes 5.3 asistencias), Kukoc (13.0 puntos 4.8 rebotes) saliendo desde el banco, Longley (11.7 puntos 3.8 rebotes) y Rodman (7.5 puntos 14.7 rebotes) que se las tuvo tiesas con Brickowski.
En los Sonics los más destacados fueron Kemp (23.3 puntos 10.0 rebotes), Payton (18.0 puntos 7.0 asistencias y 6.3 rebotes), Schrempf (16.3 puntos 5.0 rebotes), Hawkins (13.5 puntos) y Perkins (11.2 puntos 4.7 rebotes).
Tuvimos que esperar 20 años, desde 1996 hasta 2016, para que un equipo fueses capaz de superar el (72-10) de los Bulls, y estos fueron el equipo más dominador de los últimos años en la NBA, los Golden State Warriors, curiosamente con Steve Kerr, jugador en los Bulls del 96, como entrenador, que terminaron con (73-9), aunque al final los dioses del baloncesto no fueron justos con ellos y vieron como no fueron capaces de ganar la liga, perdiendo la final contra su archirrival por aquel entonces, los Cleveland Cavaliers de LeBron James, los mejores del Este con un balance de (57-25). Pero el récord de mejor balance de la historia de la NBA es suyo, aunque muchos a toro pasado les criticaron por implicarse demasiado en el récord y no llegar más descansados a los playoffs y a la final.
Los Warriors comenzaron a lo grande la temporada, con un balance de (24-0), para luego, hasta el All-Star hacer otro parcial de (24-4) y llegar con (48-4) al parón. Con una derrota menos y tres victorias más que aquellos Bulls del 96, el objetivo del (72-10) se convirtió en un objetivo. En los siguientes partidos realizaron un (14-3) que parecía poner en peligro el objetivo, pero no, terminaron la regular con otro parcial de (10-2), incluyendo una victoria por un solo punto ante los Grizzlies (100-99) a tres jornadas para el final, que les permitió terminar con un balance de (73-9), que suponemos que tardarán muchos años en poder igualar o superar.
El quinteto más habitual de estos Warriors lo formaron por fuera, con su pareja estrella Stephen Curry (30.1 puntos 6.7 asistencias 5.4 rebotes), que este año fue el MVP de la temporada, y Klay Thompson (22.1 puntos 3.8 rebotes) como excelente escudero, Harrison Barnes (11.7 puntos 4.9 rebotes) como alero, Draymond Green (14.0 puntos 9.5 rebotes 7.4 asistencias) como imprescindible jugador grapa, y Andrew Bogut (5.4 puntos 7.0 rebotes) de cinco puro.
En el banquillo Andre Iguodala (7.0 puntos 4.0 rebotes) como destacado sexto hombre, sobre todo en los playoffs. De base Shaun Livingston (6.3 puntos 3.0 asistencias), en las alas con Leandro Barbosa (6.4 puntos 1.7 rebotes) y Brandon Rush (4.2 puntos 2.5 rebotes), además de Iguodala, y por dentro Festus Ezeli (7.0 puntos 5.6 rebotes) y Marreese Speights (7.1 puntos 3.3 rebotes) como ficha 11, e Ian Clark (3.6 puntos) ficha 12.
El fondo de armario fueron Anderson Varejao (2.6 puntos 2.3 rebotes), James M. McAdoo (2.9 puntos), Jason Thompson (2.1 puntos) o Kevon Looney (1.8 puntos 2.0 rebotes), que solo jugó cinco partidos.
En los playoffs los Warriors empezaron ganando con contundencia a los Houston Rockets (4-1), igual que hicieron en la segunda fase, con idéntico balance (4-1), ante los Portland Trail Blazers. En la final de conferencia lo pasaron bastante mal para superar a los Oklahoma City Thunder, con (4-3) y levantando un (1-3) en contra, algo que no pasa muchas veces.
Un susto en el cuerpo que fue la premonición para la final, enfrentándose de nuevo a los Cleveland Cavaliers de LeBron James y Kyrie Irving. Y eso que la final se les puso muy de cara tras ganar los dos primeros partidos, además de forma clara, y ponerse (3-1) después de cuatro partidos. La historia le daba el título a los Warriors, jamás se había remontada en una final NBA un (3-1), pero los Cavaliers se encargaron de citarse con la historia, ganando los tres últimos partidos de la serie, dos de ellos de forma solvente, y el último con un triple letal que pasará a la historia de Irving.
Curry (22.6 puntos 4.9 rebotes) y Thompson (19.6 puntos 3.0 rebotes) estuvieron por debajo de lo esperado. Green (16.5 puntos 10.3 rebotes 6.3 asistencias) fue el tercero en discordia. El resto estuvo por debajo de lo exigible.
En los campeones Cavaliers, LeBron (29.7 puntos 11.3 rebotes 8.9 asistencias) se llevó el MVP, Irving (27.1 puntos 3.9 asistencias) le secundó, y Smith (10.6 puntos), Thompson (10.3 puntos 10.1 rebotes) y Love (8.5 puntos 6.8 rebotes) tocado, sumaron para la causa.
Los Cavaliers campeones de liga por vez primera, y un giro inesperado para el equipo que logró el mejor balance en la regular de siempre.
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