La inesperada noticia de que los Celtics de Boston han sido puestos a la venta ha sacudido el mundo del baloncesto, justo tras la celebración de su decimoctavo campeonato. Según fuentes cercanas al equipo, la decisión estaría motivada por las enormes presiones financieras que enfrenta la familia Grousbeck, propietaria de la franquicia. Las penalizaciones fiscales por el gasto en salarios han alcanzado una cifra alarmante: unos 280 millones de dólares, lo que ha generado tensiones internas
El conflicto dentro de la familia ha sido determinante en esta decisión. Por un lado, Wyc Grousbeck, la cara visible del equipo, se ha mostrado más dispuesto a asumir estos costos. Sin embargo, su padre, Irving Grousbeck, quien tiene la mayoría accionaria, se ha mostrado más reacio a continuar cubriendo las pérdidas. Las obligaciones financieras han alcanzado niveles insostenibles, sobre todo con los contratos de jugadores estrella como Jayson Tatum y Jrue Holiday, que juntos representan más de 500 millones en salarios y multas proyectadas para la temporada 2025-26.
Esta situación expone las dificultades de mantener a un equipo de primer nivel en la NBA actual. Equipos como los Warriors o los Suns han lidiado con sanciones fiscales que suman cientos de millones, y los Celtics no son la excepción. La presión de seguir siendo competitivos, a pesar de las complicaciones económicas, ha puesto en jaque a una franquicia con una rica historia.
A medida que los Celtics exploran posibles compradores, se estima que el valor de la venta podría superar los 6 mil millones de dólares. Sin embargo, la incertidumbre persiste: ¿será capaz el futuro propietario de mantener el legado exitoso del equipo y, a la vez, lidiar con los retos financieros? Lo que está claro es que este momento marca un hito en la historia de una de las franquicias más importantes de la NBA.
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