El escenario era Múnich, donde el destino les reservaba un lugar en la historia. En la Final Four de la Copa de Europa, la Jugoplastika emergió como la sorpresa entre los gigantes del baloncesto europeo. ¿Cómo un equipo de jóvenes, aparentemente inexpertos, podría desafiar a los poderosos?
Dino Radja lo resumió con una simple pero poderosa declaración: “Nos sentíamos como niños entre los grandes, pero al mismo tiempo creíamos que podíamos lograr grandes cosas”.
Los rivales en el papel eran imponentes: el Aris de Salónica con estrellas como Yannakis, Galis y Subotic; el Barcelona, liderado por figuras como Epi, Solozábal y Sibilio; y el Maccabi con un historial de finales perdidas, liderados por Mercer, Jamchy, Magee y Barlow. La Jugoplastika, considerada la Cenicienta, estaba destinada a ser una mera comparsa en este escenario de titanes.
Sin embargo, la ambición ardía en los corazones de todos. El Maccabi buscaba redimirse tras dos finales perdidas, el Barcelona ansiaba reclamar su trono europeo y el Aris no conocía rival en Grecia. Mientras tanto, el Split llegaba a Múnich con dudas y un récord de 8 victorias y 6 derrotas en la fase regular de la Copa de Europa.
Cuando salieron de Split, una pequeña ciudad de no más de 350.000 habitantes, no las tenían todas consigo, de inicio simplemente no querían hacer el ridículo. “Por favor, no perdáis por veinte puntos, no hagáis el ridículo”, recuerda Radja sobre lo que les decía la gente antes de partir hacia Múnich.
Pero este equipo estaba diseñado para los momentos cruciales, cuando la presión alcanza su punto máximo. La Jugoplastika desafió todas las expectativas y desconcertó al baloncesto europeo, derrotando al Barcelona en su primer partido con una actuación magistral de Kukoc, Ivanovic y Radja.
En la final contra el Maccabi, la Jugoplastika se destacó una vez más, con el Radja anotando 24 puntos y Kukoc agregando 18. El marcador final de 75-69 aseguró su reinado, que duraría más de 1.000 días. El partido parecía abocado a un final de infarto, aunque a falta de cinco minutos los yugoslavos lograron una pequeña ventaja (69-64) que ya no dejarían escapar, gracias a una templanza y sangre fría impropias de jugadores de su edad. A poco más de un minuto para la conclusión, Radja certificó la victoria de la Jugoplastika con un mate lleno de rabia.
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