Cuando en el pasado draft de junio los Suns seleccionaban en el puesto 13 a un desconocido Devin Booker, muchos empezamos a buscar partidos de la Universidad de Kentucky, para ver si lo que señalan las predicciones pre draft se quedaban algo cortas, como se comenta en la casa de apuestas online del site 888Sport.es
Aunque en su único año de freshman con los Wildcats, Booker no fue capaz de destacar por sus estadísticas, si mantuvo unos porcentajes de tiro muy aceptables para ser su primer año, pero no justificaban, en cierta medida, esa alta elección. Nada que ver con las predicciones del jugador cuando estaba en el instituto.
De él se decía que era, posiblemente, el mejor tirador de todas las elecciones posibles. Un escolta que mejoraría sin dudas en la faceta anotadora, pero que no disponía de un físico muy apto para jugar en esa posición. No se veía posible emparejarlo defensivamente con escoltas más físicos que él de la talla de Bryant, Wade o Klay Thompson (pero siendo justos, pocos pueden hacerlo).
Pues bien, este joven jugador al que le ha costado arrancar (y que si no llega a ser por las lesiones de Knight y Bledsoe dudo mucho que lo hubiese hecho) hizo historia al ser el tercer jugador más joven en anotar más de 30 puntos en un partido. Concretamente el pasado 19 de enero anotó 32 puntos en la derrota ante los Pacers en Indiana. No se conformó con eso y en la última visita del equipo a Miami, el joven Booker anotó otros 34 puntos. Al equipo no le sirvió de mucho, ya que volvieron a caer, pero a él le permitió superar a Carmelo Anthony por 86 días y convertirse en el cuarto jugador más joven en superar, en más de un partido, los 30 puntos. La diferencia con la estadística anterior tiene que ver con Kobe Bryant, si bien tardo más días en anotar 30 puntos, le costó menos tiempo repetir esa hazaña y superó a Booker por solo 11 días. Si bien es cierto que Booker ya parece preparado para ir a más en la liga más exigente del mundo, la historia de este jugador está marcada por la incertidumbre.
Con solo 12 años su madre le mandó a Italia para poder estar con su padre, el ex jugador Melvin Booker. Jugador que hizo prácticamente su carrera en Europa y que vio como su hijo iba amando este deporte cuanto más tiempo pasaba con él y lo que era igualmente necesario, las aptitudes de su hijo para jugar al baloncesto, eran excepcionales.
Aunque al precoz jugador, por aquel entonces niño, le constaba tomar la decisión de separarse de su madre, esta llegó una vez que su padre, ya retirado y viviendo nuevamente en EEUU, le insistió en saber hasta qué punto tenía interés en ser jugador profesional. La decisión fue clara, y el prometedor Devin, se fue a vivir con su padre para que este pudiera entrenarle de manera más exhaustiva, incluso junto a personas mayores, lo que le permitió destacar de manera rápida en este deporte.
Todo este trabajo hacen que un joven talentoso sin convencimiento no lleguen nada, por eso viendo el amor que deprende Devin Booker por este deporte que muchos amamos, nos hacen desearle una próspera carrera deportiva.
Redactado por Arturo Reina
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