No será fácil eliminar las razones por las que la fecha del domingo 8 de febrero de 1976 permanece doblemente grabada en la historia del baloncesto español
Ningún equipo ha ganado por más de los 92 puntos de diferencia del 140-48 que el Real Madrid le endosó al Breogán (con Fullarton, Alfredo Pérez y Alfonso Martínez) y ningún jugador ha llegado a los 65 puntos (sí, 17 más que todo el equipo rival) que aquel día anotó Walter Szczerbiak, picado por las críticas por haberse quedado en 16 en la jornada anterior. Lo hizo con 25/27 en tiros de campo (de haber triples habría superado los 70) y 15/17 tiros libres. Este fue todo el interés de un encuentro nunca existió. En el descanso ya ganaban los blancos por 62-27.
El Madrid ganó la semana siguiente en Barcelona (73-74, con canasta de Brabender en el último segundo) y se aseguró anticipadamente el título de Liga, el noveno de una serie de diez consecutivos.
Hijo de padres ucranianos, Walter nació el 21 de agosto de 1949 en Hamburgo, en un campo de refugiados de la II Guerra Mundial. Cuando tenía dos años la familia emigró a Pittsburg (EE.UU.) y allí, en un seminario, cambió su vocación: no sería sacerdote, sino jugador de baloncesto. Un alero muy fuerte, de 1,97 m, y una terrorífica máquina de anotar, curtida en los “playgrounds”, que en 1973 ganó y fue el máximo anotador, por delante del mismísimo Julius Erving, en el mítico torneo del parque Rucker de Harlem.
Ya era profesional. Después de cuatro años en la universidad George Washington y entrar en 1971 en los “drafts” de la NBA y de la ABA, jugó en los Pittsburg Condors de la ABA y los Wilkes-Barre Barons de la EBA (no la que habría luego en España, por supuesto, sino la Eastern Basketball League). Y entonces, en el 73, firmó por el Real Madrid un contrato de cinco años. Estaría siete, los tres últimos para jugar sólo la Copa de Europa, que ganó en tres ocasiones (74, 78 y 80), además de 4 Ligas, 1 Copa y 3 Copas Intercontinentales. Su debut blanco en partido oficial no pudo ser más sonado: en la primera jornada de la Liga 73-74, el Madrid barría al Barcelona (125-65) y él anotaba 47 puntos. Toda una premonición.
Después jugó en el Tropic Udine italiano y el Cafisa Canarias, al que le llevó junto a Meister y Prada otro excompañero suyo en el Madrid, Carmelo Cabrera. Allí se retiró en1984. Luego fue representante de la ACB en EE.UU.
Nota de prensa FEB
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