Gonzaga y North Carolina se jugarán el título de la NCAA

Habemus final NCAA. Gonzaga y North Carolina se jugarán el titulo universitario tras superar unas semifinales de infarto. Gentileza de fullbasket.es

South Carolina 73 – Gonzaga 77

Arrancó la Final Four, y de qué forma. Dos de las mejores defensas de la temporada ponían el punto de partida para conocer al próximo campeón de la temporada, y la cosa no decepcionó en absoluto. En una segunda parte de auténtico infarto, los Bulldogs aseguraron su pase a la final con una soberbia actuación de Zach Collins, que se doctoró en un momento de infarto, y con un Williams-Goss dominador durante casi todo el choque. South Carolina arrancó el encuentro sin mirar atrás, con las ideas claras y el objetivo de que bajar al barro es el camino para vencer a una Gonzaga que tenía su plan de juego como siempre bien aprendido. Pero poco a poco esa idea se fue convirtiendo en utopía ante un Williams-Goss superlativo. El propio escolta de los Zags arrancó esta Final Four con la primera canasta del partido en el primer lanzamiento, lo que llevaría al partido a una tónica inimaginable durante toda la primera parte.

Con un Thornwell evidentemente renqueante de sus problemas de salud esta semana, USC ejerció uno de sus juegos más corales de la temporada para llevar el partido ajustado hasta el prácticamente el final. Los Zags abusando de la presencia interior de Karnowski, excelente de nuevo en la distribución interior, llevaron el tempo inicial del partido, cargando el juego dentro especialmente con la entrada de Zach Collins en pista. Precisamente una canasta suya a pase del polaco ponía el 7-8 en el marcador al minuto cinco de partido y dejaba el partido en un ritmo imprevisible antes de arrancar el choque, con mucha más presencia ofensiva de la esperada. La entrada de Felder y Melson dinamitó el encuentro en ambos lados de la cancha, y la racha de 7-12 de los Zags con dos triples de su base suplente fueron contrarrestadas por un Felder que a pesar de estar en su versión más loca anotó por elevación y con rectificado para volver a igualar una contienda que dejaba en el banquillo de Gonzaga la clave de este arranque de partido (12 de los primeros 20 minutos de partido).

Con Thornwell desaparecido y Dozier apareciendo sólo mediante aclarados, fue un inesperado McKie la clave desde el banquillo propuesta por Frank Martin para desajustar una defensa que minuto a minuto fue pareciéndose a la que acostumbra por parte de los de Mark Few. Ni el cambio a la 1-2-2 por parte de loa Gamecocks frenó a unos Bulldogs que poco a poco vieron como Jordan Matthews se enchufaba desde la larga distancia y Williams-Goss iba haciéndose poco a poco con el dominio del partido, encontrando situaciones cómodas y anotando sin apenas oposición. Y es que la defensa asfixiante de USC se venía abajo a cada minuto que transcurría de la primera mitad. Fue precisamente ahí cuando Thornwell tomó contacto con el partido para anotar dos tiros libres que empataban el partido a 26 y un posterior triple que metían de lleno a una USC que ha demostrado una y mil veces que nunca se rinde. La lucha de Silva bajo los aros y la intensidad de Gravett en el rebote eran otra de las alternativas, pero poco a poco cada vez se veía más cómoda a una Gonzaga que durante los últimos 3 minutos del primer tiempo sacó a relucir todo su potencial en los dos aros, justo coincidiendo con la retirada de Karnowski al banquillo tras una falta clamorosa del propio Silva. Con Williams-Goss (12 pts)  a los mandos y Collins en la pintura, los Bulldogs se desataron en ataque para marcar un parcial de 11-5 que pondría la máxima diferencia del partido hasta el momento justo segundos antes de que el propio Melson no anotase el buzzer-beater dentro de tiempo. 45-36 y el partido cada vez más complicado para los de Martin.

La segunda mitad del partido fue la verdadera locura de este arranque de Final Four. Con USC más metida que en el tramo final de los primeros 20 minutos, los Gamecocks se rehicieron tras plantar cara de nuevo al planteamiento de dos hombres altos de Few. Karnowski y Goss siguieron controlando el ritmo y la pintura, dejando el choque en una tónica de muy pocos puntos y muy mala toma de decisiones por parte de ambos equipos durante los siguientes minutos. Fue de nuevo la entrada de Collins el factor diferencial por parte de los de Washington, que colocaban el 48-59 en el marcador con 8 minutos ya disputados tras la reanudación. A partir de ahí se produjo la hecatombe. Primero Matthews con un nuevo triple dio el pistoletazo de salida a un intercambio en el que Williams-Goss y Notice por parte de los Gamecocks dejaba el partido a punto de caramelo para Gonzaga con un excelente dos más uno por parte como no, de la gran estrella de los de Few. Llegó el tiempo muerto, y a partir de ahí apareció el efecto Martin. De la mano de un P.J Dozier extraordinario en ambos lados de la cancha, y con Silva en la pelea de los aros, South Carolina le hizo encajar primero un parcial de 7-0 que enervó a una Gonzaga que enlazaba una pérdida tras otra y malas decisiones en ataque. La racha se extendió hasta el 14-0 que lograba así meter de lleno de nuevo a USC en el partido hasta el punto de empatarlo a falta de sólo siete minutos para el final. La entrada de nuevo de Collins tras el tiempo muerto de Few logró frenar la racha de unos Gamecocks que pasaron a estar otros tres minutos sin anotar. Su intimidación bajo los aros y los infinitos recursos ofensivo dejaron en nada la aparición de un Thornwell que servía de apoyo a la gran estrella de los de Martin en el partido, P.J Dozier.  El dúo formado por Karnowski y Collins puso de nuevo a los Bulldogs en el buen camino, y con otro parcial de 7-0 Gonzaga amplió su ventaja hasta el 66-72 en un abrir y cerrar de ojos. Desde ahí el empuje de Thornwell primero y Dozier después acercó a USC, pero de nuevo un Collins imperial se encargó de poner las cosas en su sitio con dos tiros libres y un posterior tapón que sería a la postre decisivo.

Con los nervios a flor de piel, los fallos de Thornwell, Dozier y Williams-Goss prometían un final ajustado, pero apareció Mark Few para gestionar el tiempo a la perfección. Con 12 segundos para finalizar el choque y balón para USC, Gonzaga quemó el tiempo para que fuese Perkins el que a falta de tres segundos hiciese una falta clave a Thornwell que le forzaba a ir a la línea, impidiendo así el triple que mandase el choque a la prórroga. La estrella Gamecock anotó el primero, pero el rebote tras tirar a fallar el segundo lo aseguró Tillie, que mató el partido anotando ambos lanzamientos desde la línea. De esta manera los Bulldogs afianzan su primer partido por el título en la historia de la universidad, continuando con una temporada histórica en la que muchos le ponían con el papel de sobrevalorado.

Mark Few y Gonzaga no iban de broma, y ya se colocan a falta de un único partido para el mayor hito de su historia.

Oregon 76 – North Carolina 77

El duelo entre Tar Heels y Ducks estaba llamado a ser EL PARTIDO de esta Final Four. Una final anticipada en donde el poderío interior de los de Roy Williams se enfretaba ante el talento ofensivo de un perímetro de escándalo. El choque arrancó con un triple de Joel Berry que a la postre sería su única canasta en una más que gris primera mitad. Los Ducks por el contrario arrancaron de forma lenta, para irse haciendo poco a poco con el ritmo del encuentro. Primero fue un Payton Pritchard que se mostró letal en los instantes iniciales del choque con cinco puntos tempraneros que se unían a un Jordan Bell en la linea continuista del último mes y medio de competición. El 9-9 lucía en el marcador mediado el primer cuarto de esta primera parte, pero los Tar Heels eran incapaces una y otra vez de generar en estático más allá de los esfuerzos en el rebote ofensivo de un Kennedy Meeks que fue indiscutiblemente el mejor jugador de UNC en los primeros 20 minutos. Con casi cuatro minutos sin anotar, Oregon entró en un juego de pérdidas constantes al que los Tar Heels se unían con una selección de tiro más que discutible y con el perímetro completamente ausente más allá de los intentos de un Pinson que intentaba crear de manera desesperada con más ímpetu que acierto.

La apuesta de Altman por una zona de ajuste con ayudas constantes y dos hombres grandes como Bigby-Williams y Bell compartiendo cancha minimizaba el impacto de UNC en la pintura, más teniendo en cuenta el estado de desesperación y frustración de Dillon Brooks, pero por el contrario se notaba en una ofensiva en la que sólo Dylan Ennis parecía proponer cosas con Dorsey completamente ausente del choque y Benson jugando a rachas. El choque continuó con bajos porcentajes, y sólo Jackson encontraba en situaciones complicadas el acierto de cara al aro que mantenía a los Tar Heels en un encuentro en el que Oregon seguía siendo superior. UNC despertó como pudo y por medio de la conexión fuera-dentro con Meeks logró ponerse por encima con el 17-18 en el marcador hasta la inmediata reacción de un triple de Benson que puso a los Ducks de nuevo en cabeza.

A partir de ahí de nuevo más pérdidas para ambos conjuntos que cortaban las intentonas de ambos equipos por fluir en ataque. Lo hizo Oregon durante unos segundos con los dos triples consecutivos de Ennis a falta de cuatro minutos para el final, que marcaron el principio de la reacción de una UNC que con varias jugadas encadenadas de Britt-Meeks y Jackson. sumado a varias defensas de gran nivel, volvieron a enganchar a los de Williams en el partido, pasando de reducir la desventaja de ocho puntos a ponerse uno arriba tras la canasta fácil de Meeks a pase del propio base de los Tar Heels (36-37). Otra canasta de locos de Jackson cerraba la primera parte dejando todo sobre la mesa para unos Ducks que fueron claramente de más a menos en esos primeros 20 minutos.

La segunda parte fue de dominio Tar Heel hasta practicamente el final. De la mano de un Meeks incomensurable durante todo el encuentro, cuatro puntos más en los primeros instantes y un robo de Jackson para posterior contrataaque dejaba los intentos iniciales de Oregon por engancharse en una pura idea mal gestionada. Ese parcial de 7-2 ponía el 46-38 en el marcador tras un triple escandaloso de Jackson desde la esquina, y dejaba muy tocada a una Oregon que tenía a sus estrellas completamente fuera del partido.

A partir de ese momento Altman dio responsabilidad completa a Ennis, que se encargaba una y otra vez de atacar el aro y dirigir la agresividad de los Ducks ante la incapacidad de Brooks y Dorsey para generar tras bote frente a la soberbia intensidad defensiva del dúo formado por Pinson y Jackson en el perímetro. Pero los esfuerzos del canadiense por meter a Oregon en el partido eran cortados constantemente por UNC de la mano de un Jackson indefendible.

Un robo suyo y dos tiros libres se encargaban de poner la máxima distancia del partido para los de Williams con el 56-47 a falta de 12 minutos para el final del choque. Oregon seguía espesa en la circulación, pero una canasta del propio Ennis y el triple por fin de un Dorsey que aparecía de forma irregular, acercaba a los de Altman, hasta que una vez más UNC se encargó de minimizar los daños con una reacción inmediata por medio de Theo Pinson, omnipresente a lo largo de todo el encuentro. La tónica fue constante, y a pesar de otros cuatro puntos consecutivos de Ennis, Meeks volvió a ponerse el traje de sastre para hacer un descosido al tocado juego interior verde, que veía una y otra vez con la superioridad física de McDonald’s All American se imponía en una zona en la que Jordan Bell apenas causaba problemas. Dos canastas y un rebote clave de Pinson volvían a aumentar la distancia a 10 puntos ya con sólo siete minutos por disputarse, por lo que la reacción final de Oregon tenía que aparecer para marcar la diferencia.

Ajustando las marcas en defensa y por medio de un Bell más inspirado, los Ducks fueron acercándose poco a poco sin hacer ruído para reducir la ventaja a tan sólo seis puntos con el 77-71 en el marcador. A partir de ese momento apareció de nuevo la locura en estado puro, y un nombre por encima de todos, Theo Pinson. Dos tiros libres suyos daban paso a un triple completamente inverosímil de Dorsey que colocaba a los suyos a tan solo tres puntos. Roy Williams diseñó incomprensiblemente el aclarado para el junior, y su bandeja fallida la aprovechó Pritchard para salir a toda velocidad y que Ennis asistierá a Smith para la canasta fácil que dejaba un partido casi sentenciado minutos antes en un momento de máxima tensión para North Carolina.

Con apenas cinco segundos para finalizar el partido, Kennedy Meeks acudía a la línea de tiros libres para al menos asegurar la prórroga, pero sus dos tiros libres fallados vieron la luz con un rebote clave de Berry tras palmeo milagroso de Pinson. Otros dos tiros libres para un seguro como el base de UNC, que sin embargo sucumbió ante los nervios para de nuevo fallar ambos lanzamientos. Oregon peleó el rebote, pero otra vez más Meeks logró un rebote ofensivo clave que ayudó a agotar el tiempo y dar un pase de infarto a los Tar Heels.

De esta manera Roy Williams logra otro nuevo pase al Championship Game en su novena Final Four, y los Tar Heels buscarán, no sin sufrir, la venganza tras la amarga derrota sobre la bocina la temporada pasada con ese ya histórico triple de Kris Jenkins.  Gonzaga- UNC, UNC-Gonzaga. Los dos equipos más completos del año se citan el lunes buscando un título para la historia. El tercero para Roy Williams por una parte, el primero de la historia por la otra. El baloncesto está asegurado.

Fuente: fullbasket.es by Bastian García · Foto: @ncaa

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