El vigente campeón contra la sorpresa, Obradovic vs Jasikevicius, la solidez de un proyecto contra el desparpajo del baloncesto. Lituanos y turcos nos regalarán una eliminatoria inédita. Zalgiris ya ha tocado gloria, de aquí para adelante cualquier cosa será soñar con repetir aquella gesta del 1999, el Fenerbahce en su cuarta final four consecutiva querrá convertirse en el equipo más dominador de los últimos años
Fenerbahce Dogus
El vigente campeón ha sabido sobreponerse a la marcha de dos de sus máximas estrellas, Bogdanovic y el pasado MVP de la final four Udoh. Los de Obradovic han tirado de su habitual mezcla de calidad y oficio para terminar segundo en la regular con un balance de (21-9) y ganar al siempre competitivo Baskonia en los cuartos de final (3-1). Acostumbrados a competir con una rotación más corta que sus habituales rivales, el Fenerbahce tiene muy claro a lo que jugar.
En lo individual destaca por fuera Wanamaker (11 puntos 4 asistencias) y por dentro Jan Vesely (13 puntos 5 rebotes), que por veces se ha sentido algo solo en la pintura y ha cuajado una gran campaña. Guduric (7 puntos 2 asistencias) y Nunnally (10 puntos 2 rebotes) han completado el juego exterior más utilizado de inicio, cubriendo la discreta temporada de dos jugadores en teoría importantes pero que las lesiones le han obligado a ver muchos partidos desde la grada, Kalinic (6 puntos 2 rebotes) y Dixon (6 puntos 1 asistencia). Por dentro acompañando a Vesely, dependiendo de la situación optan por el físico de Thompson (5 puntos 4 rebotes) o la calidad de Melli (9 puntos 5 rebotes).
La rotación se completa con jugadores de primera línea, Datome (10 puntos 4 rebotes) y Sloukas (10 puntos 6 asistencias). A lo que hay que añadir a los locales Mahmutoglou (2 puntos), Duverioglou (3 puntos) y un Guler (2 puntos) que prácticamente no ha jugado.
Aquí radica la fuerza de este Fenerbahce, un núcleo de jugadores con experiencia y bagaje para volver a competir al máximo, todo ello entrenado por un Obradovic que es una máquina de ganar títulos. Son los vigentes campeones y pelearan duro por mantener su estatus.
Zalgiris Kaunas
Se han tenido que quedar fuera muchos equipos ilustres para dejarle un hueco al Zalgiris. Los lituanos son por propio derecho la sorpresa del año y de muchos años atrás, al final sextos con un balance de (16-14) y en la final four tras eliminar al Olympiacos con factor cancha en contra (1-3). Ante presupuestos más grandes que el suyo, el Zalgiris ha demostrado que lo que aquí importa es el baloncesto, conocerlo, jugarlo y no tener miedo a ningún rival. Hagan lo que hagan este Zalgiris pasará a la historia de la competición.
La estrella de este equipo, la que se lleva la mayoría de los focos, curiosamente no está en la pista, sino que está en el banco. Nadie desmerece la labor de los jugadores, pero es que con Jasikevicius en la banda es inevitable que todo gire en torno a él. Saras ha trasladado su genio y figura como jugador a su misión como entrenador, y el éxito no ha tardado mucho en llegar.
En la pista Zalgiris sale de inicio con un cinco muy marcado, Pangos (13 puntos 6 asistencias) como absoluto catalizador del juego lituano, por fuera dos jugadores muy distintos, Ulanovas (8 puntos 4 rebotes) talento y tirador, son sin perder su dosis de trabajo, y Toupane (7 puntos 2 rebotes) duro, defensa, verticalidad. Por dentro nos encontramos a una leyenda del Zalgiris Jankunas (12 puntos 5 rebotes) y Davies (10 puntos 3 rebotes), una de las claves de este gran equipo de Kaunas.
Desde el banco Zalgiris dispone de un ramillete de buenos jugadores que le permite ser competitivo ante cualquiera. Micic (8 puntos 4 asistencias) destaca y mucho desde la dirección, Udrih (3 puntos 2 asistencias) ha llegado hace poco y aún se está adaptando, Milaknis (9 puntos 2 rebotes) aporta su buena mano, y por dentro White (9 puntos 4 rebotes) un interior de raza blanca capaz de hacer muchas cosas en la pista, y la fortaleza de Kavaliauskas (6 puntos 2 rebotes) para completar la rotación.
Nada que perder y mucho que ganar. Para ellos estar aquí es un triunfo, pero la ambición de Jasikevicius no tiene límites y sin presión y con la calidad que atesoran serán un rival muy difícil. Es un país que vive por y para el baloncesto y el Zalgiris es su máximo estandarte.
Foto: euroleague media
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