Desigual, por Tim Shea 

Don Liebig/ASUCLA

España lleva mucho tiempo buscando alejarse de la sociedad machista. Este machismo, similar a su primo, el racismo, puede manifestarse de diversas maneras y enfatiza los roles y comportamientos masculinos tradicionales, a menudo vinculados con la dominación y el control

Sin embargo, esta influencia ha cambiado considerablemente, tanto social como legalmente, especialmente en los últimos años. 

Acontecimientos como el caso que afectó al sistema judicial español y las acciones públicas de Luis Rubiales y Jenni Hermoso ejemplifican este cambio. 

En agosto de 2023, después del triunfo de España en la Copa Mundial Femenina, Rubiales, entonces presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), enfrentó una intensa reacción violenta por besar a la jugadora Jenni Hermoso sin su consentimiento durante la ceremonia de entrega de medallas. Hermoso expresó que el beso la dejó sintiéndose vulnerable y victimizada. 

El incidente desencadenó una ola de condena mundial, que resultó en la suspensión de Rubiales por parte de la FIFA y su posterior renuncia. Esta controversia también provocó importantes conversaciones sobre el sexismo y la mala conducta en los deportes. 

En febrero de 2025, Rubiales fue condenado por agresión sexual y multado con más de 10.000 €. Se le ordenó mantener una distancia de al menos 200 metros de Hermoso y se le prohibió contactar con ella durante un año. 

Los fiscales están pidiendo ahora un nuevo juicio, argumentando que en los procedimientos iniciales se pasaron por alto pruebas vitales y preguntas, lo que afectó la imparcialidad del juicio. También creen que las penas impuestas fueron demasiado indulgentes y están abogando por una sentencia de un año de prisión para Rubiales. 

El caso continúa. 

España: Antecedentes Históricos 

Fundamentos culturales: El concepto de machismo en España ha sido moldeado por normas patriarcales, influencias católicas y el legado de Franco y un gobierno autoritario. Esta era vio un refuerzo de los roles de género convencionales, con las mujeres relegadas principalmente a la vida doméstica y los hombres asumiendo los roles de proveedores y figuras de autoridad. Además, existe una representación en los medios y la literatura que con frecuencia refleja y sostiene el machismo, a menudo retratando al hombre “macho” arquetípico junto a la mujer sumisa. 

Esta desigualdad ha tenido sus efectos a lo largo de la historia de España y puede relacionarse con las diferencias que reflejan las comparaciones entre los deportes masculinos y femeninos y, en nuestro caso, el baloncesto. 

En 2019, la selección española de baloncesto masculino ocupó el puesto número 1 en el ranking mundial de la FIBA por primera vez en la historia. 

(Esto sucedió después de que España ganara la Copa del Mundo de Baloncesto FIBA). Su victoria, combinada con el decepcionante desempeño de los EE. UU. (que terminaron séptimos), permitió a España tomar el primer lugar en el ranking FIBA). 

España permaneció en el puesto número 1 hasta diciembre de 2022, cuando EE. UU. recuperó la primera posición.  

En 2005, la selección española de baloncesto femenino ocupó el puesto número 7 en el Ranking Mundial Femenino FIBA. 

En 2025, la selección española femenina ocupa el puesto número 5 en el Ranking Mundial Femenino FIBA. 

Esto me lleva a la siguiente pregunta: 

¿Cómo afecta el Concepto de machismo al deporte femenino, en particular al baloncesto? 

El baloncesto profesional masculino en España goza de un reconocimiento, financiación y atención mediática considerablemente mayor que el baloncesto femenino. Esta brecha está influenciada por una combinación de elementos históricos, sociales y económicos. Veamos más de cerca esta cuestión: 

  1. Sesgo Histórico y Cultural

La popularidad establecida de los deportes masculinos: el baloncesto masculino tiene una presencia de larga data en España, con clubes icónicos como el Real Madrid y el FC Barcelona que tienen una rica tradición en el juego. 

Normas culturales: tradicionalmente, los deportes se han visto como centrados en los hombres, lo que ha permitido que los deportes masculinos desarrollen bases de seguidores, infraestructura y ligas competitivas más sólidas desde el principio. 

  1. Medios y Marketing

Cobertura desigual: el baloncesto masculino, en particular ligas como la ACB (Liga Endesa) y eventos como la Euroliga, recibe significativamente más atención de los medios y patrocinio en comparación con las ligas femeninas como la Liga Femenina Endesa. 

Brecha de visibilidad: la limitada representación mediática del baloncesto femenino restringe su visibilidad e interés público, creando un ciclo en el que la baja exposición da como resultado una menor inversión. 

  1. Factores Económicos y de Patrocinio

Generación de ingresos: las ligas masculinas, respaldadas por audiencias más grandes y acuerdos de transmisión lucrativos, generan ingresos mucho mayores, atrayendo más patrocinadores y ampliando la disparidad. 

Disparidad de inversión: los equipos y las ligas tienden a centrar sus inversiones donde prevén mayores rendimientos, lo que históricamente ha favorecido al baloncesto masculino. 

  1. Apoyo Institucional

Asignación de recursos: el baloncesto masculino suele recibir una mayor proporción de recursos de las federaciones, los clubes y los órganos rectores, lo que repercute en el crecimiento del baloncesto femenino. 

Desarrollo de talentos: aunque España ha producido jugadoras de baloncesto excepcionales, los programas de desarrollo para mujeres suelen recibir menos financiación y atención en comparación con los de los hombres. 

  1. Involucrar a los Aficionados

Variaciones de audiencia: los partidos de baloncesto masculino suelen atraer a un mayor público, tanto en persona como por televisión. Este patrón refuerza la creencia de que el baloncesto masculino es la principal atracción. 

Esfuerzos para cerrar la brecha: 

A pesar de estos obstáculos, el baloncesto femenino en España está en ascenso: 

  • La selección nacional femenina ha logrado un éxito notable, ganando campeonatos europeos y obteniendo medallas olímpicas. • Se están realizando esfuerzos para mejorar las ligas femeninas mediante mejores acuerdos de transmisión, iniciativas en las redes sociales y programas comunitarios destinados a alentar a las jóvenes a participar en deportes.

Para abordar estas desigualdades se necesitarán cambios fundamentales, como una financiación justa, una mayor atención de los medios y un cambio cultural hacia la valoración de los deportes femeninos. 

En mi humilde opinión, si se les diera a las mujeres el mismo nivel de recursos que se han invertido en el programa masculino durante los últimos veinte años, me atrevo a decir que sus logros igualarían a los del programa masculino. 

En otras palabras, podrían estar desafiando a los EE. UU. por el puesto número uno en el ranking de la FIBA. 

Tal vez sea hora de no solo proporcionar todos los fondos necesarios para ponerlas en la cima, sino también de reparar atrasadamente todos los años de financiación desproporcionada. 

Lo justo es justo, ¿no? 

Ver el vaso medio lleno es algo que se ve en los ojos del optimista, pero la fría realidad es otra, ya que el progreso que hemos visto, tanto en la sociedad como en los deportes, ha sido relativamente lento.  

Lo máximo que podemos decir es que, al menos, ha sido constante. 

Es de esperar que continúe. 

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