La madre de todos los desafíos. Un rival de enjundia, un escenario imperial y un reto mayúsculo para alcanzar la gloria. El Iberostar Tenerife se medirá este domingo a la histórica Virtus de Bolonia en la gran final de la Basketball Champions League (Sportpaleis, 17:00 hora insular, Mírame TV y RTVC). En su tercera final en tres años, tras su primera #BCL y la Intercontinental, el equipo aurinegro intenará recuperar su corona como rey de la máxima competición de clubes de FIBA Europa
Se dice pronto, pero es para frotarse los ojos. El grupo de Txus Vidorreta, que ya fue semifinalista este curso de la Copa del Rey, afronta otra cita histórica, consciente de la dificultad que supone, pero con la máxima ilusión por traerse de vuelta la Copa a Tenerife. Enfrente, los aurinegros tendrán a uno de los clubes más laureados del pallacanestro italiano de todos los tiempos.
Un rival con solera.- Fundado en el 29, dos veces campeón de la Euroliga en su etapa gloriosa de los Ginobili, Danilovic y compañía, con una Recopa, 15 ligas y ocho Copas de Italia, la Virtus se ha plantado en la final del certamen continental tras haber sido líder del Grupo D (10/4) y haber eliminado a Le Mans, Nanterre y Brose Bamberg en octavos, cuartos y semifinales, respectivamente, exhibición defensiva incluida en su partido de ayer (dejaron a los alemanos en un 26% en tiros de campo).
Un plantillón.- Dirigidos desde el mes de marzo por Sasha Djordjevic, seleccionador serbio y ex jugador entre otros de Barça y Real Madrid, los italianos cuentan con un roster muy físico y con jugadores determinantes en todas las posiciones, con muchos puntos en sus manos. De hecho, el suyo ha sido el cuarto mejor ataque de la competición hasta la fecha, con un promedio de 82,8 puntos por noche. Números en mano, Kevin Punter, campeón el curso pasado de la propia #BCL con el AEK de Atenas, es su jugador más valioso, con 13,4 créditos de valoración por partido.
Mucha calidad.- Punter está muy bien secundado por el base Tony Taylor; el oficio y la capacidad anotadora de Pietro Aradori, que coincidió en su día con Vidorreta en el Estu; la versatilidad al cuatro del ex PAOK, Yannick Moreira; o una batería de interiores de mucho nivel, en la que destacan el serbio-canadiense Dejan Kravic, el galo Amatha M’Baye o Brian Qvale. A eso hay que añadirle la llegada reciente de un fichaje de relumbrón, el base Mario Chalmers, campeón NCAA con la Universidad de Kansas y con 745 partidos NBA en su currículum, de su paso por Miami y Memphis.
Señas de identidad.- Ante un reto de tamaña envergadura, el Iberostar Tenerife tendrá pues que ser fiel a sí mismo y reproducir aquellas claves que le han hecho llegar tan lejos. La fortaleza colectiva del bloque, el criterio para mover el balón y buscar siempre al compañero mejor situado, el control del rebote y las pérdidas, volverán a ser factores determinantes para un desafío en el que los aurinegros contarán de nuevo con más de 300 incondicionales en la grada, desplazados hasta Amberes; y toda una Isla detrás. ¡Un reto para alcanzar la gloria!
Nota de prensa Iberostar Tenerife
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