Parece que fue ayer pero han pasado ya 12 años. El 15 de octubre de 2005 la Liga asistió al ‘alumbramiento’ de una de las grandes estrellas de nuestro baloncesto en el siglo XXI: Ricky Rubio jugó sus primeros 5 minutos y dio el penúltimo paso de lo que ha sido una carrera precoz, meteórica y espectacular que le ha llevado hasta el Olimpo del baloncesto universal
Ricky Rubio tenía sólo 14 años, 11 meses y 24 días cuando Aíto García Reneses pidió el cambio y le puso en pista en Granada en partido de la primera jornada de la Liga 2005-06. Ricky no sólo debutó sino que además lo hizo marcando un registro histórico de precocidad. Jugó 5 minutos, anotó 2 puntos, recuperó 2 balones, cometió 3 faltas y recibió una y deslumbró con su impresionante capacidad defensiva. En total: 5 de valoración estadística. La Penya, por cierto, se llevó la victoria (72-82).
A lo largo de aquella temporada Ricky participó en 9 partidos más del Joventut, en total 79 minutos y 25 puntos. Y a partir de la próxima ya fue un jugador basico en el proyecto deportivo verdinegro.
Lo que vino después ya lo recordamos todos: en 2009 fue traspasado al FC Barcelona y dos años después dio el salto a la NBA de la mano de los Minnesota Timberwolves. Por el camino, un título de campeón de Liga, uno de Euroliga, tres de Copa del Rey, una FIBA Eurocup, una ULEB Cup, una Liga, una Euroliga, una Supercopa… y fijo en la Selección, a la que desde entonces sólo ha faltado en dos ocasiones por culpa de sendas lesiones. “Nadie se lo quiere perder, este es el éxito de la Selección –declaró semanas atrás, antes del Eurobasket 2017-. Que cada año todo el mundo quiera repetir es porque algo se hace bien y por los valores de la plantilla. Lo pasamos bien, al final somos muy competitivos, pero somos una familia”.
Con la camiseta de España acumula ya 133 internacionalidades y suma 6 medallas –cuatro en Eurobasket y dos olímpicas- y otro récord histórico: en Pekín 2008 se convirtió en el medallista más joven de la historia de los Juegos.
Por supuesto, a lo largo de toda su carrera también ha coleccionado innumerables reconocimientos individuales, pero quizás el más espectacular de todos fue el MVP del Europeo cadete del verano de 2006, en el que España conquistó la medalla de oro, él acabó como máximo anotador con 23,3 puntos de media por partido y firmó una final de ensueño con 51 puntos, 24 rebotes, 12 asistencias y un triple inverosimil que forzó una prórroga en el último segundo desde medio campo. “Aquel verano murió uno de mis mejores amigos y quería dedicárselo –recordó Ricky años después en una entrevista en el diario Marca-. Fue muy duro, pero fue bonito e intenso. Lo viví partido a partido y llegar a la final y ganarla de esa forma fue algo especial”.
Apenas unos días después, la Selección Absoluta se proclamó campeona del mundo en Saitama…
Nota de prensa FEB
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