La sonrisa contagiosa de Ainhoa López

Ainhoa López es de esas personas a las que merece la pena conocer. Son de ese tipo de gente con una luz especial, un algo que te cautiva. Si lo prefieren, pueden llamarlo aura. Una de esas cosas que la hacen especial, es su amabilidad siempre que te reconoce por las canchas, y, sobre todo, esa sonrisa infinita, que se convierte en contagiosa. Ainhoa es ese tipo de persona “Eiii”, que ya de primeras te da muy buen rollo

Tuve la suerte de seguirla de cerca en su última temporada en el Barça CBS. Su actitud y predisposición siempre fue la misma, ya jugara mucho o poco en el equipo azulgrana. De hecho, la escolta fue una de las mejores en el tramo final de la temporada histórica de las blaugranas, llegando a semifinales de la Liga Femenina Endesa.

Pues bien, la de Barcelona daba a conocer mediante un comunicado, que el pasado mes de mayo cayó enferma por culpa de una anemia hemolítica muy grave, estando 25 días ingresada en el hospital. La jugadora lo hacía público, tras caer lesionada de su pie izquierdo, que le hará estar un tiempo fuera de las pistas.

Una vez más, Ainhoa mostraba su fuerza y valentía ante la adversidad. Afortunadamente, nada de lo sucedido tenía que ver con el linfoma de Hodgkin, que padeció años atrás.

Permítanme que prefiera hablar más en profundidad de su persona, y eso lo definen muy bien sus seres más cercanos. Para conocer qué tipo de persona es Ainhoa, sólo tenemos que escuchar las declaraciones de su actual entrenador en el Uni Girona, Roberto Iñiguez: “Tengo la suerte de entrenar a una heroína. Es ejemplo para cualquier persona, deportista, en la vida”.

No es el único coach que habla maravillas de ella. Rescato de una entrevista a Isaac Fernández, las palabras del mister del Barça CBS, cuando Ainhoa se estaba recuperando del linfoma: “Ella también nos ayudó mucho, porque venía muy a menudo. Estaba muy sonriente, muy positiva. Hubo un día en que recuerdo entrenamos muy mal, había partido importante y me escribió ella, que cómo estoy… Me lo dice ella a mí ¿que cómo estoy y piensas en mí, con lo que estás pasando tú, por una mierda de entrenamiento? Me comenta, no digas nada, pero el equipo está bien, no te preocupes y me manda una foto de todo el equipo en unos karts”. Así es Ainhoa. No hace falta decir nada más.

Ahora le toca parar para recuperarse, pero estoy seguro que pronto veremos a la jugadora, con su sonrisa, de nuevo por las canchas de baloncesto. Sí, volverá a contagiarnos con esa sonrisa infinita.

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