Los triples del UCAM Murcia acribillan al Zaragoza (89-73)

El conjunto zaragozano cosecha la primera derrota de la temporada (89-73) en la pista de UCAM Murcia en un partido en el que no encontró su identidad y fue borrado a base de triples

La primera mancha en la temporada del Casademont Zaragoza llegó en Murcia, donde el conjunto de Porfi Fisac besó la lona por primera vez. Su baloncesto eficiente, aseado, firme y trepidante de los choques precedentes se evaporó en la pista del UCAM, un equipo, dirigido por el aragonés Sito Alonso, que descifró a la perfección las fortalezas zaragozana y le aplicó un antídoto eficaz: rebote ofensivo, agresividad y triples. UCAM cosió a tiros de tres a Casademont, desdibujado y perdido contra un adversario áspero, engorroso, con mucho oficio. Nunca encontraron los zaragozanos su identidad. Solo Seeley y Brussino estuvieron a la altura en la exhibición de artillería que desplegaron Booker, Eddie y un prodigioso Rafa Luz. Entre los tres, puede decirse, devastaron y borraron del mapa a los aragoneses, que no pudieron revertir su mal inicio de partido.

El Casademont entró con muy mal pie a la cancha. Su primer cuarto supuso su peor tramo de la temporada hasta el momento. Sus ataques, espesos, precipitados, desordenados, con poca pausa, condujeron al equipo a un río de pérdidas. Hasta ocho balones acabaron en el limbo. Un parcial de 9-1 puso por delante a Murcia, pese a que su quinteto inicial se fue cargando de faltas personales. Booker marcaba la pauta y Fisac paraba el partido a los cuatro minutos. Movió el banquillo, en busca de una respuesta. En ese punto, el Casademont se despertó: dos triples de Brussino y la aparición de Justiz bajo el aro activaron al conjunto aragonés. El cubano era la pieza necesaria, su intimidación, su fiereza, su dominio de la pintura. El Casademont precisaba tensión y su pívot se la dio… Así, el partido cambió de dueño. El 11-12 dibujaba un nuevo escenario. Pero UCAM, un equipo bien enfocado hacia el tiro exterior, sacó la ametralladora de Rafa Luz. Su recital desde el triple trituró a los zaragozanos, incapaces de defender el perímetro y el rebote. Un parcial de 14-0 ejerció de losa y alejó a Casademont: 25-12 al final del primer cuarto.

Las cosas no mejoraron. La fragilidad defensiva de los zaragozanos abrió puertas, opciones y vías de ataque y tiro UCAM, que, a fuerza de canastas de tres y capturas ofensivas, disparó la ventaja hasta los 17 puntos rondando el intermedio del cuarto (37-20). Seeley era el oasis en el desierto, tomando la iniciativa de su equipo, asumiendo galones. Pero su tesón y su orgullo no fueron suficiente, demasiado aislado en responsabilidades ofensivas. La falta de concentración defensiva, la ausencia de energía bajo el aro y en las disputas y la escasez de serenidad en cierto momentos… El Casademont veía como el rival le anulaba su código, le impedía correr y le emborronaba el juego sobre el que ha ido creciendo desde la pretemporada.

Rafa Luz y Booker estaban en trance, iluminados por un acierto asombroso, inhumano, desde la línea de triple. Entre uno y otro, fueron poniéndole el partido en latín al Casademont. No había soluciones. La inspiración de ambos bases en el tiro atronaba en la pista: Rafa Luz firmaba al final de segundo cuarto un 3 de 3 en lanzamientos de tres. Por su parte, Booker acribillaba a los zaragozanos con un 4 de 6. Unos registros fuera de órbita que fueron acorralando a los de Porfi Fisac. No había modo constante de detener al rival y recortar la diferencia. Al descanso, el Casademont estaba en la lona: 49-35. Que los zaragozanos permitieran al rival promediar casi 100 puntos en el ecuador del partido habla bien de la incomodidad en la que vivió la primera mitad. En las dos primeras jornadas, la telaraña de Porfi había dejado a Herbalife en 73 puntos y a Obradoiro en 64. UCAM, en solo 20 minutos, le hizo 50.

Porfi Fisac rumió las claves del partido y ordenó una nueva estructura defensiva en la vuelta de los vestuarios. Funcionó. Al menos, inicialmente. Un parcial de 0-11 menguó las distancias y Casademont se puso a solo cuatro puntos de los de Sito Alonso. Seeley sacó su mejor versión, elevando su producción a 18 puntos. San Miguel se aplicaba en defensa. El partido parecía enderezarse, porque Murcia había perdido la magia del tiple… Y ahí surgió la figura de Jarell Eddie en el perímetro. Tres triples suyos dieron aire a UCAM justo cuando los zaragozanos había vuelto a meter el cuerpo en el partido. El equilibrio volvió a la cancha. El Casademont no fue capaz de liberarse de la agresividad, la intensidad y el ímpetu de los rivales, mientras Murcia recuperaba el pulso desde el triple. Casademont se encontraba en un laberinto, incómodo, sin luz. No encontraba su norte. Al final del tercer cuarto, la diferencia estaba en doce puntos.

El cierre del partido siguió la tónica de la tarde. Seeley y Brussino emergían entre la impotencia general de los zaragozanos, mientras UCAM seguía bailando en la cornisa del triple y se asomaba a lo lejos desde las mayores diferencias del encuentro. Hasta 19 tiros de tres ejecutaron con acierto en el global del partido los murciano. Fue la tormenta perfecta que tumbó a Casademont. Ahora, toca levantarse.

Fuente: el heraldo · ACB Photo

Total
0
Shares
Artículo Anterior

El Real Madrid medita la rescisión del contrato de Trey Thompkins

Siguiente Artículo

El Obradoiro, tras dos prórrogas, supera al Bilbao Basket (98-96)

Artículos Relacionados
Artículos Relacionados