Dzanan Musa (2.06, 23 años) está llamado a ser uno de los mejores talentos de la próxima década. Ya estaba llamado a serlo hace cinco años, pero a la primera intentona, las cosas no salieron como se esperaban, viviendo el lado más amargo de la NBA. Pero la calidad siempre sale a flote, y el alero tiene ante si una siguiente oportunidad de volver a estar en la elite, su hábitat natural
Salió de su pueblo natal Bihac, en Bosnia, para irse a Croacia a iniciar su carrera como jugador de baloncesto. Una carrera que comenzó de forma meteórica. En 2014 ficha por el Cedevita Zagreb, y solo un año después, con 16 años ya debuta con el primer equipo, y además lo hace a lo grande, estrenándose en la Euroleague al poco de aterrizar, actualmente es el 13º jugador más joven en debutar en la máxima competición europea.
En estos años se empieza a forjar la leyenda de Musa, en los veranos reventaba las competiciones internaciones en categorías inferiores y en la temporada mostraba todo su desparpajo con el Cedevita contra los mayores, y así fue hasta el verano del 2018.
En Zagreb fue el complemento ideal para un equipo que dominó su competición doméstica, ganando tres ligas y tres copas, con Musa aportando medias en torno a los trece puntos, cuatro rebotes y algo menos de tres asistencias, tanto en la ABA Liga como en la liga croata.
En la EuroLeague debutó en 2016 con tres puntos de media por partido, y luego disputó dos años en la EuroCup, promediando once puntos y cuatro rebotes en su última temporada.
El 2018 fue un año estelar para él, fue galardonado con el Trofeo EuroCup Rising, fue nombrado Mejor Prospecto de la Liga ABA, y fue seleccionado en el quinteto ideal de la ABA-Liga de la temporada 2017-18. Europa y media aspiraba su fichaje, pero a sus 19 años Musa solo tenía sus dos ojos puestos en la NBA.
En el verano del 2018 entró en el Draft. Lo cierto es que dada su fama, y que los ojeadores NBA hacía años que le tenían el ojo echado, se esperaba que fuese una elección más alta, pero finalmente fueron los Brooklyn Nets quienes les escogieron en el número 29 de la primera ronda.
Su primer año en Estados Unidos fue duro, en la NBA jugó poco, solo nueve partidos, solo 39 minutos, con unos promedios de dos puntos por partido. El vinculado en la G-League, los Long Island Nets, fue su tabla de salvación para sentir el tacto del balón en sus dedos, donde destacó con sus casi veinte puntos y seis rebotes por partido.
En su segunda temporada, la 19/20, fue cuando Musa tuvo más presencia en los Nets, llegó a jugar 40 partidos, y algo más de 12 minutos en pista, lo que le permitió aportar cinco puntos y dos rebotes de media. También volvió a jugar en la G-League y de nuevo de forma destacada con sus casi veinte puntos y nueve rebotes.
Al año siguiente, Musa afrontaba su tercer año en la liga estadounidense, fue traspasado a los Detroit Pistons y ya no llegó a pisar la cancha hasta que le cortaron. Dos años y medio en la NBA con un cierto aroma de no haber sido el camino correcto para Musa, que todo llegó demasiado deprisa, que no fue el equipo apropiado,… Demasiados “es ques”.
Musa coge las maletas y vuelve a Europa para fichar por uno de los grandes del viejo continente, el Anadolu Efes. Los turcos quieren aprovechar la ocasión de tener en su proyecto a un jugador de su calibre y con toda una carrera por delante y le firma un contrato por lo que resta de temporada y dos años más, hasta el verano del 2023. Pero la realidad es bien distinta. El alero aprovecha los minutos que le permiten en la liga turca, promediando algo menos de doce puntos, pero Ataman no cuenta con él, en la EuroLeague, en el escaparate.
Cuatro partidos, doce minutos, ni un solo punto anotado. Ganó la liga turca y la EuroLeague. No hubo más paciencia, no hubo más tiempo. El Anadolu recula, y a pesar de que le firmó un contrato largo no quiere seguir contando con sus servicios y rescinden el contrato.
No NBA, no EuroLeague, Musa y su entorno tienen que decidir con inteligencia su siguiente paso. Tiene 22 años y el talento pasa por sus venas, solo tiene que encontrar el sitio, el proyecto adecuado. Musa tiene que sentir esas maravillosas sensaciones que ofrece el baloncesto, y Lugo, al norte de Galicia, fue el sitio apropiado.
Lugo es una ciudad pequeña, históricamente apasionada por el baloncesto y seguidora fiel de su Breogán y de los jugadores que conforman, imagínate de sus estrellas. Fue un movimiento ideal para ambos. Musa volvió por sus fueros, volvió a ser ese verso libre que solo el baloncesto puede entonar. Lideró al Breogán hasta la copa del Rey, hasta el mantenerse en la acb después de muchos años de espera, MVP de la competición, veinte puntos, cinco rebotes y tres asistencias por partido,… el talento siempre sale a flote.
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