Una revisión de la carrera del almirante más famoso de la NBA, uno de los pívots más dominantes de la liga en los 90, David Robinson
El 6 de agosto de 1965 nacía en la ciudad de Key West (Florida) David Maurice Robinson, el “almirante” de la NBA. Segundo hijo del matrimonio de Ambrose y Freda Robinson, David y su familia se vieron obligados a trasladarse a Virginia ya que su padre, trabajador de la armada estadounidense, había sido designado para trabajar en Washington. Allí fue donde empezó su trayectoria deportiva, siendo uno de los mejores deportistas del colegio en la mayoría de los deportes excepto en el baloncesto. De hecho, pese a medir cerca de 2 metros, no fue hasta el último año de instituto cuando empezó a jugar para el equipo de baloncesto.
El joven pívot destacó en ese año, llevándose varios honores y premios individuales, pero no consiguió atraer a ningún entrenador universitario (aunque tampoco era una de sus prioridades). Fue gracias a sus altas calificaciones las que le hicieron poder escoger a qué universidad atendería. Siguiendo los pasos de su padre, David eligió la Academia Naval estadounidense. Allí creció enormemente tanto en estatura como en nivel de juego, viéndose reflejado en las múltiples apariciones de su equipo en el torneo nacional de la NCAA. Promedió cerca de 23 puntos y 13 rebotes, pero sobre todo dominó en la faceta defensiva, donde sus 5.91 tapones por partido le hicieron lograr el récord de tapones en una temporada (207) en la NCAA.
Robinson fue elegido en la primera posición del Draft de 1987 por los San Antonio Spurs, pero no debutaría hasta la temporada 89/90 debido al compromiso con la armada (que duraba 5 años). Hubo muchas dudas sobre si valdría la pena esperar dos años por un jugador, pero fueron rápidamente disipadas al ver la gran producción del almirante. Sus números fueron 24.3 puntos, 12 rebotes y 3.89 tapones por partido, lo que le valió para ser nombrado All Star y rookie del año (con 24 años) unánimemente.
Gracias a la fabulosa aportación del pívot más las incorporaciones de jugadores como Terry Cummings y Rod Strickland, los Spurs pasaron de un desastroso récord de 21-61 en la temporada anterior a ganar 35 partidos más en esa temporada, dejando su récord en un 56-26. Su andadura en playoff fue corta, barriendo en primera ronda a los Nuggets (3-0) pero cayendo en el séptimo partido de semifinales de conferencia contra unos Blazers que acabarían llegando a las finales contra los “Bad Boys” de Detroit.
La siguiente temporada siguió un curso parecido a la anterior. Robinson dominó la pintura (promediando un 25/13) y lideró a los Spurs, consiguiendo una marca de 55-37. Pero esta vez fueron sorprendidos en primera ronda por los Warriors de Chris Mullin y Tim Hardaway (1-3).
La temporada 91-92 tuvo un sabor agridulce para el pívot. Su gran temporada le sirvió para ser nombrado defensor del año, pero una lesión en su mano izquierda le impidió acabar la temporada regular, perdiéndose también unos playoffs donde serían barridos por los Phoenix Suns en primera ronda (3-0).
Después de dos años más con postemporadas cortas (derrotas contra Phoenix y Utah) y un Robinson que cada vez se encontraba más solo en el ataque de los tejanos, los Spurs consiguieron el traspaso del ala-pívot Dennis Rodman y la vuelta de Avery Johnson al equipo. Las caras nuevas y la incansable aportación del almirante dieron sus frutos en una exitosa temporada, situando el récord en 60-22, el mejor del oeste. Además, Robinson sería nombrado MVP de la liga, promediando 27.6 puntos, 10.8 rebotes y 3.2 tapones por partido.
Ese año se quitaron la espina clavada en playoff y alcanzaron por primera vez las finales de conferencia después de arrasar a los Nuggets (3-0) en primera ronda y ganar convincentemente a los Lakers (4-2) en semifinales de conferencia. En esas finales se encontrarían a los Rockets de Olajuwon y Drexler, el actual campeón. Pese a la buena actuación de Robinson, fue claramente superado por un inconmensurable Olajuwon, promediando más de 35 puntos en esa serie (4-2 para los Rockets).
La campaña 96-97 lo iba a cambiar todo. Justo antes de arrancar la temporada y en el mejor momento de su carrera baloncestística, Robinson iba a sufrir una grave lesión de espalda que le dejaría un tiempo fuera de las pistas. Pero para colmo, a los 6 partidos de su regreso, se rompió el pie izquierdo. El balance de los Spurs sin Robinson fue desastroso (20-62), lo que les permitió tener la primera elección en el draft de 1997. Elección que tendría como nombre el de Tim Duncan, quien formaría pareja con Robinson para ser apodados las “torres gemelas” (mote acuñado con la dupla de pívots Olajuwon-Sampson de Houston unos años atrás). Y por si no fuera poco, aterrizaría en el banquillo uno de los artífices de los múltiples campeonatos que atesora la franquicia en sus vitrinas hoy en día, nada más y nada menos que Gregg Popovich.
Los cambios nunca son fáciles, y la adaptación del juego de Robinson con la llegada de Duncan tampoco lo fue. En su primera temporada juntos, promediaron números similares y consiguieron un récord de 56-26, pero fueron vapuleados por los Jazz en semifinales de conferencia (4-1). Fue ese el momento en el que Popovich pidió a Robinson que su papel fuera más “secundario”, centrándose en el aspecto defensivo y dando más tiros a Duncan. Esa decisión afectó moralmente a David, pero siguió el plan establecido y los resultados iban a llegar pronto.
La temporada 97-98 estuvo marcada por el lockout, provocando que el inicio de la liga se atrasara a mediados de febrero. Los Spurs conseguirían el mejor récord del oeste empatados con los Jazz, pero la dominancia de los dos interiores del conjunto tejano era tal que solo perderían 2 partidos en todos los playoffs. San Antonio ganó a Minnesota en primera ronda (3-1), barrió a los Lakers y a los Blazers en semifinales y final de conferencia (4-0 a los dos) y conseguiría vencer a los Knicks de Ewing, que venían de sorprender en el este, colándose en las finales como octavos de su conferencia (4-1). El MVP de esas finales sería para el joven Tim Duncan.
Ganar la NBA no es tarea fácil, pero repetir campeonato está a la altura de pocos. Las siguientes temporadas, los Lakers de Kobe y Shaq iban a instaurar su mandato en la liga. Robinson se hacía mayor y vislumbraba el ocaso de su carrera perdiéndose muchos partidos importantes por molestias físicas a la par que Duncan también iba a perderse algunos playoffs.
Pero nuevamente, cuando la adversidad parecía invencible, los Spurs sacaron de la chistera a dos caras nuevas y venidas del extranjero que iban a causar un impacto repentino en el equipo: Tony Parker y Manu Ginóbili. De la mano de otros jugadores importantes como Bruce Bowen o Stephen Jackson y en la última temporada de David Robinson como jugador de baloncesto, los Spurs se llevarían el anillo batiendo a Phoenix, Lakers, Dallas y New Jersey (todos por 4-2), siendo Duncan de nuevo el MVP de las finales.
MVP de la liga en 1995, mejor defensor del año en 1992, máximo anotador de la 93/94, 2 oros y un bronce con la selección nacional y autor de uno de los cuatro cuádruples dobles (34p/10r/10a/10t), David Robinson culminó su carrera ganando su segundo anillo con los San Antonio Spurs, único equipo para el que jugó. Robinson fue un jugador honesto y trabajador, una fuerza de la naturaleza que aprovechaba todo su potencial físico para arrollar a cualquiera que se le pusiera por delante. Podríamos decir que fue la piedra angular de un proyecto que culminaría el “Big Three” formado por Parker, Ginóbili y Duncan y que daría múltiples anillos a la franquicia tejana.
Con su extenso resumen de premios individuales y colectivos y sus 20790 puntos, 10497 rebotes y 2594 tapones en su carrera, Robinson se ganó el honor de ser seleccionado para entrar al salón de la fama en el 2009.
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