Michael Jordan, del primer al último baile (10): Jordan y Converse, el ‘Yugoslaviazo’ y el adolescente Santi Abad

En el verano de 1984 Michael Jordan (MJ) entrena con la selección de EE.UU. Antes, recoge el póster de Kareem Abdul-Jabbar de su habitación en la Universidad de North Carolina (sale sin acabar sus estudios de Geografía). Jordan prepara los Juegos Olímpicos de Los Angeles, y la selección española también. Mientras, Larry Bird gana otro anillo, Audie Norris cumple su segundo año profesional y un chaval barcelonés llamado Santi Abad progresa en los aros del Colegio Bon Pastor de Barcelona

En la taquilla de los cines, arrasan películas como ‘Cazafantasmas’, ‘Karate Kid’, ‘Gremlins’, ‘Indiana Jones y el templo maldito’ o ‘Superdetective en Hollywood’. Y en el parqué, Jordan deja atrás 101 partidos universitarios con este promedio: 17, 7 puntos, 5 rebotes y 1,8 asistencias (sí, aún le cuesta compartir la bola).

Elegido número tres del draft del 84, MJ espera debutar en otoño con Chicago Bulls pero tiene una misión previa: lucir al cuello el oro de Los Angeles 84. La selección de EE.UU. se planta en los Juegos Olímpicos tras ganar todos los amistosos con combinados NBA. Suman aplausos y moral pero no dinero (por ahora). Su preparación parece un guión de Hollywood. A Jordan, Ewing, Perkins, Flemming, Alford y compañía, solo les gana en fama El Hijo del Viento, Carl Lewis.

En 1980, la Guerra Fría, impidió que los USA ir a Moscú y el torneo olímpico estadounidense arranca ahora sin la URSS. Son como niños, tú no vas, yo tampoco. Antonio Díaz-Miguel no tiene tiempo de tonterías, va muy en serio. En su preparación con España hay fijados dos amistosos en México pero renuncia al segundo tras una tangana en el primero.

El entusiasta técnico manchego entrena a un combinado nacional formado por Fernando Arcega, José Manuel Beirán, Juan Antonio Corbalán, Juan de la Cruz, Andrés Jiménez, José Luis Llorente, Juan Manuel López Iturriaga, Josep María Margall, Fernando Martín, Fernando Romay, Epi y Nacho Solozábal. Doce hombres y un destino: hacernos soñar.

Bobby Knight, un entrenador que parece comerse niños de desayuno, trabaja con otros doce talentos pero tiene más donde elegir. Su lista es fruto de una galáctica tanda de descartes. Prescinde de Joe Dumars, Mark Price, Karl Malone, Terry Porter, Charles Barkley, Chuck Person, John Stockton y Terry Porter, entre otros. Para resumir la riqueza juvenil norteamericana, basta un dato: de los 30 preseleccionados iniciales, seis serán miembros del Dream Team de 1992. Da vértigo.

España y Estados Unidos caen en el mismo grupo, el B. Los de Díaz-Miguel ganan todo salvo al anfitrión, que les barre, cómo a todos. Los estadounidenses empiezan el torneo superando por 48 puntos a China, luego por 21 a la Canadá de Greg Wiltjer, por 36 a Uruguay, por 58 a Francia y por 33 a España. En cuartos rebasan a Alemania por poco, entre comillas, con un 78 – 67 y en semis se imponen a Canadá con 19 tantos de ventaja.

España avanza hasta cuartos de final con un solo tropiezo, el lógico. En cuartos de final, superan a la Australia del killer Andrew Gaze por 101 – 93 y entran en las semifinales para medirse a la bestia negra: Yugoslavia. Son duelos que aquí solemos ver por TVE de madrugada.

Ante Yugoslavia, España hace de la decepción de irse al descanso abajo 35 – 40 un manual de motivación. Al reanudar el juego, sacan partido a su juventud frente a una escuadra balcánica talentosa pero veterana. De ese modo, remontan. En la zona, Romay domina, eso permite correr y cuando hay juego en estático Matraco Margall reparte lecciones con siete de ocho tiros anotados en ese segundo periodo sellado con triunfo: 71-64.

Ese final inspiraría luego la mítica canción de Los Nikis ‘El imperio contraataca’, del disco de 1986 ‘Marines a pleno sol’, con esa famosa letra “Mira como gana la selección, España está aplastando a yugoslavia, por 20 puntos arriba”… una oda a ese ‘yugoslaviazo’. Repasamos las anotaciones.

ESPAÑA 71: Llorente (8), Margall (16), Jiménez (13), Romay (6), Martín (6), Corbalán (6), Solozábal (3), López Iturriaga (4), Epi (12), De la Cruz, Arcega, Beirán.

YUGOSLAVIA 64: D.Petrovic (16), A.Petrovic, Zorkic (2), Knego (6), Radovanovic (15), M.Nakic (6), Dalipagic (16), Vukicevic, Zizic, Sunara, Mutapcic, Vukicevic

Santi Abad al habla
En ese verano, Santi Abad, se decanta. Empezó a destacar en las canchas escolares en el fútbol y luego en el baloncesto (le fue a buscar antes un filial del Barcelona de los goles que el de las canastas). A pocos días que de Jordan estrene sus zapatillas Converse en el pabellón olímpico, Abad cumple 15 años el 24 de julio, ya como un adolescente camino de ser un poderoso ala pívot.

Aprende a botar, fintar y demás en el Colegio Bon Pastor de Barcelona, antes de llegar a la cantera del Español. Ahí, Víctor Fandos le ayuda, y no solo en la técnica, como Santi suele citar en entrevistas hoy día. Si MJ firma su primer contrato profesional durante ese verano de 1984, con 21 años, él lo hace con 16 primaveras, en 1985, con el Español.

En esa época, a nivel musical, el soul norteamericano saluda con varias nominaciones para los premios Grammy la llegada de James Ingram, cantante que hoy admira Santi Abad, un soulman nacido en Akron (Ohio), el pueblo también de Lebron James. Abad, nos da su perspectiva de cómo influye ese bum del baloncesto en EE.UU y España en la camada de adolescentes que brillan en nuestra cantera de mediados de los años 80.

“Hablar de esa época es muy complicado. Jamás la Federación Española de Baloncesto ni la ACB ni los clubs apostaron por nuestra generación de jóvenes jugadores… no lo hicieron, más o menos, hasta la llegada de Pau Gasol. Era una excepción llegar a un nivel alto siendo un jugador joven, solo el Estudiantes y el Joventut de Badalona tenían capacidad de dejar jugar a algún jugador, de darles protagonismo. Los demás fuimos siguiendo una evolución estancada, convertidos en suplentes de americanos y de veteranos hasta los últimos días”.

Por cierto, en la foto adjunta, difundida en Twitter por @RecuerdosACB, vemos en el Español de 1986/1987 a Santi Abad, Herminio San Epifanio, Jordi Freixanet, Willie Jones, Mike Phillips, Manel Bosch, Pepe Collins, Eduardo Piñero, Toni Tramullas, Miguel Ángel Lete y Albert Illa.

Santi Abad retoma: “En esa época de la ACB de los años 80, una vez cortada nuestra evolución como jugadores emergentes… muchos nos convertimos en un mero nombre que pasó por la ACB… y todo mientras soñábamos con parecernos a los mejores de la NBA, eso está claro, porque yo, por ejemplo, aquí no tuve nunca un referente ni un ídolo pero, en cambio, sí me encantaba el juego de Magic Johnson, Larry Bird, Charles Barkley, etc…”, concluye quien en 1984 no sabe todavía de la existencia de Audie Norris.

Norris (dos años y pico mayor que Jordan), vive ya algo mordido en las rodillas, por ello acabaría poco después buscando un futuro mejor en el baloncesto europeo: Benetton Treviso (1985-1987); FC Barcelona (1987-1993) y Nikas Peristeri (1993-1994). En la ACB, cala hondo entre muchos de nosotros, cercanía que perdura. De hecho, es en la actualidad uno de los mejores amigos de Santi pero… ya llegaremos a esa época y expondremos lo que cuenta de él este barcelonés ahora afincado en Vitoria después de una carrera deportiva en clubes como Español, Barcelona, Baskonia, Ifa Granollers, Murcia, Real Madrid, Cáceres, Breogán, Peristeri, Cantabria Lobos, Cáceres…

A todo esto, lejos de aquí, Michael Jordan casi calca en Los Angeles su rendimiento de North Carolina al anotar en los Juegos una media 17 puntos. Eso sí, rebotea menos (3 reb. frente a 5 en su etapa colegial) pero da alguna que otra asistencia más, por aquello de que Bobby Knight pide mover el balón y porque el 9 de EE.UU. cada vez entiende mejor el juego. Eso sí, en la grada y la prensa solo se habla de sus mates y sus vuelos del número 9 de USA, embellecidos a nivel estético por su clásica muñequera blanca en el antebrazo izquierdo.

EE.UU. gana su semifinal con Canadá por 78 – 59. Jordan mete 13 puntos, su peor anotación del torneo. Viste unas Converse pero por poco tiempo. Ni esa firma, ni Adidas, cierran convenio con él, de modo que el primer contrato de zapatillas de Jordan como jugador profesional se sella con Nike (ya tienen a Carl Lewis), tras ofrecerle un acuerdo de 500.000 dólares por temporada durante 5 años, según detalla Víctor M. Ossorio en un reportaje de la revista económica Expansión. Empezaba una nueva era en el baloncesto, la televisión lo llevaba a millones de hogares, los nuestros entre ellos, aparte de cine, series y dibujos animados comenzamos a ver partidos de basket.
Empezamos a estar cerca de las estrellas.

Por Xabier Sanmartin Cuevas, periodista autor del libro Aquellos Maravillosos Aros [63 reportajes sobre grandes del baloncesto de los años 80 y 90 de ACB, NBA…] https://libros.com/comprar/aquellos-maravillosos-aros/

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