Giannis Antetokounmpo y los Milwaukee Bucks esperan añadir la Copa NBA a su lista de logros, pero deberán enfrentarse a un equipo de Oklahoma City Thunder que se ha consolidado como la fuerza dominante del Oeste
Los Bucks y los Thunder se medirán este martes en la segunda final de la historia de la Copa NBA.
Antetokounmpo brilló en la victoria de los Bucks por 110-102 sobre los Atlanta Hawks en la semifinal del sábado. A pesar de quedarse a una asistencia de un triple-doble, fue dominante, sumando 32 puntos y 14 rebotes. Un triunfo en la final de la Copa marcaría un notable cambio de rumbo para Milwaukee, que ha ganado 12 de sus últimos 15 partidos tras comenzar la temporada con un récord de 2-8.
Antetokounmpo lidera la liga con un promedio de 32,7 puntos en 23 partidos esta temporada y es un firme candidato para ganar su tercer premio MVP. El reciente desempeño de Damian Lillard también ha sido clave en la recuperación de Milwaukee, con el ocho veces All-Star promediando 25,7 puntos por partido.
Aunque Antetokounmpo aspira a ser el mejor, no se obsesiona con lo que ganar la Copa NBA —o un nuevo MVP— podría significar para su legado personal.
Los Thunder avanzaron a la final con una victoria por 111-96 sobre los Houston Rockets el sábado, liderados por 32 puntos, ocho rebotes, seis asistencias y cinco robos de Shai Gilgeous-Alexander. Los Thunder lideran el Oeste con un récord de 20-5 y obtuvieron el primer puesto en la fase de eliminación tras terminar 3-1 en la fase de grupos.
Para un núcleo de Oklahoma City que aún busca dejar su primera huella importante en los playoffs, ganar la Copa NBA contra un equipo como los Bucks, con experiencia en campeonatos, sería un paso importante. Lograrlo sin su estrella Chet Holmgren —quien se ha perdido el último mes por una lesión de cadera— también enviaría un mensaje contundente al resto de la liga.
Gilgeous-Alexander es nuevamente candidato al MVP en Oklahoma City, con promedios de 30,3 puntos, 5,5 rebotes y 6,3 asistencias. Williams ha continuado su ascenso en su tercer año en la NBA, promediando 21,7 puntos y liderando al equipo con 6,1 rebotes por partido.
Isaiah Hartenstein ha sido uno de los jugadores que ha dado un paso al frente en ausencia de Holmgren. El pívot promedia 12,5 puntos por partido y anotó 21 para impulsar a Oklahoma City sobre Houston en la semifinal.
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