No es casualidad, evidentemente, que los Golden State Warriors sean un equipo destinado a batir todos los récords imaginables. Hay razones evidentes de entre las cuales destacan dos nombres extraterrestres: Klay Thompson y Steph Curry. No nos hemos equivocado en el orden, es a propósito, porque si el actual MVP de la NBA ganaba el año pasado el concurso al mejor tirador del mundo en New York, Toronto dio paso a la coronación del otro Splash Brother
Tan bueno, tan de otro universo, es Curry que haciendo 21 puntos en la primera ronda (por supuesto sólo Klay, con 22, le superó) dio la impresión de que no estaba fino. De poco sirvió el empate entre James Harden, J.J. Redick y el novato de los Suns Devin Booker, todos ellos con 20 tantos. De poco o de nada, porque el rookie de Phoenix se plantó en una final con los dos genios de Estado Dorado en la que estaba de mero espectador (16 puntos).
Todo apuntaba a que habría back to back con Curry enchufando todo el primer carro completo para acabar con 23 puntos, la puntuación más alta de la noche… Pero contemplar cómo se cuadra en equilibrio Thompson llegando en carrera a los carros, con un juego de pies que no es de este planeta, acabó registrado numéricamente en una marca letal de 27 puntos. Dejó el carro con todos los balones de doble puntuación para la última serie y el recital fue antológico. Como ver lanzar a un robot programado que no sabe fallar. Campeón para recordar en la historia.
[su_youtube_advanced url=”http://youtu.be/tuvdpmgoTog”]Redactado p0r basquetplus.com / Photo NBA Media
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