Superado el parón veraniego, retomamos este reportaje largo por entregas semanales. Apoyados en entrevistas a invitados, repasamos, semana a semana, la carrera deportiva de Michael Jordan (MJ)
Y lo hacemos con ventanas paralelas para contar al mismo tiempo lo que vivíamos en nuestro baloncesto. Hoy tenemos como guía a Kenny Simpson, que con solo dos años en la liga ACB (Barcelona 1986-1987 / TDK Manresa 1987-1988) dejó huella, y nosotros en él, según dice.
Estamos en EE.UU. Se vive la temporada 1984-1985 de la NBA; la primera de Jordan, estrella de unos alicaídos Chicago Bulls donde es la joven estrella llamada a obrar el milagro de sacarles del pozo. Tras 10 jornadas, suman siete victorias y tres derrotas. No está mal, piensan algunos… hasta que pasan unos días y el gesto se tuerce.
Tras caer de forma abultada ante los Celtics de Larry Bird, van a perder además seis de sus próximos siete partidos. ¿El rookie wall (el muro del debutante)? Puede. Son superados por los Sixers, de lo mejor de esa época, con Moses Malone y la capitanía de Dr. J (todos los fotógrafos buscan la foto de Jordan junto a uno de sus ídolos, su predecesor en el olimpo de los aleros espectaculares). La estadística canta solo 16 puntos de Jordan y malos porcentajes, ¿nervios por jugar por primera vez en la NBA frente a su admirado Julius Erving? Quizá o tal vez pesara demasiado para alguien de 21 años el gigantesto marketing movido para ese día, ya que dicho encuentro es el designado por Nike para que su gran fichaje estrene el modelo de zapatillas Air Jordan, según señala la web Sneaker History. Por cierto, en esa época Erving calza Converse.
Horas después de esa derrota ante Philadelphia, les rebasan los Pacers, con MJ mejorando hasta firmar 34 puntos con buena mano, igual que ante los Bucks (hace 35 p.) pero sin evitar que muerdan el polvo antes de resarcirse para comerse fácil a unos débiles Sonics. Y tras esa leve calma, más tormenta, más tormento para la franquicia del novato de moda: Chicago se rinde ante Blazers, Warriors y Suns. Crece el debate. Los de la ciudad del viento pasan de un balance de 7 ganados más 3 perdidos a un… 8 g. – 9 p. Nike vende zapas pero quiere vender más.
También Kenny Simpson conoce en esos años ciertos sinsabores deportivos. Mientras James Worthy sale elegido como el número uno del draft de 1982, con rumbo a los Lakers, a nuestro invitado de hoy las previsiones le dan la espalda. Aparece seleccionado en la quinta ronda, en el puesto 97, decisión de Kansas City Kings. Simpson nos da detalles.
Kenny Simpson al habla,
“El Draft de entonces tuvo diez rondas. Era muy difícil llegar a la NBA si te elegían después de la segunda ronda, porque los rosters de la NBA eran pequeños (de 12 integrantes) con una lista de jugadores activos más tres reservas… Se predijo que sería reclutado en la primera o segunda ronda, no más tarde de la tercera. La NBA en ese momento necesitaba tener más jugadores blancos, por lo que Kansas City eligió en el puesto número 17 a Brooke Steppe, un jugador blanco de Georgia Tech. Tenían una lista de jugadores con contratos garantizados: Ray Williams, Larry Drew, Mike Woodson, Sonny Parker, Steppe y Kevin Loder… Estaba claro, que yo era tan bueno, o un mejor jugador que Steppe, de hecho se quedó fuera del campus de entrenamientos de verano y pude seguir adelante pero me cortaron cuando firmó su contrato. Fui a la CBA, a Lancaster, Pensilvania, entonces, Rochester, Albany y Oshkosh. Y los Seattle Super Sonics me llamaron más tarde… “.
Fue un visto y no visto para Kenny. Tras esa fugaz etapa NBA, Simpson pone rumbo a Suecia, su puerta a Europa. Mientras, en esa liga que no le da la oportunidad buscada no le va mucho mejor al hombre que le quita el sitio en los Kings, un Brooke Steppe que encadena cinco equipos en cinco cursos en la mejor liga del mundo, con flojos números y billete para vagar por esa CBA que Kenny evita pensando que si Europa mejora quizá tenga hueco para él. Antes, siendo veinteañero, comprobó de cerca que el Jordán universitario era mucho más que mates en carrera luciendo muñequera blanca con la lengua fuera para delicia de la prensa.
“Mi estancia en Grambling fue una gran experiencia. Años más tarde, coincidí con Jordan en el verano de 1986. Jugué en la New York Summer Pro League. Todo el mundo acudió a ver ese torneo”, aclara este ex alumno de la universidad pública Grambling State University, en Louisiana, estado donde Jordan con North Carolina (UNC) ganó el citado título colegial de 1982, ante Georgetown, con su mítico tiro decisivo al final entre un estadio SuperDome que tuvo a Kenny entre sus privilegiados asistentes. “UNC tenía un equipazo”, dice sin rodeos.
“Lo que me sorprendía del Michael Jordan universitario es que fuese tan bueno como estudiante de primer año. Estaba en otro nivel, nadie podía alcanzarlo en aquella época”, explica un Simpson, que como universitario, cursa cuatro años en Grambling, acabando esa etapa en el curso 1981-1982, justo el año como rookie de MJ, el de su primer y único título en la NCAA.
Equipazo no se puede decir que tuviera el coach de Jordan en esa NBA de 1984-1985. Kevin Loughery contaba con un dios naciente, un Caldwell Jones veterano y cuesta abajo, un efervescente Orlando Woolridge pero poco más que prometedores jovenzuelos aunque…. alguno dejase pronto atrás su etapa de promesa.
Tras sumar palos, la escuadra se repone ante los Clippers, en un duelo muy ajustado, tanto como otro que se llevan a buen puerto ante los Lakers, con el escolta Quintin Dailey probando que puede ser un buen apoyo para liberar la bola ante la doble defensa sobre Jordan, así que esa noche en el Forum de Inglewood logra 28 puntos. Ganan los Bulls y Magic saluda a Jordan intuyendo que se verán las caras con frecuencia.
Chicago se impone luego ante los Nets, los Knicks y los Mavericks, siempre con Dailey completando el big three que lideran Jordan y Woolridge. Los despachos que contrataron al número 23 recuperan la sonrisa al ver un balance de 13 v. 9 p.
Hablando de recuperar, Simpson quiere un futuro con menos maletas y contratos más estables. Así, en 1986 es parte de varios de aquellos equipos de temporeros estadounidenses que a mediados de los años 80 patrocinan firmas como Larios (Larios All Star), escaparate que él aprovecha bien hasta el punto de brillar en varios partidos por aquí y entrar en la lista de norteamericanos a buen precio que puede encajar con el Barcelona de Aíto García Reneses en una España donde los chavales nos sentábamos a ver la serie V en La Uno en tiempos de solo dos canales de televisión.
Aunque le pido que opine sobre Kobe Bryant y Lebron James, también es obligado preguntarle a Kenny Simpson por Manu Ginóbili, el número 6 del Andino (De La Rioja, la de allí, claro), club que en la liga argentina del curso 1995-1996 tenía al posterior All Star de los Spurs como suplente de un equipo que acaba tercero, con Kenny, luciendo el 5, incluyendo además a un Pancho Jasen de 17 primaveras. Por cierto, los tres hermanos Ginóbili crecieron con un póster de Jordan a tamaño natural en su habitación compartida, según detalla la revista Basquet Plus, medio argentino de referencia en nuestro deporte.
“Comparados unos y otros, creo que Kobe Bryant se acercaba al estilo agresivo en ataque de Michael Jordan. Y Lebron James, por su parte, es capaz de controlar el juego como lo hizo Jordan, y a veces incluso hasta puede ser más versátil. Respecto a Ginobili, le recuerdo como un joven jugador hambriento y talentoso, tenía solo 18 años pero ya mostraba la mentalidad adecuada para jugar algún día en la NBA. Estábamos juntos un rato después de cada entrenamiento, jugando a anotar 101 puntos. Él iba mejorando y mejorando aunque en esa liga argentina, la de 1995-1996, él jugaba poco, unos 11 minutos de media y yo 40 min….”, aclara Kenny.
Kenneth Bernard Simpson, hijo de Shreveport (Louisiana), cosecha del 12 de abril de 1960, tiene como foto en su email personal una estampa de su etapa en el Barcelona. Ello y su activismo en redes sociales, con frecuentes guiños a la ACB, resume cuanto le marcó su estancia en nuestro baloncesto.
Llegó a España para ser parte del Barcelona del curso 1986-1987, un fichaje secundario, en teoría, pero que tuvo un balón ganador que probó que a veces las esencias se guardan en tarro pequeño. Suyo fue el tiro final que dio la liga de 1987 al Barça.
En 65 partidos de ACB, Simpson firmó una media de 20,9 puntos en 27,5 minutos, con más de 54 % de acierto en sus tiros dobles, más del 34 % en los triples, 4,8 rebotes y 2,3 recuperaciones. Eso sí, para dar una asistencia necesitaba dos partidos ya que promedió en España 0,5 pases de canasta porque, siendo un alero talentoso, repartir juego no estaba entre sus virtudes.
El 17 de octubre de 1987, se fue a los 40 puntos en el triunfo del TDK ante el Bancobao Villalba. En su equipo, compartía parqué ese día con Ayuso, Blanco, Chichi Creus, Art Housey, Pujolrás , Bartolomé, Juliñan Ortiz y. Enfrente, en el equipo madrileño jugaron Marrero, Sanz, Gorroño, Quique Ruiz-Paz, Winfred Martin King, Juan Carlos Barros, Rory Wilbur White y el gran Rafa Rullán en su última temporada. Kenny logró esos 40 tantos, su récord en ACB, durante 31 minutos en cancha para 14/21 de dos, 2/7 de tres y 6/9 en los libres. En el Barça salía una media de 19 minutos para 12,4 puntos y 3 rebotes.
Hoy día, Kenny Simpson es el CEO de su propia empresa, AEX Consulting, en Dallas, Texas, y no descarta entre sus planes contar con un centro en España ligado a las nuevas tecnologías y a los desarrollos asociados a la nube, quizá de esa forma le veamos otra vez entre nosotros como para revivir su etapa ACB más de cerca. En la próxima entrega veremos cómo le va a Michael Jordan en su primera Navidad en la NBA.
Por Xabier Sanmartin Cuevas, periodista autor del libro Aquellos Maravillosos Aros [63 reportajes sobre grandes protagonistas del baloncesto de los años 80 y 90 de ACB, NBA…] https://libros.com/comprar/aquellos-maravillosos-aros/
Redactor · Artículos de opinión
twitter: @xabisanmartinc