Isaac Fernández: “El 2.022 será un año difícil de olvidar”

Cuatro de la tarde en la Ciudad Deportiva Joan Gamper. Nos citamos con Isaac Fernández, el director de orquesta del Barça CBS, el conjunto revelación de la temporada en la Liga Femenina Endesa. Termina el entreno de las jugadoras y el coach nos atiende muy amablemente y lo que debía ser una breve entrevista, se convierte en una charla de casi una hora

Jose María Santiago: Isaac quiero comenzar por el principio ¿Cómo fueron tus inicios en el mundo del baloncesto?

Isaac Fernández: “En mi casa, mi padre ha sido entrenador siempre, entrenador profesional. Mi madre había jugado también a otro nivel y a mí pues me daban de mamar en una oficina de un club. Baloncesto 100% de toda la vida. 

Jugué siempre en Cataluña, a nivel de preferente. Primero en el colegio donde estudiaba, La Salle Bonanova y posteriormente en el Lima Horta. Ahí cuando tenía 16 años me puse de ayudante de Luis Escudero en el Bosco Horta. Había visto entrenar a mi padre toda la vida y esa parte del baloncesto también me gustaba. Al año siguiente o al otro cogí un equipo de preminis en el colegio que luego iban para el Lima Horta, que era el Santa Catalina de Siena.

Pude compaginar las dos cosas hasta los 18-19, pero entre lesiones, que ves qué de jugar no vas a ningún sitio, y en cambio, el gusanillo de entrenar sí que lo tenía intacto. También me dí cuenta que a cierta edad ya empezaba a ser un poco molesto para los entrenadores, porque yo pensaba mucho cómo entrenador. A partir de esa edad es cuando empecé a entrenar.”

J.M.: ¿Cual ha sido tú camino recorrido cómo entrenador hasta llegar al día de hoy? 

I.F.: “En el 2.001 mi padre estaba entrenando en Villagarcia, en Extrugasa, en Liga Femenina y allí buscaban a alguien que se ocupara de la cantera. Me lo habían ofrecido el primer año que fuí de vacaciones a ver a mi padre y dije que no. Ese verano (del 2.001) que no sabía muy bien por donde tirar, pregunté a ver si seguía existiendo esa posibilidad y aceptaron.

Me fuí para allá para vivir la experiencia de entrenar fuera uno o dos años. Me hablaban de la generación del 86, que estaba bien, pero que nunca había conseguido ir al Campeonato de España. Lo conseguimos siendo quintas en el campeonato jugado en Ferrol, cuando iban sólo 8 equipos y no los 32 que van ahora. La idea cómo te decía era de entrenar uno o dos años y me quedé nueve, hasta llegar a ser primer entrenador de Liga Femenina en el año 2.007-08. Creo que era el entrenador más jóven de la Liga con 27 años. Mi padre estuvo ahí los dos primeros míos, pero recibió una oferta de Ibiza y yo pensé que cómo vivía con él, me tendría que ir. Pero el club lo tenía muy claro, me hizo una muy buena oferta con un contrato de tres años y crecí mucho allí. 

Me mete en el primer equipo Vicente Rodríguez (Cholas), que fue seleccionador absoluto y luego estuve de ayudante de Víctor Lapeña. Cuando Víctor ficha por la Seu, me quedo como primer entrenador. El primer año fue fabuloso, jugamos Copa de la Reina, competición europea, playoff… Jugamos muy bien al baloncesto. El segundo, entre problemas económicos, no aciertas con las extranjeras… Yo aquello lo sentía cómo mi casa y en enero la cosa iba muy mal y no me veía con fuerzas. Así cómo ahora no actuaría de la misma manera, en aquel momento, dimití. 

A partir de ahí, ví que me gustaba mucho y quería ver si me podía dedicar de manera profesional. Cuando salgo de allí, vivo una experiencia muy chula siendo ayudante de Carlos Colinas con la selección absoluta de Brasil en el 2.010, pero luego no tengo ninguna oferta cómo entrenador en Liga Femenina, ni Liga Femenina 2 y entonces me quedo en el club donde había jugado, en el Lima Horta. Estuve de coordinador y entrenador del senior. Ascendemos a Liga Femenina donde estuvimos tres años y creí que había acabado una etapa y que no había que seguir. En ese momento, recibí la llamada del Barça, en el que llevo estos cinco últimos años. Esa sería mi historia.”  

J.M.: ¿Cómo te consideras cómo entrenador?

I.F.: “Pues mira, el otro día escuchaba una entrevista que le hicieron a Anna Cruz y Marta Canella en Barça TV, en que me decían que era una persona normal y era esto precisamente lo que te iba a responder. Intento ser normal, aunque no sé si lo consigo siempre. Intento que ellas cuando yo estoy feliz, noten que estoy feliz y que cuando estoy enfadado o que hay algo que no me está gustando, también lo noten. No creo en interpretar un papel. No creo en estar siempre enfadado, ni en estar siempre contento y de colegueo con ellas. Soy metódico, soy trabajador, le dedico muchas horas. Ahora gracias a la familia le dedico un poco menos y tengo capacidad de desconectar. Para resumir, voy a coger una frase que dijo Miguel Méndez el otro día cuando acababa la ventana de la Selección: “Trabajo cada día para merecer estar donde estoy”.

J.M.: Te defines cómo una persona normal ¿Crees que en este mundo es complicado ser una persona normal?

I.F.: “A mí no me gusta hablar de los demás, porque no me gusta que hablen de mí sin conocerme o sin ver cómo trabajo y no lo voy a hacer yo. Pero lo que parece es eso, es que a veces cuesta encontrar eso y no lo digo yo, lo digo por lo que dice la gente. Quizás sí que cuesta encontrar a gente que nos trate con naturalidad y que no se emocione mucho cuando ganas y qué, cuando pierdes, seas una mierda. Yo no sé si es verdad o no que cuesta, yo intento ser normal sin fijarme mucho en los demás.”

J.M.: ¿Te cuesta mucho compaginar el Barça con ser ayudante de la Selección?

I.F.: “No, no me cuesta, son trabajos diferentes y que a mí me ayudan mucho. Ha habido mucha gente que me ha preguntado si no he echado mucho de menos ser primero en una selección o si me hubiera gustado. Claro que me hubiera gustado porque soy entrenador y ambicioso, pero al ir siempre de ayudante he podido aprender de gente tan buena con la que he estado. El ir de ayudante me hace ver las cosas con otra perspectiva. Ver cómo otras personas gestionan situaciones que yo pueda encontrarme. Nunca he tenido esa necesidad de ser primero en la federación.”

J.M.: ¿Has tenido algún entrenador referente o a alguno que te guste por su libreto o forma de dirigir?

I.F.: “Evidentemente cuando empecé y no puede ser de otra manera, mi padre. Era el que veía cada día, le escuchaba cada día. Para mí era el mejor del mundo y no entendía cómo no lo fichaban los Lakers. De él he cogido muchas cosas: la forma de ser, la forma de dirigirme a mis jugadoras, el ser sincero. 

Posteriormente con los que yo he convivido, te diría que hay varios que me han marcado a diferentes niveles. Víctor Lapeña me marcó mucho a nivel de disciplina de trabajo. Me metió una ética de trabajo que yo no sabía que podía tener. 

También me ha marcado a nivel de gestión Miguel Méndez. Me parece un genio de cómo controlar las cosas. La estrategía de Lucas Mondelo… 

A partir de ahí, cuando ya te vas a cosas distintas pues gente a las que idolatras por la tele como por ejemplo Obradovic o Xavi Pascual, pero que no las has conocido y no sabes realmente lo que hay.”

J.M.: Acaba de terminar el año 2.022. Ascenso a Liga Femenina, jugando muy bien al baloncesto, siendo líderes, clasificarse para la Copa de la Reina… ¿Qué balance haces de este 2.022?

I.F.: “Buff… difícil de olvidar. Difícil de olvidar por todo, porque además hemos gestionado no sólo cosas buenas, sino situaciones complicadas, la situación de Ainhoa… Pero a nível general, difícil de olvidar. En el que en un año así puedas lograr un ascenso de la manera que lo conseguimos, ganando 27 de 30 partidos, sin perder en casa… Yo siempre les decía, disfrutadlo porque esto no es lo normal. Encima lo rematamos que ascendemos, no retocamos mucho el equipo y la cosa fluye de la misma manera. Hemos hecho una primera vuelta fabulosa, donde hemos jugado bien al baloncesto, donde hemos remontado partidos. Fuimos capaces de levantarnos de un golpe brutal que fue Valencia, que no sabíamos ni de donde nos pegaba el aire y a las 48 horas estábamos ganando a IDK y a las 72 estábamos ganando a Uni Girona en casa.”

J.M.: Arranca un nuevo año. ¿Deportivamente qué deseo le pides?

I.F.: “Lo primero que le pediría es que no haya lesiones importantes, le pediría naturalidad, normalidad, que el equipo trabaje cómo lo está haciendo cada día. Que se esfuerce, que entienda que nuestra primera vuelta es brutal y que quizás la segunda no es tan brutal, porque los equipos se han reforzado, porque ya no somos una novedad, somos una realidad. Llevamos una camiseta que genera cierta ilusión por ganarte. Clasificado para la Copa, hace que el estado de alerta con el que juegan los rivales sea mucho más alto. Les diría que sigan creyendo en lo que hacen, que está muy bien y que sigamos ayudando a las jugadoras a evolucionar. La evolución de Carol, de Marta, el volver a ver disfrutar a Anna Cruz… todas estas cosas me llenan.”

J.M.: El equipo ha crecido mucho este último año. ¿Cuál crees que puede ser su techo? Si siguen quemando etapas… ¿Crees que alguna jugadora puede llegar a ser convocada por la Selección?

(Sonríe) I.F.: “Mira, yo quiero pensar que techo no tenemos de momento. Creo que puede haber un techo que es el rival. Que el rival no te deje ganar, porque sea mejor que tú. En la evolución del equipo, en el juego y a nivel individual creo que no hay techo. Yo veo a Jolene Anderson con 35 años y está mucho mejor hoy qué el día que llegó. Veo a Anna Cruz sonreír, divertirse, que veo que está muy involucrada. La evolución de Marta, de Carol, vamos a ver si a Julia le podemos ayudar un poco más. 

Lo de la Selección, bueno, porqué no, puede ser cuestión de tiempo. Quizás alguna jugadora que lo está haciendo bien entre en órbita, en una posible lista de preselección. Estoy convencido de que sí.”

J.M.: ¿Qué supone entrenar a Anna Cruz y qué supone para el resto del equipo? 

I.F.: “Para mí lo primero que supuso cuando hablé con Núria y planteamos la posibilidad de traer a Anna era un reto. Primero porque entrenar a esta gente no es fácil, sabe mucho y ha vivido mucho. Son muy respetuosas, trabajan de maravilla, pero te las tienes que ganar. Tú no puedes venir con cualquier cosa. 

Yo me fui a tomar un café con ella y con Núria. Le hice la broma de que la iba a rejuvenecer, que iba a jugar bien, que iba a meter esos 8 puntitos y 4 rebotes. No sé si lo dije porque en verdad lo creía o lo necesitaba mucho, pero lo dije convencido. Eso añadido al esfuerzo que hace ella físicamente. Entrena cómo la que más, teniendo los problemas de rodilla que tiene, no se ha perdido ningún entreno en todo el año. No se ha perdido ningún partido, se cuida cómo una campeona. Todo el respeto del mundo, toda la admiración del mundo. Estamos hablando de que lo ha ganado todo. 

Para el equipo también supone mucha admiración y mucho, cuentame cosas que has vivido, ayúdame. Para el equipo supone un “madre mía”…estoy jugando con Anna Cruz. Estamos hablando al nivel de jugar con Laia Palau. Yo recuerdo la primera vez que fui con la Selección, las veía entrenar y entre ellas estaban ellas… Volaban por el campo y entonces entiendes porque han estado tantos años ganando y estando tantos años al máximo nivel, gracias a tener una cabeza privilegiada, con un físico a veces privilegiado y una ética de trabajo brutal.” 

J.M.: Marta Canella, está realizando una campaña excelente ¿Qué destacarías de ella?

I.F.: “Lo primero, estoy muy contento de la evolución que ha hecho. Estoy agradecido de lo que me ayuda, porque hablo mucho con ella. Aunque te tengo que decir que con Marta no empezó la cosa fácil. La fichamos de León y su primer año no fue nada bueno, no nos entendimos. En parte normal por el cambio de ciudad, de juego, el cambio de entrenador… Pero sabes aquello de que tienes algo dentro que te dice, nos acabaremos entendiendo. Vale la pena hacer un esfuerzo por ella y acerté. 

Ya en su segundo año hizo cosas muy buenas. Una jugadora que no tiene ningún problema para bajar el balón, en ir al dos, en ponerse al tres a postear, en ponerse al cuatro cuando necesitas abrir el campo. Que se sabe todos los sistemas de todas las posiciones del campo, que es dura atrás, que no negocia ningún esfuerzo y que además ha crecido mucho cómo jugadora. Se ha convertido en una jugadora de Liga Femenina con todas las letras. Tuve muy claro esa capacidad de liderazgo o esa ascendencia a través del grupo. Es la capitana del equipo junto con Itziar y se complementan muy bien.”

J.M.: ¿Carolina Guerrero es una de las jugadoras con más proyección del baloncesto español?

I.F.: “Bueno, eso son palabras mayores, pero evidentemente apunta maneras. Muy feliz porque tampoco fue fácil. El primer año de Carol aquí era una niña muy introvertida, a la que le cuestan mucho los cambios. Llevaba muchos años en Almeda, dentro de una zona de confort. Fue muy valiente en salir de allí y cambiar, meterse en el vestuario del Barça con gente más mayor, que solo hace esto. Ella lo compaginaba con los estudios y fue muy duro, no lo llevó muy bien. 

Bueno, cómo ha ido bien lo puedo contar, estuvo más fuera que dentro. Yo creo que ella también se veía fuera. A mí era alguien que tácticamente me llamaba mucho la atención, porque siempre estaba sola, pero a veces faltaba a entrenar, esos bajones que tiene ella a nivel mental… Pero bueno, le dimos la vuelta, la motivamos por otro lado. Su segundo año ya es bueno, hace una fase de ascenso terriblemente buena y su año en Challenge, su consolidación cómo jugadora senior y cada año ha ido a más. Sabía que podía jugar en Liga Femenina, que iba a terminar jugando, lo que no pensaba que fuera tan pronto. Estamos hablando de una jugadora que si no se para por alguna cosa, tiene un futuro muy bueno.”

J.M.: Y además es la preferida de tú hija…

I.F.: “Exacto. Eso es muy importante también (risas), ser la preferida de mi hija. De hecho mi hija ve cualquier niña por la tele jugando a basket y dice… ¿es la Carol, no? Tienen una relación muy buena. A mí me hace muy feliz. No tengo ningún problema en tener una relación normal con mis jugadoras y si en verano mi hija hace un video diciendo no sé qué de Carol, yo se lo envío a Carol. Sí, sí, es su favorita.”

J.M.: ¿Cómo viviste la enfermedad de Ainhoa y cómo fue tratarlo con el grupo?        

I.F.: “Lo viví muy de cerca, porque ella al principio sólo me contaba las cosas a mí y no al equipo. Al principio de temporada aparecen esos bultitos, está un poquito preocupada, empieza a ir al médico, falta a algún entreno… Todo explota un día cuando me dice que le ha llamado el médico y que se ha de hacer un Tac de todo el cuerpo. Yo había vivido una situación mía, ya que tuve un cáncer de piel y cuando fui al médico no entendía que para un lunar me tuvieran que mirar todo el cuerpo y a ella le ocurría lo mismo. 

Cuando todo eso se confirmó, cómo es normal, ella estaba en estado de shock. “Qué me están contando, qué es ésto… pero a la vez puedo hacer vida normal, puedo seguir entrenando si no tengo ninguna molestía”. 

Llega un día en que hablo con ella y le digo que el Covid está por ahí dando vueltas y que ella no lo ha pasado. “No sabemos cómo le puede afectar a tú enfermedad pillarlo. Creo que es un riesgo que vengas a entrenar, que viajes con el equipo”. Nos pusimos en situación, me tocó a mí ponerle el freno de mano para seguir haciendo vida normal. Era totalmente comprensible. Ella estaba asimilando lo que estaba pasando. 

Le comento que ha llegado el momento de decírselo al equipo. Efectivamente, viene a entrenar y lo hace cómo una campeona. Teníamos cinco jugadoras en casa con Covid y seis entrenando. Entonces hicimos una videollamada con una pantalla gigante y nos lo explicó. Menos mal que ese fin de semana no había partido, porque claro imagínate una compañera de equipo te está diciendo que tiene cáncer. Aparte, no se lo deseas a nadie, pero le pasa a alguien vital, que siempre ríe…

Yo siempre he utilizado la misma frase, la mejor psicóloga que tuvo el equipo fue ella. Aunque tuvo sus momentos, cómo no puede ser de otra manera. Recuerdo un día que tenía que venir a ver el entreno, me dijo “oye, mira, no tengo un buen día y no vengo”. Entonces paré el entrenamiento físico, hicimos una videollamada, que se echara cuatro risas con sus compañeras de equipo y alegrar a ella un poquito la tarde.       

Intentamos llevarlo con un poco de normalidad, dentro de lo grave que era. Sí que al principio creímos que necesitaríamos ayuda, alguna terapia a nivel de grupo, pero la verdad es que no hizo falta. Habíamos visto un documental sobre el tema de Ubuntu. De hecho, alguno lo llevamos tatuado (me enseña el tatuaje)

Ella también nos ayudó mucho, porque venía muy a menudo. Estaba sonriente, muy positiva. Hubo un día en que recuerdo que entrenamos muy mal, había partido importante y me escribe ella, que cómo estoy… Me lo dice ella a mí, ¿que cómo estoy y piensas en mí con lo que estás pasando tú, por una mierda de entrenamiento? Me comenta, no digas nada, pero el equipo está bien, no te preocupes y me manda una foto de todo el equipo en unos karts. Habían sido conscientes del mal momento, se habían ido a merendar, hecho unos karts y fue como, buff, vaya maravilla, ¿no? De equipo, de persona, de todo.”

J.M.: Para finalizar ¿Qué aficiones tienes y qué haces para desconectar del baloncesto?

I.F.: “Ahora mi prioridad son mis hijos y darles todo el tiempo que estoy entrenando o viajando. Me gusta ver series o ver baloncesto, pero lo veo de otra manera. Ver un partido bueno de Euroliga, para mí es desconectar. Pasear mucho por la playa también me ayuda mucho.

Tengo una rutina que me he marcado, que me va muy bien para el pre partido, y es ir al parque con mí hija. En resumen, estar en familia. 

Comienzo y final de entrevista con un nexo en común: familia y baloncesto. Tras terminar de hablar con Isaac, entiendo aún más el porqué del buen resultado del equipo azulgrana. Y por último, lo que sí puedo corroborar es que he tenido delante, cómo el bien se define, a una persona normal, y eso siempre es de agradecer.”

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