Holgada victoria del Barcelona ante el ALBA Berlín (103-84)

El sonido fue más propio de un entrenamiento que de un partido de Euroliga. Las bambas bailando sobre el parquet se imponían a los ánimos de una grada apagada por la huelga, pese a los infructuosos intentos del speaker del Palau y de un reducido miembro de niños que intentaban lanzar los cánticos habituales sin demasiado éxito. El ruido, o el no ruido en este caso, no distrajo al Barça, que sigue contando por victorias sus partidos en la máxima competición continental, casi una obsesión en la zona noble. Ya son tres, después de la ayer ante el Alba Berlín de Aíto García Reneses. Un triunfo casi rutinario del prometedor equipo azulgrana, que parece haber alcanzado ya la velocidad de crucero en este inicio de trayecto hacia la gloria

A pesar de todo, al inicio se contagió el Barça del deprimente ambiente en las gradas y le costó arrancar. Aunque tuvo las primeras ventajas, enseguida el Alba le relevó en el marcador. No necesitó demasiado el conjunto alemán. Un poco de acierto en el perímetro con el coloso Giedraitis al mando y el poder de intimidación del camerunés Nnoko, gigante en la pintura, capaz de apagar la luz hasta al mismísimo Mirotic con un tapón para enmarcar. A sus 72 años, Aíto no es un entrenador demasiado abierto a los cambios. Tiene clara la receta del éxito y no le ha ido nada mal. Rotaciones hasta el aburrimiento, intensidad defensiva y buen perímetro. Así de fácil –y así de difícil– fue el Alba estirando el marcador hasta el 19-30 que situó Giffey (minuto 11). Tomic era el único azulgrana que parecía dar señales de vida, reivindicativo el capitán en su condición de líder del vestuario, algo apagado en este tramo inicial de curso, quizás asolado por el huracán Davies.

Higgins reapareció y anotó 22 puntos en 19 minutos

Hay partidos en los que la falta de acierto se compensa con un público volcado que te devuelve las energías. No era el caso del Barça ayer, abandonado por su público más fiel, centrado seguramente en misiones más trascendentes que un partido de baloncesto. Huérfano de pancartas y de animación, la reaparición de Higgins sirvió como revulsivo a los azulgrana, acertado ya desde su primera acción –acabó con 22 puntos en 19 minutos–. También contribuyó un tiempo muerto de Pesic, con bronca incluida, a menos de cinco minutos para el descanso. Hasta entonces, su equipo no había anotado un solo triple y logró irse al vestuario con cinco en el zurrón. Especialmente importantes dos seguidos de Mirotic, que estrujaron el marcador (34-35, minuto 16).

El Alba se dio de bruces con la realidad nada más acabar el descanso. Se vistió Mirotic de líder anotador y Hanga de mago asistente –vaya joya de jugador tiene el Barça en el húngaro– y el combate se acabó. Con una superioridad casi insultante en el rebote y todas sus estrellas conectadas, los azulgrana pusieron tierra de por medio en el luminoso con pasmosa facilidad y finiquitaron el partido. Emergió al final la figura del mejor Higgins y todos sus compañeros le siguieron, como si del flautista de Hamelín se tratara. Un recital en toda regla que, combinado con la intensidad defensiva made in Pesic, trituró al rival sin piedad. 3585 personas lo disfrutaron. Otras muchas se lo perdieron. Fue una victoria sin ruido.

Barça (19+27+26+31): Delaney (-), Hanga (2), Claver (7), Mirotic (18), Tomic (15) -equipo inicial-, Davies (7), Oriola (8), Abrines (8), Kuric (8), Bolmaro (-), Higgins (22) y Smits (8).

Alba Berlín (25+19+17+23): Mattisseck (3), Hermannsson (-), Giedraitis (17), Sikma (6), Nnoko (8) -equipo inicial-, Cavanaugh (11), Siva (12), Giffey (10), Schneider (8), Ogbe (6) y Delow (3).

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